jueves, diciembre 03, 2009

Cerca de 50 millones de norteamericanos pasan hambre


Erase una vez el sueño americano de una prosperidad compartida por todos, pero sucede que el cuento de hadas da lugar a la pesadilla. Cada día 49 millones de ciudadanos de los Estados Unidos (el 16% de la población) padece hambre, de los cuales 17 millones son niños (1). ¡Paso a las filas de espera en los comedores de beneficencia y en los despachos donde se proporcionan bonos de alimentos! La cifra no ofrece ninguna duda, aunque no ocupe ningún espacio en los medios. Ha sido establecida por Ministerio de Agricultura que publica esta estadística cada año desde 1995. De hecho, se trata de datos recogidos en 2008, superados después por la ola de paro que alcanza oficialmente al 10,2% de los que están en edad de trabajar (en realidad el 17% si se cuenta a los que tienen un empleo de varias horas al mes y por lo tanto son sacados de las listas contables de la miseria.) Porque, entre los hambrientos, el Ministerio revela también la presencia de trabajadores pobres, aquellos que a pesar de tener un salario viven por debajo del umbral de la pobreza.
Un niño de cada cuatro ha conocido privaciones alimentarias en 2008. Cuatro millones más que el año anterior. Son las familias con hijos las primeras víctimas de esta ola de pobreza. Un nivel comparable al de los años treinta, al principio de la gran depresión. Las mujeres y los niños son los primeros que caen en la exclusión, luego los negros y los hispanos. “Es impensable. Es como si viviésemos en un país del Tercer Mundo”, subraya Vicky Escarra, presidenta de Feeding America, la más importante organización de distribución de bonos de alimentos y de auxilio de urgencia. Para Tom Vilsack, el ministro de Agricultura, estas cifras son “una señal de alarma”, una consecuencia del hundimiento del empleo. Las sumas acordadas a principios de año por el presidente Obama a los niños que sufren malnutrición han sido insuficientes, y sin una política que genere empleo esta pesadilla no tendrá fin. El mismo Obama lo reconoce. Pero su plan de relanzamiento de la economía ha consistido en reflotar los grandes bancos responsables de la crisis financiera que desencadenó la tempestad. Una decisión que está en el origen de la angustia y de la cólera que acaba de costar al presidente un retroceso por debajo del 50% en los sondeos.
Su vicepresidente, Joseph Biden, comentó en tono de broma (2), en la televisión, la razón del desastre, recordando lo que su abuelo decía de planes de relanzamiento análogos: “Es el socialismo para los ricos y el capitalismo para los pobres.” El público se rio con él. Este extraño humor no ha levantado olas de protesta, tanta presión de las ideas dominantes ha llevado a la fatalidad. En nombre de la virtuosa libertad de empresa, el imperio capitalista no cesa de atacar al Estado providencia y la asistencia social que le privan de rentabilidad, para que Wall Street prospere, aún a riesgo de provocar la nueva catástrofe que traslucen las estadísticas del hambre. Las últimas noticias cuentan que se contrata personal en un sector primordial: el de los grupos de presión que acosan a los miembros del Congreso para que no voten una reforma del sistema sanitario desfavorablea los beneficios de las aseguradoras y de la industria farmacéutica. Todo no está perdido. El abuelo de Joseph Biden tenía razón…

(1) www.usda.gov
(2)Se puede encontrar el video de esta sorprendente entrevista en la página Huffingtonpost.com (18 de noviembre)

Jacques Coubard | L´Humanité

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