miércoles, noviembre 14, 2018

Cuba nunca estará sola

Las declaraciones a un medio de prensa del recién electo presidente brasileño, Jair Bolsonaro, donde expuso sus intenciones de romper relaciones diplomáticas con Cuba, así como la tergiversación de la verdad que hizo sobre los médicos cubanos que generosamente atienden y han atendido a millones de sus conciudadanos que antes no tenían cobertura médica, unido a la verborrea estrábica y errática del mitómano extremista John Bolton, asesor de Seguridad Nacional del emperador Trump, ha generado preocupación en algunos amigos de Cuba por la posibilidad de que, junto a otros políticos genuflexos de la región, se intente aislar a Cuba, política y económicamente del concierto de naciones que Martí llamó Nuestra América.
No dudamos que, de darse tal escenario, algunos sietemesinos políticos que hoy ocupan cargos públicos en países hermanos, se sumen a dichas pretensiones y se recrudezca la hostilidad del gobierno yanqui acompañadas “off course”, por el inmoral Luis Almagro, Secretario General de una organización desprestigiada aún, por desgracia, presente en el continente.
A unos y otros les recordamos -a los primeros de manera agradecida y a los segundos de manera firme e intransigente- que ya una vez la Revolución cubana se quedó sola, con la OEA y todos los que la integraban en contra, salvo las honrosas excepciones de México y Canadá, y nuestro pueblo nunca cedió, se rindió, o claudicó, sino al contrario, fueron más firmes sus convicciones y mayor la unión con sus dirigentes revolucionarios que en aquellos años.
Ahora al parecer, pretenden realizar un remake típico de los filmes yanquis, con la diferencia de que aquí los actores y los escenarios son reales y que las consecuencias afectaran a todos, a los que estamos dispuestos a morir para mantener nuestra independencia y soberanía, y los que entregarán hasta su alma al diablo a cambio de recibir, aunque sea, un roce en el hombro de su nuevo César.
Los cubanos no le tememos a nada, no es pueril alarde ni bravuconería barata, somos humildes, sencillos, entregados a los demás, capaces de morir por una causa justa en cualquier lugar del planeta sin pedir nada a cambio, de lo cual el siglo XX tiene experiencias sobradas, pero también somos férreos defensores de nuestra libertad y del derecho a elegir el camino que más nos convenga sin injerencias, chantajes ni imposiciones de nadie.
La historia de nuestro continente está plagada de invasiones, asesinatos, golpes de Estado, cruentos e incruentos, los que ahora vienen en su versión 2.0 -para usar un término moderno- realizados por los parlamentos o tribunales de justicia, o con el empleo de un elemento hasta ahora efectivo, la judicialización de la política, con el apoyo desmedido, descarado y vulgar de los medios de prensa derechistas, financiados, orquestados, planificados, dirigidos y aupados en todas las épocas, por los Estados Unidos de América.
Pero, así como los tiempos han evidenciado lo anterior, también han sido testigos de cómo los pueblos se alzaron más temprano que tarde contra estos gobiernos despóticos y por las armas o las urnas los mandaron al basurero de la historia.
Estos no son tiempos distintos, son actores distintos y un guion varias veces repetido. Para la izquierda, no hay otra opción que el combate político -en lo cual somos mucho más experimentados, éticos y consecuentes- aplicar una estrategia que impida a nuestros enemigos descabezar las organizaciones populares y sus líderes mediante las calumnias, las campañas mediáticas sucias y los manipulados y politizados entramados judiciales.
Los yanquis aprendieron la lección y rediseñaron la estrategia para liquidar a sus oponentes políticos, ya no los fusilan impunemente o asesinan físicamente, pues le temen a los símbolos en que se convierten para los pueblos oprimidos del mundo, prefieren hacerlo moralmente, es de más bajo costo y mayores beneficios, venden al verdugo como salvador de sus víctimas, mayor prueba de cinismo es difícil verla en la historia humana, como no fuera aquella en que los gladiadores del circo romano saludaban al César… “los que van a morir te saludan.”
Los norteamericanos y sus lamebotas presidencialillos latinoamericanos debieran recordar las palabras de Abraham Lincoln cuando dijo: “Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo…se puede engañar a algunos todo el tiempo…pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Cuba ha tenido, tiene y tendrá siempre su moral, dignidad y firmeza a la altura de las montañas en las cuales inició sus guerras de independencia, quien crea lo contrario sufrirá lo mismo que 12 administraciones norteamericanas, La Derrota, mientras tanto le aseguro, que Cuba nunca estará sola, no lo dude usted.

Rafael Andrés Álvarez Fernández
Cubadebate

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