sábado, abril 25, 2020

A 105 años, en todo el mundo se conmemora el genocidio armenio



El Estado turco aún niega su exterminio fundacional.

Como todo 24 de abril la comunidad armenia recuerda el genocidio perpetrado por el Imperio Otomano (actual Turquía) en 1915 bajo el ascendente gobierno de los Jóvenes Turcos: un sector ultranacionalista que buscaba homogeneizar y preservar al Imperio Otomano, en medio de una serie de desprendimientos nacionales (Balcanes) y en vistas a la conformación de un Estado moderno, que daría surgimiento al Estado turco.
La detención de unos 250 dirigentes culturales, religiosos y políticos, el 24 de abril de 1915, se considera como el punto de partida en la ejecución de un plan de exterminio masivo, sistemático y premeditado dispuesto por el gobierno otomano para aniquilar a la población armenia y así terminar con sus aspiraciones de emanciparse del yugo otomano y convertirse en una nación con su propio Estado.
A los primeros 250 detenidos siguieron otros 600. El reclutamiento forzoso de todos los hombres (armenios) que pudieran sostener un fusil (incluidos niños) era utilizado para desarmar una eventual resistencia armenia, condenando a los conscriptos a tareas forzosas y a ejecuciones. El resto de la población de mujeres, niños y ancianos, fue sometida a las órdenes de deportación, en las que se obligaba al conjunto de esta población a interminables marchas de la muerte por el desierto custodiadas por el ejército otomano. También se sucedieron masacres enteras y todo tipo de vejaciones inhumanas seguidas de ejecuciones sin ningún miramiento.
Aun al día de hoy, el Estado turco niega la naturaleza de lo sucedido asegurando que se trató de “desplazamientos humanitarios” con motivo de la Gran Guerra y que las muertes se debieron a peleas entre etnias y a las consecuencias de la guerra.

“¿Quién se acuerda del aniquilamiento de los armenios?”

El saldo total de muertes se calcula en 1.500.000 armenios, lo que dejó una población diezmada en el territorio del actual Estado armenio y una diáspora inmensa repartida por todo el mundo. Actualmente unos 3.300.000 de personas habitan en territorio armenio, sumadas otras 140.000 de la región de Nagorno Karabaj –actualmente bajo control armenio, en medio de una disputa bélica de 30 años con Azerbaiyán tras el desmembramiento de la URSS- pero el grueso de la población armenia se encuentra en su diáspora, que asciende a unos 8.000.000 de personas en distintos países del mundo, entre los que se destacan Rusia, Estados Unidos, Francia, países de Medio oriente y Argentina (150.000).
La liquidación del pueblo armenio se presentaba como una de las consecuencias necesarias del nacimiento de un Estado turco “moderno” que terminaría de delinearse bajo el mando de Mustafá Kemal Atatürk, como representante de la burguesía autóctona. Un reconocimiento de lo sucedido con el pueblo armenio hubiera significado cuestionar las bases fundacionales de ese mismo Estado, incluida la colaboración de Atatürk con los Jóvenes Turcos y a la mayor parte del personal y funcionarios del nuevo Estado y su gobierno.
Al genocidio armenio le siguió la práctica negacionista del Estado turco, que durante los últimos 105 años se ha empeñado en desconocer los horrores que llevaron a su origen.
Tal fue el empeño que el propio Hitler se valió de la experiencia de con los armenios para justificar sus acciones sobre el pueblo judío, con su frase en 1939 “¿Quién se acuerda del aniquilamiento de los armenios?”.
La causa armenia, que brega por el reconocimiento internacional del genocidio, ha avanzado mucho en los últimos años logrando el reconocimiento oficial de unos 29 países, entre los que se encuentra Argentina. El pasado 30 de julio del 2019 fue reconocido por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, sin embargo el gobierno de los Estados Unidos, y su actual mandatario Donald Trump, aun no reconocen el genocidio. EEUU mantiene todo tipo de acuerdos políticos y militares con Turquía, con quien comparte la participación en la Otan.
El pueblo armenio había sido víctima en el pasado de distintas masacres y matanzas pergeñadas por el Imperio Otomano, sin embargo los hechos de 1915 marcaron un salto en calidad en las aberraciones. Más tarde el estalinismo también hará sus estragos en la división caprichosa del territorio armenio y en el abandono de toda lucha por el reconocimiento del genocidio, desde sus gobiernos satélites en la zona.
El Estado turco, heredero de aquel genocidio, lleva a cabo actualmente una masacre contra el pueblo kurdo, dentro de sus fronteras y en el norte de Siria. El gobierno de Erdogan desarrolla también una política de represión y persecución de las luchas obreras, incluyendo la ilegalización de huelgas como la de los metalúrgicos.
A 105 años del genocidio armenio, no olvidamos y condenamos el negacionismo del Estado turco y las grandes potencias.

Marcelo Mache

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