domingo, noviembre 17, 2024

Milei pretende privatizar el régimen electoral y los partidos


El anuncio del vocero Adorni acerca del régimen de comicios y de partidos políticos apunta a una privatización del sistema electoral argentino. Plantea la desaparición de los aportes estatales para campañas electorales y también de los espacios cedidos en los medios de comunicación. 
 En los dos puntos, hay que decirlo, Milei sólo se encarga de colocarle el último clavo al cajón. Por el lado de los espacios en los medios, el sistema electoral inmediatamente posterior a la dictadura otorgaba hasta media hora continua en horarios nocturnos -esto es, un programa televisivo completo a cada lista-. En cambio, las últimas campañas los redujeron a spots de 10 segundos. El mismo retaceo tuvo lugar con los fondos de campaña. 
 En contrapartida, el proyecto anunciado por el gobierno liberticida levanta toda restricción al financiamiento empresario a los partidos. Es, en cierto modo, un acto de transparencia: el dinero de las corporaciones capitalistas, que antes llegaba a sus partidos por medio de subterfugios -fundaciones, aportes “personales”- ahora podrá ser aportado sin ningún tipo de disimulos. Adorni anunció también que el piso de votos para preservar la personería política partidaria se eleva del 2 al 3 %. De su propia cosecha, agregó que de esa manera se terminarían los “sellos de goma”. El más grosero de estos sellos, sin embargo, es la propia “Libertad Avanza”, que en 2023 no logró constituirse como partido nacional. Los partidos distritales de LLA están comandados por gavillas de aventureros y arribistas, siempre dispuestos al portazo o a la pelea de rapiña por los recursos electorales. Un partido que se precie es una construcción histórica, no un caudal electoral circunstancial. 
 Pero el anuncio que más ha llamado la atención es la intención de suprimir a las primarias abiertas y obligatorias. Como ocurre con las demás cuestiones, los liberticidas venden el buzón de que están “haciendo historia”. Las PASO habían surgido como un recurso para afrontar la disgregación de los partidos históricos de la burguesía, luego de la bancarrota financiera y política de 2001. Las internas abiertas apuntaban a reagrupar a las fracciones de esos partidos en un régimen de votaciones sucesivas. Naturalmente, ese expediente administrativo no contuvo la fragmentación política, apenas la trasladó al ámbito del Congreso. Quienes llegaban en listas comunes, armonizadas por las PASO, terminaban armando bloques y subloques diferenciados. 
 Ahora, Milei va por el rumbo opuesto: apuesta a obtener un beneficio de la descomposición de los partidos históricos. Después de todo, él está sosteniendo su régimen de vetos y decretazos apoyado en esa desintegración. Una derogación de las PASO les impediría a las sucesivas fracciones del peronismo, el radicalismo o el macrismo ordenar sus disputas por medio del voto. Los desacuerdos, en ese caso, pueden abrirles paso a sucesivas rupturas. Del lado de Milei, no parece dispuesto a coaliciones o alianzas -ni siquiera con Macri-. Para los desprendimientos de los partidos opositores, el liberticida no ofrece otra salida que la de encolumnarse en la lista única libertaria. Con el dinero de Blackrock y Techint, y un sistema electoral a su medida, Milei espera asegurarse el medio término electoral. 
 Pero las manipulaciones y proscripciones pueden terminar como un tiro por la culata. El respaldo de los sponsors capitalistas está condicionado al éxito del negociado financiero que Caputo espera prolongar. Pero los negociados, por definición, terminan en una quiebra.
 En cuestión de horas y días, los dueños provisorios del mango y de la sartén, terminarán reducidos a un “sello de goma”, cómo ha ocurrido con el PRO y ocurre con el kirchnerismo. 
 De nuestra parte, en el plano de los derechos electorales, convocamos a vencer esa proscripción sumando miles de avalistas y afiliados. 

 Marcelo Ramal 
 16/11/2024

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