sábado, diciembre 26, 2009

Cuba: la última palabra la tenemos nosotros


Querido padre, hoy tengo nuevamente en mis manos tu carta de septiembre, por el décimo aniversario de tu injusto encarcelamiento, en la que nos dices que la última palabra la tenemos nosotros, y he decido hacer algunos apuntes para compartir contigo y con nuestros amigos en el mundo.
El escritor Uruguayo, Eduardo Galeano, describe el mundo que nos ha tocado vivir de la siguiente manera “Caminar es un privilegio y respirar una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos duermen con la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia”.
Esta es la descripción exacta de la sociedad que le ha tocado juzgar tu actuación, ante la necedad de un pueblo de protegerse del terrorismo del que ha sido victima por ya casi medio siglo, una sociedad para la que no somos un bien jurídico a proteger y por ende no podemos esperar justicia, ni procesos legales, estos diez años nos han demostrado que su sistema legal está diseñado para tenerlos eternamente presos. Pero hay algo que han perdido de vista los que tienen el control y es la fuerza del pueblo norteamericano el que poco a poco se dará cuenta del incremento de la injusticia en la sociedad irracional que le ha tocado vivir, se darán cuenta que llenar sus graneros, sentarse en silla de oro y consumir no pueden ser las palabras de orden, hay algo más allá y es el mérito al amor y a la grandeza y ese es el mundo por el que luchamos hoy donde el orden sea otro, donde las oportunidades sean para la mayoría y el fruto que recojamos sea la justicia y la paz.
Hoy cuando los pueblos se despiertan o son despertados por soñadores que hacen de la vida sueños y de los sueños realidades. Aquellos hombres y mujeres que llevan en si el decoro de muchos hombres, aquellos caminantes que siguen un camino toda la vida y aún después de la muerte, sigue su ejemplo dibujado en la Historia, hacen camino al andar, a ellos defensores del mundo de hoy y del mañana. Luchadores incansables por el derecho de soñar, reír, por los derechos de la vida y el bienestar, después de ganar la batalla por el regreso de ustedes Cinco a la patria, tendremos que hacerle un alto a la historia y con letras mayúsculas escribir estos hombres y mujeres del mundo, tienen un lugar especial en la historia universal porque marcaron la diferencia entre la ignorancia y la inteligencia, entre lo irracional y lo racional, entre un hombre vivo y un cadáver, entre lo justo y lo injusto, entre lo cierto y lo incierto, entre el terrorismo y el antiterrorismo que es marcarla entre el bien y el mal, se multiplicaran las Alicias, las Cindys, Los Rodys, porque son la luz y la luz siempre se abre paso en lo oscuro como diría nuestra amiga Arleen, se multiplicarán en el mundo quienes a base de sacrificio y nadando contra corriente han logrado que la verdad de los cinco se conozca en todos los continentes, como bien tu dices y será hoy y no mañana, sabes por qué tengo esa certeza, porque son muchos los mensajes que llegan a mi ordenador lo mismo en Francés, Ingles, Español y hasta en Creole, diciendo que ustedes regresarán, pero lo más importante, diciendo que hacen para lograr que ustedes regresen, este huracán de solidaridad cuando toque la tierra norteamericana será difícil de detener por los más desarrollados medios y monopolios de la información, sabes por qué, porque llevan la fuerza de la razón y de la justicia, que hoy está en la fronteras de Canadá y México y llegará al pueblo norteamericano, al que le pido que busque la verdad en el caso de los Cinco y como pueblo digno y honrado que es, exija justicia en este proceso.
Querido padre, hoy cuando han pasado once años de tu injusto encarcelamiento y de tus hermanos, hasta que llegue el momento en que hagamos el alto en la Historia Universal para escribir un documento que recoja la grandeza de esos hombres y mujeres que luchan por la verdad, quiero en tu nombre, en el mió y en el del pueblo cubano darle las gracias por demostrarnos que se puede luchar por un mundo mejor, donde sus frutos sean la solidaridad, la hermandad, la justicia y la paz, a todos ellos una y mil veces gracias por su empeño y por su amor, que ha sido capaz de engendrar la maravilla de creer sin lugar a dudas que la verdad triunfará.

Tu hijo
Jorgito

Jorge E. Jerez Belisario

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