domingo, febrero 21, 2021

Memoria viva de Liborio Justo. Entrevista a Mónica Justo


Mónica Justo, hija del apasionado militante de izquierda trotskista Liborio Justo, nieta del ex presidente Agustín P. Justo custodia el extraordinario archivo de fotos, cartas y documentos de su padre. En esta charla revela aspectos desconocidos de su vida genial 

 El 13 de agosto de 1932, en la revista Caras y Careta se anunciaba con grandes caracteres: "El hijo del Presidente de la República, peón de obraje. Aprendiendo cómo se ganan la vida los humildes, Liborio Justo, nacido entre todas las comodidades de la civilización, publicará en el próximo número “Cómo trabajé de peón en los obrajes del Alto Paraguay". Liborio Justo --que usó los seudónimos de Quebracho y de Lobodón Garra--, hijo del presidente Agustín P. Justo, es una personalidad extremadamente singular en la historia argentina del siglo XX, siglo que recorrió de manera activa casi de un extremo al otro. Nacido en 1902 y muerto en estado de perfecta lucidez ciento y un años después, Liborio Justo fue fotógrafo, viajero empedernido por regiones inhóspitas, lector voraz, peón de obraje, periodista ocasional, estudiante de medicina, ensayista, autor de ficciones, historiador, luchador político, creador de una de las primeras agrupaciones trotskistas en la Argentina, marxista convencido hasta el fin de sus días. Muy recientemente se han reeditado, en un solo volumen, dos obras de Liborio Justo: “Prontuario” (una autobiografía que sobre todo recorre su actuación pública y la evolución de sus ideas) y “La tierra maldita”, relatos de la Patagonia salvaje. Esta es apenas una porción minúscula de la producción intelectual de Liborio Justo, que por otra parte reunió a lo largo de los años un extraordinario material de archivo (parte de él fue donado a la Universidad de Campinhas, en Brasil). La menor de sus tres hijos, Mónica Justo, que reside en Londres desde la década del 70, se ha constituido de alguna manera en la salvaguarda de ese rico archivo que más temprano o más tarde encontrará su lugar en alguna institución del país o del exterior. En la siguiente entrevista Mónica Justo evoca, desde la perspectiva de una hija, a un personaje indiscutiblemente fuera de lo común. 
 ¿Cuál es la imagen que tiene de su padre, contrastándola quizás con su imagen pública?
 Mi padre fue siempre una persona muy reservada. Yo nací cuando él ya tenía cuarenta y nueve años y su vida política había marcado mucho su vida privada y familiar. Ser hija -esposa o hermana - de un revolucionario no es fácil; para mi padre lo más importante era su obra política y escrita. Sé que nos quería muchísimo pero a su manera. Le costaba expresar afecto, cariño. Trato de entenderlo: había nacido en 1902, en un ambiente militar, muy católico y conservador, educado en el Colegio Lasalle, su familia hubiera querido que siga la carrera militar. Y a la vez, como se bien se sabe, se rebeló frente a todo esto. Si, se rebelo contra su medio convirtiéndose en alguien muy distinto al señorito que se esperaba de él.
 ¿Cuando se produce el primer enfrentamiento de su padre respecto de su propia familia? 
 Fue un proceso… creo que sus años de estudiante de medicina fueron muy importantes, su participación apasionada en la Reforma Universitaria de 1919. Con esto empezó una toma de conciencia política que lo fue alejando de su medio. Además, ya desde chico, en el Lasalle, había declarado su ateismo. Después de tres años abandono la medicina y empezó un largo periodo de viajes, hizo varios viajes al sur - en un petrolero de la armada argentina recorrió las costas patagónicas hasta la Isla de los Estados, llego a las Islas Georgia del Sur con una comisión científica, navego en balleneros noruegos por los mares fueguinos, recorrió Misiones en lomo de mula ,se fue a trabajar como peón a los obrajes del Alto Paraguay –adonde se enfermo seriamente y tuvo que ser rescatado por su padre, entonces ministro de Guerra de Alvear, que le decía: “Sos de manicomio…!” Fueron muchos años de búsqueda, de evolución interna, de continuas lecturas y estudios También hizo el acostumbrado viaje a Europa pero lo que realmente le fascinaba era lo salvaje, la naturaleza agreste por eso adoraba el sur, estos viajes inspiraron luego La Tierra Maldita (así llamo Darwin a la Patagonia). Hizo también varios viajes a Estados Unidos, le parecía el modelo de democracia a seguir para América Latina. Gano una beca muy importante sobre ideas e instituciones de Estados Unidos y paso casi un año allá, fue el desencanto total, para colmo, en un viaje ulterior, durante la Gran Depresión del 30 este modelo de democracia mostró sus serias fallas (allí saco las fotos de Nueva York que yo encontré en un cajón adonde estuvieron casi 60 años!) y empezó a interesarse cada vez mas por el comunismo. Y entre tanto la actuación de su padre, su participación en el derrocamiento de Irigoyen fue, según él, el “acabose”, durante toda la presidencia de mi abuelo no tuvo ningún contacto con el. Fue la época en que se acerco a la Cuarta Internacional creando su partido trotskista, la Liga Obrera Revolucionaria. También fue la época de su famoso grito contra Roosevelt.
