domingo, noviembre 29, 2020

Largo Caballero, la memoria (y el proceso contra el POUM)


Cuando un personaje como Abascal declara que el cine español se encuentra en la “extrema izquierda”, está sin duda pensando quizás especialmente, en la batalla de las interpretaciones que ha encontrado en este terreno un escenario de primera línea que expresa la realidad de un movimiento social que irrita a los apologistas de la dictadura y el crimen. Después de los años de la apología de la Cruzada, se fue imponiendo una evolución desde la “España nacional” que se fue ajustando al discurso reformista. Esta variación fue representada por el inefable Ricardo de la Cierva, ministro de la UCD luego militante del PP, que aprovechó a fondo todo las enormes infraestructura del “viejo régimen”, para comenzar a tratar de ajustar cuentas pero sobre todo para dejar claro que el franquismo había situado a la izquierda obrerista de los años treinta en una situación en la que no podían aspirar a mucho, sí acaso a gestionar el sistema olvidando su programa original, como fue el caso del Carrillo “hombre de Estado” y del PSOE recreado en Suresnes.
 Obviamente, a la derecha se le hizo necesaria una puesta al día de una bibliografía sobre la que no había hecho más que crecer el desprestigio. De hecho, después de la victoria Aliada, la dimensión fascista fue sustituida por la anticomunista, la empleada de comodín de todos los regímenes de tipo fascista como lo fue el de Videla o Pinochet, ambos discípulos aventajado del mito de 19 julio del 36: que venían los comunistas. Un mito que Herbert J. Southwood destruyó al detalle ya que, por aquel entonces, el movimiento comunista internacional había renunciado a cualquier proyecto revolucionario. De hecho, los célebres “procesos de Moscú” encajaban en los planes de Stalin en un doble sentido: de un lado exterminaba toda oposición llamada “trotskista”, de otro demostraba a las potencias liberales que nadie, y menos que nadie los comunistas, querían la revolución. 
 Se desarrolló toda una puesta al día en el que el “bando nacional” trataba de confundir con los Aliados más anticomunistas, tratando de subrayar el carácter revolucionario del bando republicano, en definitiva buscando puntos de encuentros con el neoliberalismo que entendía a Franco como un “autoritario” y al comunismo como un “totalitarismo”… Una medida financiada pródigamente desde la FAES, con autores como Pío Moa y Stanley Payne y buena parte del imperio mediático que asumía una nueva historia oficial: la monárquica con una derecha (PP) y con una izquierda (PSOE). La finalidad central era reforzar una nueva derecha “sin complejos”, que no aceptaba ninguna “superioridad moral” de la izquierda con la ayuda de la rampante historiografía neoliberal. Se asienta en la equidistancia inherente a la nueva “historia oficial”. Desde esta la derecha “nacional” tuerce el bastón negando que la República fuese realmente una democracia, afirmando que resultó desbordada por el “totalitarismo” izquierdista en el que el PSOE (Largo Caballero), el “estalinismo” y la “extrema izquierda” se dan la mano. 
 Es la excusa del PP para no condenar el franquismo, antes –dicen- habría que condenar los de 1934, el 6 de Octubre catalán. Por cierto, una fecha que se convirtió en un ejemplo de “lo que no había que hacer” del catalanismo conservador según el cual Cataluña había sido “oasis” agredido por los extremos, una perspectiva que ha cambiado radicalmente con la irrupción de un proyecto republicano nacional y social catalán. Este esquema fue asumido por una nada despreciable “intelligentzia” ex-izquierdista –la de los arrepentidos- de la que Fernando Savater sería el ejemplo más claro que ha caído en el área de “superación de los odios” que predica Ciudadanos. Se trata de un revisionismo que la guerra, el franquismo y su herencia resulten olvidados, y de paso que los de la “Memoria histórica” acaben de “dejar de tocar los cojones” como proclamó el último directo de TVE en nombre del PP. Pero para nosotros la “batalla de la interpretación” sigue siendo la más importante y bajo ningún pretexto podemos permitir que el legado franquista sigue como el punto de partida de un conglomerado en cuyo vértice está la Casa Real, y su expresión más militante y esperpéntica, VOX. Y uno de los primeros deberes del “nuevo régimen” fue contar con su propia “historia oficial”. Y lo primero que dejaba claro lo dijo precozmente el que había sido Octavio Paz en 1987: “al final de cuentas, la guerra civil la había ganado la monarquía”, una monarquía agradecida que tuvo un paréntesis con Franco que fue un “monarca absoluto” como ninguno. 

