martes, marzo 04, 2025

Grecia fue sacudida por la movilización más grande de su historia


Al cumplirse dos años de la masacre ferroviaria de Tempi, la más letal en la historia griega, que dejó un saldo de 57 muertos - en su gran mayoría estudiantes universitarios y secundarios - una gran manifestación recorrió el país y el mundo en reclamo de justicia por las víctimas. Las cifras de manifestantes varían según la referencia de los medios y organizaciones convocantes a la policía - que suele bajarle el precio a toda expresión popular - pero incluso el número más conservado indica que 170 mil personas se movilizaron al Parlamento en Atenas y un total de 325 mil personas a lo largo del país. En el exterior, se realizaron cerca de 165 manifestaciones en las principales ciudades y capitales del mundo. Grecia fue un hervidero, más de 260 manifestaciones sacudieron al continente y a todas las islas que lo rodean. La conmoción popular se ha visto profundizada por la publicación de diversos archivos el pasado 26 de enero que pusieron al desnudo la responsabilidad estatal y la profunda complicidad política del gobierno para encubrir las responsabilidades estatales. Una llamada de una pasajera al 112, el servicio de emergencias de la Unión Europea (UE), se convirtió en un reclamo popular. “No tenemos oxígeno” fue la frase emitida antes de morir por asfixia en las siguientes horas. El servicio de rescate, bomberos y ambulancias, se vio demorado a pesar del alerta casi en vivo del accidente. El pueblo trabajador de Grecia ha realizado su jornada más convocante de la historia moderna, que obligó a la convocatoria de una huelga general de 24 horas a la federación de gremios estatales ADEDY y a la Confederación General de Trabajadores Griegos, que nuclea a los gremios privados. 
 Las manifestaciones del 26 de enero, también multitudinarias, tuvieron una convocatoria a cargo de los familiares y amigos de las víctimas, lo que obligó a la burocracia sindical a adherir a las mismas y comprometer una masiva protesta el día de su segundo aniversario. Los principales oradores han sido las familias, lo que muestra el lugar desdibujado que ocupa la dirección sindical que, a excepción del gremio ferroviario, se ha mantenido alejado de un pedido genuino de justicia. La versión del gobernante Nueva Democracia (ND) del primer ministro Kyriakos Mitsotakis apunta a descargar la responsabilidad sobre el jefe de estación de Larissa, el único acusado en la causa que investiga la justicia griega. Un reciente informe de la Agencia Nacional de Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios de Grecia (Eodasam), publicado el 27 de febrero, reconoce la “falla humana” como un factor del accidente, pero asegura que esa falla humana es el resultado de un desfinanciamiento y la casi inutilidad del sistema ferroviario del país helénico. La red nacional ferroviaria fue desmembrada durante el gobierno de Syriza para cumplir con las exigencia de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el recorte del “gasto público”. 
La red que une Atenas y Tesalónica, la segunda ciudad más habitada de Grecia, fue vendida al grupo italiano Ferrovie por solo 45 millones de euros, una liquidación fenomenal. Desde ese momento, las medidas de seguridad han pasado a ser una preocupación de décimo orden, incumpliendo con la normativa más elemental de la UE sobre seguridad vial. La red ferroviaria griega no cuenta con elementos considerados vitales como sistemas de seguridad como ETCS (siglas en inglés de Sistema de control ferroviario europeo) o ATP (Protección Automática de Trenes), lo que impide la detección automática de errores y la detención de trenes en caso de peligro. Los trabajadores ferroviarios, reconoce la Eodasam, son expuestos a tomar decisiones peligrosas de manera cotidiana, lo que afecta no sólo la integridad de los pasajeros sino la salud del personal encargado de tomar decisiones arriesgada día a día. La situación tras dos años no ha visto mejoras, según denuncia la población movilizada. 
 El rechazo del gobierno a reconocer su responsabilidad e, incluso, su propensión a echar culpas sobre un trabajador individual sumado a la detección de irregularidades en la investigación constatadas por la fiscalía, han hecho explotar la cólera de un pueblo hastiado por reformas laborales, previsionales y el constante ataque a sus condiciones de vida. Los informes dan cuenta de un acatamiento que supera el 90% de la actividad estatal e industrial, pero - para sorpresas de la prensa - un acatamiento similar se ha visto en supermercados, cafés y tiendas, así como en exclusivos restaurantes, los gimnasios y sectores de “trabajadores independientes”. Una demostración popular que no puede pasar desapercibida.
 La oposición al gobierno, de izquierda a derecha, no se ha mantenido alejada de la movilización. Ha decidido salir a la rastra de la manifestación. Syriza y el PAOK, que había sido desarticulado por las protestas y la crisis del 2008, han prometido una moción de censura contra el gobierno. La viabilidad de la misma es dudosa, pero nace como consecuencia de un sentimiento de rebelión que ha calado en las masas. Los medios han graficado la manifestación como una expresión que ha conmovido hasta los niños: “Clases enteras de escuelas primarias han marchado juntas enarbolando las pancartas que habían elaborado los días anteriores” (El País, 28/02). Los trabajadores, en sus lugares de trabajo, han iniciado la huelga de manera anticipada en varias fábricas, aeropuertos, puertos y centros comerciales. El país fue paralizado y conducido en trenes, que solo transportaban manifestantes, a la Plaza Syntagma del Parlamento. 
 El pedido de justicia por las víctimas de la masacre de Tempe es la expresión superficial de un hartazgo generalizado con una sucesión de gobiernos que han sumido al pueblo griego en la miseria. El ingreso a una etapa de crisis políticas y movilizaciones populares contra los gobiernos de la guerra y la miseria marcan un cambio de situación en Europa que se encuentra discutiendo el reforzamiento de la guerra y ataques más profundos contra las masas. Es necesario seguir el desenvolvimiento de la crisis y la evolución política de las masas, como parte de una construcción política independiente de la clase obrera. 

 Joaquín Antúnez
 03/03/2025

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