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martes, enero 02, 2018
Elecciones en Cataluña: nueva fase de la crisis política en España
El resultado de las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña ha significado una derrota política para el gobierno Rajoy. Ha sido desalojado de Cataluña tanto por el voto mayoritario para el nacionalismo catalán, como por el voto al nacionalista español, Ciudadanos, que redujo al PP de Rajoy a un 3% de la votación. El gobierno central permanece en Cataluña en virtud de una intervención violatoria de la autonomía catalana y de la prisión de los jefes políticos del catalanismo. El artículo 155 de la Constitución, que autoriza esa intervención, fue dictada en 1978 por el franquismo. Rajoy ha instalado miles de guardias civiles e incluso naves militares frente a Barcelona. Naufragó la expectativa de la coalición española PP-PSOE-Ciudadanos, de obtener una victoria del centralismo monárquico. En una votación fue record (82% padrón), las fuerzas republicanas independentistas sumaron 70 diputados contra 65 de las que tributan, de uno u otro modo, a la estatalidad monárquica.
Aunque Ciudadanos, un nuevo partido de derecha surgido de la crisis y las corruptelas enormes del PP de Rajoy, salió primero en el recuento individual, sus socios monárquicos – el partido socialista y el PP, fracasaron en forma estrepitosa. También cayó el centroizquierdista Podemos y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El desastre de Rajoy, el gran armador del golpe monárquico, y del socialismo, abre una crisis severa en el Estado y dentro de la derecha.
Del lado republicano, se colocó primero el partido del presidente Puigdemont, que se exilió en Bruselas luego de la disolución del Parlamento catalán. Segunda quedó Esquerra Republicana, que llevó como primer candidato al vicepresidente depuesto, Junqueras, preso en una cárcel de Madrid. Este resultado marca una derrota de la izquierda nacionalista frente a la derecha, cuando se esperaba lo contrario, dada la división enorme que la tentativa independista generó en la burguesía catalana y en la que opera en Cataluña. La CUP, calificada de ‘extrema izquierda’, se desmoronó de 10 a 4 diputados, contrariando las esperanzas de la militancia nacionalista que organizó comités barriales. El nacionalismo catalán necesita los cuatro votos de los diputados de la CUP para formar gobierno. El gobierno de Rajoy ya declaró que vetaría la asunción parlamentaria de los candidatos presos o con órdenes de arresto y que está dispuesto a mantener la intervención del estado central y llamar a nuevas elecciones para junio. Él mismo ya practicó durante largos meses este sistema de gobernar sin mandato, cuando no consiguió la mayoría parlamentaria en el Estado español. La permanencia de este régimen de excepción en Cataluña (gobierno intervenido) revela que a nivel del estado central y del PP no ha habido acuerdo para promover una reforma constitucional, que reclama el resto de la oposición, que establezca mayor autonomía política a las comunidades nacionales.
En su discurso de fin de años, Rajoy sostuvo que “la única sombra que se cierne (en España) es la inestabilidad en Cataluña”. Pavada de ‘sombra’, cuando es el primer estado en importancia económica y desarrollo industrial. España no ha recuperado el PBI anterior a la crisis de 2007, a pesar de las enormes subvenciones estatales y el derrumbe del ingreso de los trabajadores. Los indicadores (nivel salarial, desocupación, precarización laboral, etc.) están muy por debajo de 2007.
Rajoy se ha atrincherado en una posición ultimatista, porque una salida del PP del gobierno llevaría a la mitad de sus dirigentes a la cárcel por corrupción, y pondría fin a esa rémora del franquismo. Una elección constitucional por Cataluña sería seguida por elecciones generales en España. Rajoy se encuentra acorralado en su inmovilismo. Una salida excepcional lo podría ofrecer un acuerdo con la burguesía de Cataluña, ahora que la derecha catalana le arrebató la primera posición a la izquierda. Es lo que seguramente están discutiendo las grandes corporaciones y la Unión Europea. El triunfo del PdeCat sobre sus aliados nacionalistas destruye todas las ilusiones y la demagogia que ha desparramado la izquierda catalana acerca del carácter históricamente progresivo del nacionalismo catalán. Esta izquierda rompió el frente electoral con el partido de la burguesía con la certeza de que los resultados le darían la mayoría, por lo que el revés no podría ser mayor. Un gobierno de Puidgemont o el equivalente a él, será un gobierno de ajuste y guerra de clase contra los trabajadores, y de pacto con el estado central. Un desbarranque similar sufrieron Podemos y la intendenta Colau, los ex indignados que no han sido capaces de plantar batalla por la República para toda España.
Una parte significativa de la clase obrera habría votado a Ciudadanos, porque no está atada al romanticismo nacionalista: viene de otras partes de España y ha sufrido todos los ataques capitalistas de los gobiernos nacionalistas. Es claro que es víctima de una gran confusión política y de la ausencia de una alternativa política propia – Podemos no es más que una camarilla de arribistas universitarios. El voto anti-nacionalista de la clase obrera pone en orsai a los nacionalistas de izquierda como Izquierda Socialista o el MST, que caracterizaron a la crisis catalana como prerrevolucionaria y al nacionalismo como parte del campo progresista de la barricada.
La posibilidad de que la crisis en Cataluña derive en un planteo de reforma constitucional a nivel de todo el estado será una oportunidad para propagandear y agitar por una Asamblea Constituyente libre y soberana, el fin de la monarquía y el establecimiento de la República, el derecho a la autodeterminación nacional, la nacionalización sin pago de toda la banca y de todo el capital rescatado con fondos públicos; por la derogación de todas las contrarreformas laborales y previsionales, el salario mínimo igual al costo de la canasta familiar; la ciudadanía inmediata para los inmigrantes, por un una Federación Socialista de toda España.
Elecciones del 21/12/17 en Cataluña
Independentistas: JxC (34 bancas) +ERC (32 bancas)+CUP (4 bancas): Total 70 bancas
No Independentistas: C’s (37 bancas)+PSC (17 bancas)+En Comú (8 bancas)+PP (3 bancas):Total 65 bancas.
Para formar gobierno se necesita un mínimo de 68 bancas.
Rafael Santos
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