En las últimas semanas, el país caribeño ha atravesado nuevos incidentes en lo que respecta a la crisis migratoria causada por los desplazamientos poblacionales desde la vecina Haití.
Para empezar, una movilización xenófoba realizada por grupos ultranacionalistas como la Antigua Orden Dominicana reclamó al gobierno de Luis Abinader una mayor represión. Estos grupos derechistas buscan echarle la culpa de la crisis a los migrantes haitianos que son explotados en las plantaciones y discriminados día a día por su sola ascendencia extranjera.
El gobierno de la Republica Dominicana, en tanto, ha reforzado con efectivos militares un paso fronterizo con su vecino, tras un incidente en la frontera que acabó con un haitiano muerto a manos de un vigilante de la Dirección General de Aduanas. Recordemos que el gobierno ya ha construido –al estilo Trump- un muro en zona limítrofe.
Abinader busca un chivo expiatorio ante la crisis, marcada por una creciente inflación (más de 9% interanual) que golpea los ingresos de la población trabajadora.
La salida pasa por la unión de los trabajadores migrantes y nativos en la lucha contra los capitalistas y el gobierno. La semana pasada el país atravesó manifestaciones de los médicos quienes, a pesar de la represión policial sufrida, continuaron con las protestas contra la privatización del sistema sanitario y en reclamo de un aumento en los salarios y una mejora en las condiciones laborales.
Así como ataca a los migrantes, Abinader criticó a los médicos como “rebeldes sin causa que no están dispuestos al dialogo” según denuncia el Colegio Médico dominicano.
Santiago Martín Mayorga
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