 Podría recordar esa historia? 
 Si, fue cuando Roosevelt vino en visita oficial a la Argentina, la primera visita oficial de un presidente norteamericano a un país de América Latina, durante una sesión de homenaje donde presidía mi abuelo, transmitida por radio por todo el país, se oyó una voz que grito desde un palco alto :”Abajo el Imperialismo!” Parece que mi abuela le había conseguido una entrada, si no supongo que no hubiera podido entrar. Y se dice que mi abuelo murmuro: ”Ese es Liborio…”En todo caso lo agarro la policía y lo llevo preso, se armo un escándalo, hasta salio en la revista Time en Estados Unidos, decía “the handsome son of President Justo heckled President Roosevelt”…Luego lo desterraron a una estancia en La Pampa por unos meses, mi madre lo acompañó. Supongo que para mi abuelo era un bochorno tener un hijo así pero para mi padre era también terrible ser hijo de fulano, de un defensor de los intereses de la oligarquía… por eso siempre uso sus seudónimos, recién en la vejez empezó a usar su verdadero nombre. 
 Su padre por otra parte también se casó fuera de su medio social. 
 Si, creo que ese fue igualmente un acto de rebelión de su parte. En vez de casarse con una aristócrata argentina con dinero se casó con una estudiante judía de familia intelectual pero modesta. Mis abuelos maternos se conocieron al llegar a la Argentina en 1905. Eran rusos judíos que, escapándose de los pogroms en Ucrania vinieron a la Argentina con uno de los planes de colonización del Barón Hirsh , se radicaron en Rivera, Provincia de Buenos Aires, adonde nació mi madre, Ana Dimentstein. (mi abuela era Lapaco) cuando mi madre era adolescente fueron a vivir a Liniers. Mis padres se conocieron en una fiesta del Partido Comunista adonde mi padre fue con el pintor Berni que era en esa época su camarada. La que era comunista era mi tía Cecilia y ella llevo a su hermanita menor a la fiesta, mi mama que era muy linda y en esa época apenas tenia 21 años. Cuando se casaron en el ’36 , él tenía treinta y cuatro y ella solo 21, el le llevaba 13 años. Estuvieron juntos 63 años, mas que una vida, dos, tres... ya dije antes lo difícil que es vivir con alguien para quien su obra política viene muy por encima de su vida privada y eso la hizo sufrir mucho a mi madre que era una persona muy cariñosa, en fin, tuvieron los altibajos de todas las relaciones sobre todo de una tan larga. Curiosamente, cuando en los últimos años mi madre se enfermo con Alzheimer, a el le surgió una ternura hacia ella que nunca había expresado antes… que complejas que son las relaciones humanas, no es cierto? 
 Y su padre y su abuelo se volvieron a ver?
 Si, cuando mi abuelo dejo la presidencia. A pesar de sus profundas diferencias ideológicas mantuvieron cierta relación. No todo era negativo, mi abuelo era un hombre culto, era ingeniero y había sido un buen militar (mi padre contaba que cuando enseñaba en el Colegio Militar les decía a sus estudiantes que no había que meterse en política…) pero según Liborio, lamentablemente se había dejado convencer de ocupar un lugar político, sucumbiendo como tantos, a la seducción del poder. Mi padre decía que aquellos que lo colocaron en ese puesto después aprovecharon para hacer mucho dinero… nada cambia, no es cierto? 
 ¿Y con su propia madre? 
 Tenia muy poco contacto también; mi abuela era muy católica, no recibió ningún tipo de educación, se caso muy joven y tuvo 7 hijos de los cuales solo 4 llegaron a adultos, los otros murieron de chicos. Otro hermano, Eduardo Justo, murió en un accidente de avión en Uruguay cuando mi abuelo fue a inaugurar el puente de Paso de los Libres, creo que en el 38. Curiosamente, mi padre, el mayor de los siete fue el ultimo en morir, a los 101. 
