lunes, abril 20, 2020

La impotencia del Grupo Puebla



El viernes 10 se realizó un plenario –por videoconferencia- del Grupo Puebla, organismo creado en el 2019, pretendiendo representar a gobiernos y fuerzas iberoamericanas que se reclaman del “progresismo” latinoamericano. Pueblo surgió en contraposición al Grupo Lima de presidentes latinoamericanos –Bolsonaro (Brasil), Piñera (Chile), Áñez (Bolivia), Vizcarra (Perú), etc.- alineados directamente con la política guerrerista del yanqui Trump contra Venezuela (y Cuba).
¡Pero Alberto Fernández, principal animador del plenario participa de los dos grupos!
Junto a los expresidentes Lula y Dilma Roussef (Brasil), Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Daniel Martínez (excandidato a presidente por el Frente Amplio de Uruguay) y otros se fijaron como objetivo discutir las medidas a adoptar en el continente frente a la emergencia de la pandemia y la crisis económica.
Una parte importante de los presentes son expresidentes destituidos por golpes “cívico”-militares (Paraguay, Brasil, Bolivia). Es un remake, disminuida y devaluada, de lo que en su momento fue el llamado Foro de San Pablo que reagrupó a las fuerzas nacionalistas burguesas y centroizquierdistas, muchas de las cuales llegaron posteriormente al poder. Estas terminaron siendo desalojadas sin haber transformado la realidad productiva de sus países, pagando en todo este período la deuda externa y convivido con la penetración imperialista.
El pseudo progresismo de Puebla no pasó de la retórica. Denunció el bloqueo yanqui a Venezuela, pero no adoptó ninguna medida concreta de solidaridad.
Todos coincidieron en que es necesario aplicar recursos importantes para fortalecer los sistemas sanitarios colapsados, tras la oleada neoliberal que los debilitó. Pero cuando estaban en el gobierno también bajaron los presupuestos estatales para la salud (Dilma Rousseff, etc.). Reconocieron que esos recursos en la actualidad estan dirigidos a pagar las deudas externas. Latinoamérica en su conjunto tiene una deuda igual al 50% del Producto Bruto continental, que la está desangrando y sumergiendo a los pueblos en la miseria. Pero no se planteó no pagar la misma para dirigir esos fondos a la salud pública y a sacar a las masas explotadas de la desocupación y el hambre. Por el contrario, todos ellos ejecutan o acompañan políticas de ajuste, dictaminadas por el FMI, contra los trabajadores.
El Grupo Puebla se limitó a lloriquear para que el capital financiero imperialista condone parte de las deudas y postergue su pago. Los firmantes solicitan a las Naciones Unidas que "a la mayor urgencia convoque a la Asamblea General para discutir una resolución que proporcione el marco legal internacional para llevar a cabo esta estrategia efectiva de condonación de la deuda externa de América Latina y fomentar el proceso de reestructuración con los acreedores privados”.
Solicitan una prórroga a las instituciones de crédito usurero-imperialistas (FMI, Banco Mundial, etc.), pidiéndoles que medien para reestructurar las deudas con los pulpos financieros (Black Rock, Templeton, etc.).
El Grupo Puebla llamó a una emisión sustantiva de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI para ayudar a los países más endeudados.
Los DEG son una moneda virtual, cuyo valor está fijado a través de una canasta promedio de media docena de divisas “fuertes”, que solo el FMI puede “crear”. Para ello se necesita la autorización de los estados socios del FMI, donde los yanquis tienen una fuerte mayoría accionaria. La entrega de DEG sería proporcional a los aportes que cada país haya realizado al FMI. No requiere de ningún requisito, ni ajuste previo. Esos DEG sirven para reforzar las reservas enclenques de los países atrasados, que los pueden trocar por dólares o euros a los bancos centrales imperialistas. Pero… ya Donald Trump dijo que él no está de acuerdo en crear DEG... para no favorecer a países bloqueados como Venezuela e Irán.

¿Se acabó la iniciativa del Grupo Puebla?

Propuestas en favor de un salario mínimo -y otros similares- para que la población enfrente la crisis fueron absolutamente genéricas sin plantear monto alguno. Lo que se llama un saludo a la bandera.
El encuentro del Grupo Puebla fue funcional a la política de subordinacion al FMI y de renegociación de la deuda que lleva adelante Alberto Fernández. Plantearon: "Solo el Estado está en condiciones de enfrentar la epidemia” que, en boca de Alberto Fernández, colocado como figura central de la reunión, afirmó que “sólo la sociedad organizada puede superar esta crisis”. Lo que significa un planteo corporativo de reforzamiento de un régimen bonapartista. Alberto Fernández gobierna por decreto, tiene virtualmente prohibida la actividad sindical, se mueve a través de acuerdos con las burocracias sindicales impidiendo la libre expresión y acción de la clase obrera.
“Esta crisis no tiene otra salida que la integración latinoamericana y caribeña…”, afirma la declaración final. Y agrega que “los progresistas que gobernaron hace una década y de manera simultánea a la región supieron integrar a los países no sólo con tratados comerciales, sino desde la solidaridad y la cooperación, económica, política, cultural y del conocimiento, pero los gobiernos de derecha retrocedieron en ese proceso”. Pero esto fracasó: se hundió el Unasur, el Alba, el Mercosur.
El Grupo Puebla protesta por “la total omisión de la OEA en la gestión de la crisis del Covid-19”. Pero la OEA, más que nunca, es el ministerio de colonias –al decir del Che Guevara en su época- del imperialismo yanqui. Facilitó el golpe de Áñez contra Evo Morales y es soporte de los intentos de golpe e invasión yanqui sobre Venezuela. La reelección de Almagro, como secretario general de la OEA, es un apoyo importante a la política de Trump y sus amenazas intervencionistas.
La integración –vital- de Latinoamérica no podrá ser resuelta en combinación con la ONU, la OEA, los estados imperialistas y los grupos financieros. Sino contra ellos. Las burguesías nacionales (y sus sucedáneos pequeñoburgueses y/o frentepopulistas) han sido incapaces de lograr esta unidad continental.
Los trabajadores y campesinos de América Latina tenemos una lucha común contra un enemigo común: el imperialismo yanqui (y demás imperialismos) y las clases burguesas cipayas que hacen frente común para compartir la explotación semicolonial de sus países.
El llamamiento que realizó el FIT Unidad a organizar una Conferencia Latinoamericana de la Izquierda y el Movimiento Obrero tiene plena vigencia. Es necesario reagrupar en un frente único a las organizaciones y corrientes que están enfrentando los planes de ajuste.
La convocatoria del FIT-U propone un claro programa antiimperialista y anticapitalista, que culmina estratégicamente con la lucha por la Unidad Socialista de América Latina.
Un frente de lucha de la izquierda continental puede constituir un polo independiente frente al Bloque de Lima y al Grupo Puebla.

Rafael Santos

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