Pepe Gutiérrez-Álvarez

 Anexo Declaraciones de Largo Caballero, Araquistáin y Federica Montseny 
 Declaración de Francisco Largo Caballero. 

 Defensor. — ¿Vd. era presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra, cuando los sucesos de Mayo?
— Sí, señor.
 — Recuerda que alguna vez el Subsecretario Sr. Llopis le hablara de haber tenido una conferencia telefónica o telegráfica con Barcelona precisamente con el Subsecretario de la Presidencia de la Generalidad, Sr. Martín Rouret?
 — No hago memoria de eso. 
 — Las informaciones que Vd. recogió acerca de los sucesos de Mayo, ¿le inducían a creer que el POUM era el que habla provocado? 
— No me inducía a creer eso. Los sucesos de Barcelona me inducían a creer que lo que había estallado era la pugna que existía entre todos los elementos políticos de Cataluña y especialmente en Barcelona, que ya hacía tiempo estaba efectuándose.
 — ¿Vd. cree que los sucesos de Mayo eran una cosa antirrepublicana en que se tendía a derrocar el régimen? 
— De ninguna manera; no tengo ningún dato de eso. 
 — ¿A Vd. le ha sido pedida, según ha manifestado en algún acto público, la disolución gubernativa del POUM?
 — Sí. Fiscal.
 — ¿En qué época? 
— Debió ser hacia el 10 de Mayo, poco antes de la crisis. 
— ¿La contestación de Vd…?. 
— Yo me negué a disolver; no el POUM, sino cualquier otro organismo político o sindical. Yo no lo disolvía gubernativamente. Le manifesté que llevaba cincuenta años trabajando para que no se pudiera disolver de manera gubernativa ninguna organización, y que si había alguna organización que faltase a la Ley, que la llevase a los Tribunales y que éstos, por sentencia, hiciesen lo que tuvieran que hacer. — ¿Alguna conferencia telefónica sostenida por Vd. oficialmente, fue saboteada o interrumpida en la Telefónica, antes de los sucesos de Mayo? 
— Generalmente, en aquellos tiempos, no con Barcelona, con cualquier Sitio donde se telefoneaba, había siempre dificultades. No en casos concretos. En general, casi todas las comunicaciones que había de tener resultaron, no diré yo boicoteadas, pero que había dificultades para realizarlas. Pero así, concretamente las de Barcelona, no.
 — ¿Ni que por ese motivo se diera orden le incautación desde el Gobierno Central? 
–No tengo conocimiento de que porque no hubiera podido comunicar por teléfono se diese la orden de incautación. Noticia ninguna. 
— Vd. recuerda, cuando Don Virgilio Llanos fue enviado aquí como Comisario del Ejército del Este, que se le dijera que había de tener mucho cuidado con las fuerzas militares del POUM, como recomendación especial?. 
— Yo, por mi parte, no le dije nada. 
— Vd. tenía un Secretario llamado Aguirre. Vd. cree que éste ¿Pudo hacerlo por sí? Me extraña que el Secretario particular mío dijese a una persona que viniese aquí que tuviera cuidado no con el POUM, sino con nadie. No tenía por qué decirlo. ¿Vd. recuerda a alguno de los encartados, aunque no por su fisonomía, sí por sus nombres, como militantes antiguos en las organizaciones obreras?
—Si, a Andrade, a Gorkin,..
 –Conoció a Andrés Nin?
– A ese le conocí yo, porque pertenecía al Partido socialista aquí, en Barcelona e hicimos juntos campaña de propaganda hablando él en catalán y yo en castellano, por todas las provincias de Cataluña. –¿Vd: tenía a algunos de estos, los tiene, como posibles simpatizantes del fascismo? ¿En su concepto particular de Vd.? .
 — En mi concepto… que son unos intransigentes en sus ideas y que luchan por ello… Pero por otras cosas, no. 
 — De la organización del Ejército, las Divisiones ya formadas mientras Vd. fue Ministro de la Guerra, ¿dependían del Mando Militar o de sus organización políticas?
–— Según donde fuese. 
 — Me refiero a Cataluña.
 — En Cataluña hasta cerca de Mayo, dependían de sus organizaciones, Ya para antes de la crisis se estaba normalizando todo. No faltaba más que el nombramiento de mandos para que ya se encuadrase todo el Ejército que había en esta parte en el Ejército general y estuviese siempre a disposición de la República. D. 
— ¿Esto se consiguió antes de la crisis? 
