domingo, julio 29, 2018

El gran semanario uruguayo

Marcha de Montevideo de Luisa Peirano Basso-(Javier Vergara)-414 páginas

Son muy pocas las publicaciones político-culturales que logran trascender las fronteras nacionales. Marcha , el gran semanario uruguayo, se encuentra entre ellas. Verdadero mito en la historia del periodismo latinoamericano, su primer número se publicó en Montevideo, el 23 de junio de 1939, dirigido por Carlos Quijano, fundador de la Agrupación Nacionalista Demócrata Social -una agrupación de izquierda dentro del Partido Nacional-, y diputado nacional a comienzos de los años treinta. Heredero del pensamiento latinoamericanista de José Ingenieros y José Carlos Mariátegui, Quijano promovió, además del semanario Marcha , la publicación de los Cuadernos de Marcha , setenta y ocho fascículos monográficos dedicados al estudio de las corrientes del pensamiento, de la historia, de la cultura y de la política nacional e internacional, que expresaron, de otro modo, la postura ideológica que impregnó la política de Marcha durante sus treinta y cinco años de vida.
Luisa Peirano Basso coloca precisamente el centro de su investigación en el estudio de los Cuadernos de Marcha, para dar cuenta de un proyecto periodístico que apostó por la defensa de la democracia y la justicia social, la lucha contra toda forma de fascismo y la integración latinoamericana para enfrentar el imperialismo. Si bien los Cuadernos de Marcha se continúan publicando en la actualidad, Peirano Basso analiza su primera etapa, que abarca desde mayo de 1967 hasta junio de 1974, año en que fueron clausurados por la dictadura militar. Por lo tanto, quedan fuera del análisis los ejemplares publicados durante los años de exilio de Carlos Quijano, cuando reedita los Cuadernos en México desde 1977 hasta 1984, y su última etapa abierta en 1985.
En su exhaustiva investigación -producto de su tesis de doctorado en la Universidad de Navarra-, Peirano Basso realiza, en primer lugar, una historia de las revistas culturales uruguayas (desde sus orígenes hasta la década del sesenta), para detenerse en los antecedentes periodísticos inmediatos de Marcha : el diario El Nacional y el semanario Acción ; en segundo lugar, aborda el surgimiento de los Cuadernos de Marcha en el marco político y cultural uruguayo de los años sesenta; por último, analiza la estructura formal de los Cuadernos de Marcha y sistematiza las líneas filosóficas, políticas y culturales que organizan los diversos materiales allí publicados. Se detiene entonces, con un estilo de exposición que por momentos abusa del resumen y de la glosa de los ensayos analizados, en los números monográficos dedicados a la política nacional e internacional, a la historia uruguaya, a las transformaciones de la iglesia después del Concilio Vaticano II, a la literatura y a la cultura. Cierra el libro un apéndice con entrevistas a diversos protagonistas y testigos del fenómeno Marcha que Peirano Basso realizó a lo largo de su investigación, y el listado completo de los artículos publicados en los Cuadernos de Marcha .
En las conclusiones de su trabajo, Peirano Basso abandona la objetividad con que se había propuesto abordar su objeto de estudio -según subraya en la introducción de su libro- para hacer una evaluación del proyecto cultural de Carlos Quijano. En su valoración, si bien reconoce los innegables aportes de Marcha en la integración continental y su profunda vocación latinoamericanista, objeta la ausencia de "un merecido rescate de la tradición hispanista, rasgo esencial de la cultura rioplatense y de todo el continente", y el descuido de "la raíz cristiana de la cultura de nuestro continente". El párrafo con que se cierra el libro muestra, en toda su elocuencia, el abandono de una posición analítica que se quería imparcial: "A veces me pregunto qué sería del Uruguay si no hubiera existido Marcha . Al plantearme esta cuestión pienso que sin duda careceríamos hoy del reconocido nivel intelectual que Marcha contribuyó a crear desde sus páginas y que por consiguiente, la prensa uruguaya no hubiera tenido ese modelo para emular. Pero quizá tampoco existiría hoy el generalizado clima de escepticismo que se respira en algunos ámbitos intelectuales. Quizá también hubiera sido menos violenta y trágica la radicalización ideológica de los años sesenta y setenta. Sin embargo, a pesar de todo, siento que es impensable imaginar un Uruguay sin Marcha ". Pese a este cambio de perspectiva y a una evaluación que es, por lo menos, discutible, Marcha de Montevideo constituye un importante aporte para el estudio de un capítulo crucial en la historia de la política y la cultura latinoamericanas.

La Nación, enero 2002

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