Hacia finales del siglo XIX se establecieron pactos de protección entre jefes de tribu, colonos ingleses y alemanes, como Karl Peters, ‘en esa época comisario del Reich en Africa oriental, para defenderse contra los negreros árabes. Sobre este aspecto existe’ un significativo film alemán, Karl Peters (1941) de Herbert Selpin.
En 1978, el realizador alemán Peter Hellers realización alemana del Africa oriental, que intenta esclarecer los motivos de la actuación de Karl Peters y su sociedad privada, la Deutsch Ostafrikanishe Gesellschaft. El alemán Karl Peters intentó establecer un imperio colonia personal siguiendo las «consígnas oficíales que defendían «sacar provecho de la tierra y los indígenas en bien de una raza superior»», en un intento de contribuir al progreso económico del régimen del Kaiser. El tratamiento que Peters daba a los indígenas fue criticado incluso en la misma Alemania y contribuyó de manera importante a su propia caída. En 1905, las tribus sometidas, que hasta entonces habían sido adversarias, se unieron contra el imperio colonial alemán en la rebelión de Maji-Maji. Una enciclopedia alemana de ese mismo año decía: “…estalló una rebelión de los árabes y de los indígenas que dependían de ellos. Peters no tenía suficiente poder para resistir y tuvo que pedir socorro al Reich.. La represión. en la se estrenaron las ametralladoras, se cobró 755.000 víctimas. Simultáneamente, en Namibia (el sudoeste africano alemán), entre 1904 y 1906, tuvo lugar Un genocidio similar durante la rebelión de los hereros.
Sin embargo, en el “Karl Peters», de Herbert Selpin. rodado a principios de la Segunda Guerra Mundial, la trama argumental está al servicio de los postulados nacional-socialistas. Desde el punto de vista ideológico, lo que más importaba en ese momento no era la potenciación de la aventura colonial, sino el enfrentamiento con lnglaterra. La concepción imperialista de Hitler dejaba de lado la aventura colonial.
Ya en el Mein Kampf decía: “La antigua política colonial alemana no aumentó la zona de población alemana ni menos hizo: el criminal intento de reforzar el poderío del Reich con el aporte de sangre”, y más adelante añadía que: “Hoy no podemos buscar la solución al problema del suelo en el Camerún, sino única y exclusivamente en Europa.
En el film de Selpin, Karl Peters, a su llegada a Zanzibar, sorprende a un grupo de árabes que se dedican al tráfico de esclavos con el beneplácito de los ingleses; éstos, sin embargo, asesinan a Karl Jyhlke, el fiel amigo de Peters. La publicidad alemana decía de este film: En estos días de la gran conflagracion europea que asegurará a Alemania el derecho natural a la posesión colonial y su prestigio colonial, este film que narra la vida y el combate del insigne alemán Karl Peters aparece en el momento preciso».
Esta aversión casi coyuntural, podríamos decir- hacia los ingleses es una de las características del por otra parte poco numeroso cine colonial alemán. Hitler buscaba el acuerdo con Gran Bretaña mediante su renuncia al imperio colonial y al poderío naval, pero la consolidación definitiva del III Reich como primera potencia europea cambió la situación radicalmente. Debían satisfacerse, además, las aspiraciones coloniajes de la derecha alemana más clásica.
Como afirma el profesor Manfred Engelbert, que presentó en la Confrontation XIX», la antología del cine colonial alemán, “la caída del fascismo significó para Europa el adiós definitivo a su preponderancia mundial”; al mismo tiempo, señaló para África y Asia el principio del fin del colonialismo».
Pepe Gutiérrez-Álvarez
23 de octubre de 2024
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