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lunes, abril 17, 2017
Viglietti, voz de América
Elogiado por su amigo Eduardo Galeano como "voz armoniosa que hace temblar las paredes", en el cancionero de Daniel Viglietti conviven diferentes variantes estéticas.
Estética de la guerrilla
En el conjunto de la obra musical de Viglietti las composiciones dedicadas al movimiento guerrillero latinoamericano, ocupan un importante espacio de su producción artística; a veces la idealización romántica del héroe guerrillero y la reivindicación de su estrategia (para nosotros equivocada) como una forma de apostolado revolucionario, otras veces una perspectiva más realista del compromiso militante del guerrillero, atraviesan canciones como "Canción de Pablo", "Sólo digo compañeros", "Lamarca", y su versión de "Toma de Pando" (letra y música de la mejicana Judith Reyes) entre otras creaciones.
Capítulo aparte merecen sus canciones "guevaristas", dedicadas en homenaje a Ernesto "Che" Guevara como "Canción del hombre nuevo", "Canción del guerrillero heroico", y sobre todo "Che, por si Ernesto", la que posee a nuestro juicio estético la mayor relevancia poética.
Estética latinoamericanista
Otra parte destacada de su obra, está constituida por las canciones de corte latinoamericanista: basadas en un antiimperialismo fundamentado en el odio milenario de los pueblos latinoamericanos al colonialismo, al neocolonialismo; y al imperialismo norteamericano, desde una América Latina que aunque reconocidamente multicultural, ve en el indio al sujeto social de la opresión imperialista a lo largo de los siglos de la historia latinoamericana.
Todos estos son rasgos vibrantes y presentes en canciones como "Canción para nuestra América" donde el cantor pide: "Dale tu mano al indio", "Por todo Chile" candente homenaje al Chile de los cordones industriales, "Declaración de amor a Nicaragua" mito e historia en la gesta revolucionaria nicaragüense del 79, y "Milonga de andar lejos" que aunque abordaremos más adelante en la cuestión de la estética del exilio, sin embargo también vuelve sobre el tema de América Latina y el saqueo histórico, y donde se encuentra una hermosa personificación del continente: "los ríos son como venas de un cuerpo entero extendido, y es el color de la tierra la sangre de los caídos", que nos remite referencial y asociativamente a "Las venas abiertas de América Latina", de su amigo Eduardo Galeano.
Estética vanguardista
Aunque existen diversas composiciones vigliettianas con notables características vanguardistas ("De cabeza", "Idilío", "Canción bicéfala", "La mano impar", "Vaivenes", "Canción para armar") queremos destacar y jerarquizar algunas en nuestro breve comentario de su obra.
"Delinco" representa un atrevido intento por bucear en el inconsciente del "yo lírico", a través de una ramificación onírica de asociación libre, donde todo se confunde y se entremezcla en un fragmento de gran erotismo y sensualidad, donde la resonancia de las metáforas tienen la misma cualidad de la sinestesia simbolista; rasgo también presente en "Idilío", pero que sin embargo no son elementos dispersos de un raro ejercicio de experimentación, sino que halla su síntesis removedora en la enunciación del final: "pero el ojo de mis huesos mira siempre hacia lo humano"
En "Daltónica" Viglietti rinde un sentido y conmovedor homenaje al poeta de El Salvador asesinado por sus propios camaradas del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), Roque Dalton. Algunas de las imágenes de la canción resultan atrevidamente audaces y originales:
Tan bracito su poesía,
se levanta en los sensuales
laberintos marsupiales
y reparte polen rojo,
se abre en flor.
"Las agujas de un reloj", que nos cuenta al ritmo de un tic-tac sugestivo, la historia de amor, encuentro y desencuentro de las agujas de un reloj está marcado por un ritmo telúrico.
"Esdrújulo" evidencia notorias influencias de Violeta Parra, sobre todo de canciones como "Mazúrquica modérnica", aunque no deje de ser una composición de gran creatividad del cantautor uruguayo; el estribillo del final siempre nos resultó muy emotivo con respecto al horizonte de emancipación de los explotados y los oprimidos.
Cuando el pobrísimo tome las cúpulas
y los famélicos tomen las Áfricas
y los indígenas tierra amazónica
y los mecánicos tomen las fábricas
y los utópicos salgan del prólogo
y los daltónicos pinten lo nítido
y los chuequísimos bailen de júbilo
ya lo terrícola será libérrimo
cual ritmo cíclico de un canto esdrújulo.
Estética anarquista
Aunque en un pasaje de "Esdrújulo", Viglietti reconoce que en su creación artística aspira a: "Y con elásticas formas anárquicas tocar lo afónico que suene homérico"; es "Anaclara" el más conmovedor y sentido homenaje a las militantes del movimiento anarquista uruguayo y latinoamericano.
Inspirada en una anónima militante anarquista de los sesenta proveniente de una familia pequeña burguesa de Montevideo (según comentarios del propio Viglietti), constituye una de las más hermosas canciones de amor del cantautor uruguayo, atravesada por el espíritu de combatividad de la época: "Con un grafo ella escribe en las paredes resistir, bufanda rojinegra por la espalda" que nos hace recordar el apotegma guevarista de: "Endurecerse sin perder la ternura".
"Anaclara" rompe con la falsa disociación entre el compromiso revolucionario (asociado en algunas corrientes foquistas e incluso anarcosindicalistas con el rostro adusto y el ceño fruncido) y la idea del amor y la belleza.
Estética del oprimido
Es inevitable que las canciones dedicadas a los humillados de esta tierra, además de la rabia contestataria que las vertebra, estén matizadas con una profunda ternura, en "Negrita Martina" Viglietti casi susurra un canto de cuna a una niña negra pobre; en "Las hormiguitas" describe la comunión, la fraternidad y la solidaridad de las pequeñas hormigas que solo existen y sobreviven gracias a la pertenencia colectiva aún en las peores condiciones: "pero si encuentran el pie asesino, pica que pica lo atacarán".
Y además cuyo viaje circular (más que circular, espiral) de las hormiguitas resulta en la vibrante comparación final con uno de los posibles destinos de la humanidad: "es tan redondo como los ojos de un ser humano al despertar, es tan redondo como el planeta que vamos juntos a liberar".
En una de las canciones más queridas y populares de Viglietti, se cuenta la historia (no ficcional) de un tacuaremboense que al viajar a Montevideo buscando un mejor horizonte de progreso social, se encuentra con la miseria y el hambre de los cantegriles montevideanos (lo opuesto a los Countrys puntaesteños) destino final reservado para los parias del país.
Reversionada por la "Tabaré" entre otros, "El Chueco Maciel" constituye un homenaje sencillo pero combativo a uno de los escupidos de esta tierra, de los malcomidos y malqueridos por la sociedad uruguaya de los setenta; el chueco es así convertido en símbolo vivo de la opresión de clase en nuestro país, un verdadero mártir del pueblo pobre; pero también un llamado a los vivos que quedamos a que:
Los chuecos se junten bien juntos,
bien juntos los pies,
y luego caminen buscando la patria,
la patria de todos, la patria Maciel,
esta patria chueca que no han de torcer
con duras cadenas los pies todos juntos
hemos de vencer.
Matías Matonte
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