domingo, noviembre 28, 2021

La carta de Cristina: en línea con el FMI


Y un apriete a la oposición para que ponga sus huellas en la entrega.

 La vicepresidenta Cristina Kirchner acaba de publicar una nueva carta en su página web. Se trata de la primera declaración pública de la Vicepresidenta luego de la derrota del oficialismo en las elecciones generales del 14 de noviembre. Con esta carta, Cristina pone en claro su posición en torno a la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Cristina comienza su carta refunfuñando de la “irresponsabilidad política de la oposición” por poner en dudas su posición con respecto a las negociaciones que el presidente Alberto Fernández está llevando adelante con el FMI y aclara que “la lapicera no la tiene Cristina… siempre la tuvo, la tiene y la tendrá el Presidente de la Nación”. 
Cristina reniega, a su vez, de que la oposición “no se haga cargo” de sus propias responsabilidades por el endeudamiento exorbitante que debe afrontar la Argentina y de aquellos que “llegan al gobierno diciendo una cosa” y luego “hicieron exactamente lo contrario una vez que atravesaron la puerta de la Casa Rosada”. Lo que no queda claro es si Cristina solo se refiere al gobierno de Macri o también hace alusión al gobierno de Menem, que Néstor y Cristina Kirchner supieron apoyar e incluso declarar como el “mejor presidente de la historia” cuando aún se encontraba al frente de la presidencia. O al mismísimo Alberto Fernández, que asumió prometiendo llenar la heladera de los argentinos y defender a los jubilados antes que a los bancos, y terminó por hacer exactamente lo contrario. 
 Pero una vez pasadas las facturas de rigor a la oposición Cristina va al nudo del asunto y aclara “¡Ojo! Que nadie está hablando de desconocer deudas”. Así, la Vicepresidenta despeja cualquier tipo de dudas y le envía una señal clara al “staff” del Fondo, al capital financiero y a los grandes capitalistas nacionales que reclaman por un rápido acuerdo con el FMI. En su nueva carta Cristina reivindica el pago al contado de 10 mil millones de dólares al FMI bajo la presidencia de Néstor Kirchner en el año 2005 y la reestructuración de la deuda en 2010. No solo eso, reivindica para el kirchnerismo su condición de “pagadores seriales”. Pero es necesario recordar que cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003 la deuda pública equivalía a los 180 mil millones de dólares. Y a pesar de que en el curso de los 12 años de gobiernos kirchneristas se pagaron alrededor de 190 mil millones, cuando Cristina concluyó su segundo mandato la deuda había ascendido a los 250 mil millones. No cabe ninguna duda que la deuda argentina es una deuda usuraria, fraudulenta e ilegítima.
 En su nueva carta, Cristina le recuerda a la oposición que en el artículo 2 de la Ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, aprobada en febrero de este año, se dispone que “todo el programa de financiamiento y operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”. También les recuerda que esa Ley fue aprobada por la totalidad de los senadores y diputados del oficialismo y la oposición, con los dos únicos votos en contra de los diputados del Frente de Izquierda. De esta manera, Cristina aprieta para que los legisladores de la oposición pongan sus huellas en el plan plurianual que Alberto Fernández enviará prontamente al Congreso, a pedido del Fondo, para poder avanzar en una renegociación de la deuda. Es evidente que el peronismo pretende compartir con la oposición el costo político que significará la descarga de un mayor ajuste contra el pueblo.
 Con la carta de Cristina se agotaron las especulaciones a derecha y a izquierda. Toda la coalición oficial está embarcada en la ruta del ajuste fondomonetarista. La movilización que el Frente de Izquierda impulsa junto a numerosas organizaciones sociales, sindicales y política, para el 11 de diciembre a Plaza de Mayo, con el objetivo de rechazar el acuerdo con el FMI, por el no pago de la deuda, contra el ajuste y la reforma laboral, adquiere una importancia estratégica. 

 Pablo Giachello

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