sábado, noviembre 21, 2020

Fernández y Lacalle Pou, más allá de la grieta


El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou y el presidente argentino Alberto Fernández compartieron un asado en Colonia en el que, según el canciller charrúa Francisco Bustillo, se hablaron “solo generalidades”. Con el encuentro, interpretan los medios, se busca relanzar una relación que se había enfriado en los últimos meses (Fernández no asistió a la investidura del mandatario uruguayo). 
 Las “generalidades” de la reunión se tradujeron en la falta de cualquier definición sobre aquellos puntos controvertidos de la relación bilateral, como la política que se está dando Uruguay para atraer -vía mayores facilidades impositivas- inversiones argentinas. O la crisis del Mercosur, donde Uruguay -actual presidencia pro-témpore- promueve la firma de tratados de libre comercio entre el bloque sudamericano y China y Estados Unidos, y amenaza con avanzar en acuerdos bilaterales propios si aquello no prospera. 
 En ausencia de definiciones sobre los puntos críticos, queda apenas una vaga referencia de Alberto Fernández tras el encuentro a “trabajar juntos para que la región vuelva a unirse, respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza”.
 Esta superación de la “grieta” entre regímenes “nacionales y populares” y derechistas ya conoció un capítulo respecto a Venezuela, donde tanto el gobierno argentino como el uruguayo suscribieron el informe Bachelet que condena al país caribeño por violaciones a los derechos humanos, en lo que es en verdad solo una pantalla de la campaña golpista de Donald Trump y los Estados Unidos contra ese país.
 Al mismo tiempo, ambos mandatarios han saludado el triunfo de Joe Biden, llegando a calificarlo Fernández como un “cambio de época” para las relaciones con América Latina. Biden, sin embargo, reasegura la continuidad del sometimiento para el subcontinente. En sus tiempos como senador, respaldó la guerra de Malvinas, la invasión de Afganistán y de Irak.
 Digamos aquí de paso que la transición norteamericana deschava al Grupo de Puebla. Mientras Fernández se esmera por conseguir un contacto telefónico con el presidente electo, el mexicano Andrés Manuel López Obrador dilata el reconocimiento del demócrata debido a sus lazos con Donald Trump. Dos caras de un mismo sometimiento.
 Otro punto de contacto entre las dos orillas del Plata es el ajuste. Mientras Fernández prepara el ajuste fiscal, la suba de tarifas y una nueva fórmula jubilatoria que perjudica a los jubilados, en aras de lograr un acuerdo con el FMI, en Uruguay la coalición que encabeza Lacalle Pou ha impuesto una Ley de Urgente Consideración que avanza en un recorte del gasto público y en el cercenamiento del derecho a huelga. 
 La clase trabajadora necesita emerger como un polo político independiente a los dos lados del anchuroso río. 

 Prensa Obrera

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