 — Si; ya estaba. No recuerdo ahora como se llama el que era Comisario de Defensa. Yo estaba tratando de eso y estaba ya simplemente para hacer los nombramientos de mandos. 
— En la época anterior, cuando ellas dependían de sus organizaciones políticas, ¿la fuerza militar del POUM, era más grande, en relación con la que suponían todas las demás organizaciones? 
— Eso no lo recuerdo yo.
  Fiscal. Recuerda Vd. que el primer Gobierno que se constituyó, presidido por Vd. en Septiembre del año 36, el día 4 de ese mes, hasta el día 18 de Septiembre, el Gobierno de Vd. por su composición por su programa, como por su sabotaje sistemático contra Cataluña, ¿constituía un freno al desarrollo progresivo de la revolución y, por tanto, en la lucha contra el fascismo? 
— Tengo que rechazar la palabra sabotaje… Presidente. 
— El Sr. Fiscal, hace la pregunta, refiriéndose a algo publicado por algún periódico… 
— Los periódicos podrán decir lo que quieran. El Gobierno no hacía ningún sabotaje ni a Cataluña ni a nadie.
 — ¿Vd. lo rechaza entonces? 
— En absoluto.
 — ¿Eso lo pueden hacer los fascistas?
— Los fascistas o los equivocaos. He leído en algunos periódicos que no eran fascistas cosas censurables del Ministro de la Guerra, y no eran fascistas.
 — Estas mismas palabras —para que el testigo sepa que no es el Fiscal el que procedió así— son las que contiene la primera de las resoluciones del Comité Central del POUM del día 17 de Septiembre de 1936. ¿Recuerda Vd. que al constituirse el Gobierno segundo de Vd. con los compañeros de la CNT, la prensa internacional reaccionaria y fascista atacó con gran saña a ese Gobierno? 
— No recuerdo; pero seguramente que a los elementos reaccionarios tanto de Francia, Inglaterra y otros países no les parecería bien que entrasen elementos de la Confederación en el Gobierno. No me extrañaría seguramente. Si me pide concreto en qué periódico no lo puedo decir. En esas cosas, como ya las tiene uno bien sabidas en la vida, no se fija uno mucho.
 –. Vd., igual que todos los españoles entendíamos que ese Gobierno, Con los compañeros de la CNT, era un gran paso en la lucha contra el fascismo.
 — No sé si en este acto se podrá llegar a hablar de esas cosas. Solamente le puedo decir una cosa: cuando yo lo hice es porque lo entendí así. 
— Y ahora, una pregunta concreta: ¿significaba acaso, un peligro contra el proletariado el Gobierno de Usted?
 — Es que… la pregunta me parece. ¿Cómo le voy a decir yo, Presidente del Gobierno, de aquel Gobierno, que era un peligro para el proletariado? 
— Es que como eso lo afirmaba el Comité Ejecutivo del POUM. 
— Que afirme lo que quiera; como lo afirman otros muchos que no eran esos. Lo único que yo puedo decir es que no esos —porque yo no recuerdo haber leído eso, yo he leído otros periódicos elementos antifascistas bien probados, pues que se quejaban del Gobierno que yo presidía y hasta creían que yo no daba al Ejército todas las armas que yo tenía. Y no eran éstos; eran otros los que lo decían. 
 –¿Lo decían en el mes de Septiembre de 1936? No recuerdo la fecha.
 –¿O con posterioridad? No recuerdo si era en Septiembre o si era algo después.
–¿En septiembre del 36, podía el Gobierno entregar armas a Cataluña?
–Si no las entregó es que no las tenía. Sr. Presidente: Yo voy a leerle al testigo unas líneas del manifiesto que en 1. ° de mayo publicó el Comité Ejecutivos Porque éste atribuye al Gobierno que presidía al Excmo. Sr. Don Francisco Largo Caballero todos estos extremos; Y con se lo atribuye y lo ha mantenido en juicio diciendo que era cierto yo quiero preguntárselo aquí. Defensor.
- Me parece que el Fiscal se excede en la interpretación de las actas. 
— (Lectura de algunos párrafos). Después de la lectura de este manifiesto, reconocido por el Comité Ejecutivo, ¿un antifascista podía decir esto?
 — Lo han dicho muchos antifascistas esto. ¿Con motivo de los sucesos de Mayo, durante los cuales era Vd. Presidente; hubo alguna intervención judicial, se dio conocimiento a los Tribunales sobre los sucesos de Mayo, en Barcelona? 
— No recuerdo; solamente tengo que decir que me ha extrañado mucho.

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