 Con respecto a sus padres, Liborio decía "no sé de dónde salí". De hecho tuvo una nodriza, una indiecita araucana huérfana que mi bisabuelo Bernal trajo de Carmen de Patagones, la Ñaña, que fue a parar a la casa de mis abuelos y mi padre quería mucho; hasta que murió conservó una foto de ella en su cómoda. Las historias de su madre el fortín de Carmen de Patagones, tal vez los cuentos de la Nana, de su abuelo, forjaron su gran admiración por los indios araucanos. Veía en ellos las cualidades más nobles de los nativos del país. Odiaba el Martín Fierro y toda la mentalidad que se refleja allí; ese tipo de cosas como "hacete amigo del juez". Lo detestaba.
 Fuera de su actividad política, una época significativa en la vida de Liborio Justo fue la de su viaje a Estados Unidos en el período de la Gran Depresión.
 Mi padre fue a Estados Unidos en el ’34 en medio de la Gran Depresión y no podía creer la pobreza, el desempleo, la hecatombe terrible que significaron esos años. Había un movimiento de izquierda norteamericano muy fuerte en esa época y el participo activamente en las manifestaciones y marchas diarias, conferencias y teatro política, un momento de efervescencia. Decidió comprar una maquina de fotos de segunda mano, una Voight Lander, y salio a registrar lo que veía. En esto, se adelanto de algunos años al gobierno Americano que pago a varios fotógrafos conocidos, entre ellos la famosa Dorotea Lange, para que registraran la gran crisis. El lo hizo solo y antes. Como escribió Abel Alexander en el catalogo de la exposición del Fernández Blanco, por una vez es un argentino el que registra la pobreza Americana y no el gringo el que fotografía la miseria latinoamericana. Por eso la Galería Howard Greenberg de Nueva York, se intereso tanto en las fotos y compro las copias de época. Yo aun tengo los negativos y copias modernas de muy buena calidad. Con el dinero de esta venta mi padre reeditó a los cien años su libro “Pampas y lanzas”, que estaba agotado.
Su propia vida, la de usted me refiero, que se fue muy joven de la Argentina y nunca volvió a vivir aquí, parece tener pocos puntos de contacto con la historia política y de pensamiento de su padre. 
 No, no es cierto que tenga pocos puntos de contacto con el pensamiento de mi padre. Me influyo muchísimo. Yo estudie sociología y me fui de la Argentina con el golpe de Ongania a estudiar a la Sorbona. Estuve allí en mayo del 68, me expulsaron, etc. Viaje por Medio Oriente, Marruecos antes de ir por unos meses a Londres donde conocí al argentino con quien luego me case. Ya era la época del 70, del proceso, como iba a volver? A que? Además, si hubiera vuelto probablemente no estaría acá contándole todo esto, hija de Liborio y con muchas conexiones con amigos que luego murieron o desaparecieron. Y luego fui echando raíces en Europa, aun así siempre hice un enorme esfuerzo económico por venir una o dos veces por año, para mi padre estos viajes eran muy importantes. Y también para mi. Creo que he redescubierto mis raíces argentinas a los cincuenta y pico de años. Todo lo que me importaba poco a los 18 cuando me fui. Mi padre nunca nos involucró en sus actividades políticas, para nada. Nos mando a colegios ingleses y nos dio una educación bastante burguesa. Quería que decidiéramos por nuestra cuenta lo que queríamos hacer con nuestras vidas. La mía, como la de tantos de mi generación, estuvo marcada por los periodos militares. Quien sabe cual hubiera sido mi destino si me hubiera quedado aquí. Para empezar no tendría los dos hijos y el nieto ingles que tengo y adoro. Esas son también ahora mis raíces… Me ocupo como puedo, algunos meses aquí y allá en Argentina, el resto del tiempo vivo mi vida de intérprete de conferencias que me ha llevado por todo el mundo y ha sido interesantísima. El hecho de haberme ido muy joven creo que finalmente fue una ventaja... Durante mi infancia no lo veía mucho, pasaba la mitad del tiempo en una plantación forestal que tenía en en las islas del Ibicuy, en el Paraná entrerriano, contaba que cuando yo nací tuvo que talar una hilera de álamos para pagar el hospital. En realidad, lo fui descubriendo de a poco, a lo largo de los años y de los viajes, fue como ir poniendo piezas en un rompecabezas … desde lejos aprendí a apreciarlo, así se dieron las cosas y tal vez fue para bien…Yo hice mi vida y el la suya…

 Mónica Justo básico 
 1948, Buenos Aires. Desde mediados de la década del 60 vive en Europa, donde trabaja como intérprete de conferencias internacionales para organizaciones como Naciones Unidas y el Foreign Office, entre otras. 

 Laura Falcoff 

 Publicado en Ñ, N°30, N° 21, 13 de enero de 2007

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