viernes, diciembre 09, 2022

Pablo Milanés, hasta la victoria siempre

Corría 1982 y sobre las heridas de los secuestros, asesinatos y encarcelamientos de nuestros compañeros y compañeras la dictadura militar regó la sangre de los soldados que combatieron en la guerra de Malvinas y el Atlántico Sur. Entre mis amigos poetas, artistas, periodistas, la tristeza y la rabia hacían fermentar las ganas decir con palabras, imágenes, sonidos, tanto crimen e injusticia. Córdoba era una gran celda de centros clandestinos de detención, un gran cementerio con fosas comunes, un gran cuartel del Comando del Tercer Cuerpo. Y en aquel silencio de bocas vendadas comenzaron a circular furtivamente los casetes de La Nueva Trova Cubana, que podían copiarse y pasarse de mano en mano. Silvio Rodríguez, su lirismo, sus metáforas, nos gustaba a todos, pero cuando escuchamos a Pablo Milanés levantar su clara voz afirmando “Yo pisaré las calles nuevamente/ de lo que fue Santiago ensangrentada/ y en una hermosa plaza liberada/ me detendré a llorar por los ausentes”, sentimos que no solo hablaba de Chile bajo la bota de Pinochet, sentimos que queríamos volver a pisar también nuestras calles, las calles del Cordobazo ensangrentadas por la dictadura militar. Y empezamos a pisarlas animándonos a hacer hasta una performance callejera que se llamó “El Entierro”, basada en el cuadro El entierro de la sardina, de Francisco de Goya.

 Pablo y la revolución 

Pablo Milanés había nacido en Bayamo, Cuba, en 1943. Era adolescente durante la Revolución Cubana. Ya en 1966 fue enviado a un campo de trabajo en Camagüey -dentro de una unidad militar- del cual huye a La Habana, donde es encarcelado y luego enviado a un campo de castigo varios meses. Desde 1968 se liga al músico Silvio Rodríguez -con quien funda el movimiento de La Nueva Trova Cubana- y al trabajo cultural con Casa de las Américas; funda el taller de jóvenes cineastas enseñándoles música para poder hacer cine cubano de alta calidad. Sin embargo, nunca deja de observar y en la medida de lo posible denunciar los hechos que considera contrarrevolucionarios. 
 En 2010, ya en España, frente al encarcelamiento de disidentes opina en El Mundo: “Por eso he dicho que hace falta otra revolución, porque tenemos manchitas. El sol enorme que nació en el 59 se ha ido llenando de manchas en la medida en que se va poniendo viejo”. Era su poética manera de nombrar la necesidad de una revolución política contra la burocracia del castrismo: “…las ideas se discuten y se combaten, no se encarcelan”, dice en la misma entrevista con respecto al disidente Guillermo Fariñas.

 Pablo, poeta de estos tiempos

 Los mayores poetas son los que pueden mirar hacia el futuro, por eso se los llama videntes o visionarios. Pablo Milanés ha muerto físicamente ayer 22 de noviembre de 2022, en medio de las amenazas de armas nucleares entre grandes potencias, en la convalecencia mundial de la pandemia de Covid-19, frente a la crisis energética que intimida con dejar a naciones enteras sin calefacción para próximos inviernos, con un calentamiento global de desastres meteorológicos, con el agotamiento de recursos alimentarios, todo ello a merced de las empresas y los Estados del imperialismo capitalista. Por eso, hoy más que ayer valen sus palabras como una arenga revolucionaria a los activistas y militantes de todo el planeta: “La vida no vale nada/ si no es para perecer/ porque otros puedan tener/ lo que uno disfruta y ama./ La vida no vale nada/ si yo me quedo sentado/ después que he visto y soñado/ que en todas partes me llaman”.

Eugenia Cabral 
 23/11/2022

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