lunes, mayo 19, 2025

Netanyahu inicia la invasión terrestre de Gaza


La gira de Trump en Medio Oriente agrava la crisis. 

 Tropas israelíes habrían entrado este sábado a Deir al Balah en lo que se especula sería el inicio de la invasión terrestre a gran escala que pretende, según el gobierno sionista, extinguir a Hamas, ocupar dos tercios de la Franja de Gaza y arrinconar a los palestinos en una sección costera mínima.
 La “intensificación” fue objetada por la oposición israelí, por los familiares de los rehenes y por los reservistas que consideran que Netanhayu no tiene un objetivo militar claro y más bien trata de asegurarse la impunidad legal que le da el cargo de primer ministro ante las acusaciones de corrupción, a costa incluso de la vida de los rehenes. La guerra sigue en pie, dicen, porque si terminara, “la coalición de Netanyahu se desmoronaría y él perdería su capacidad para influir en los procedimientos penales en su contra” (Haaretz 12/5). 
 Los logros militares han aniquilado a la población gazatí pero no cumplieron con los dos objetivos enunciados del gobierno sionista. En palabras de New York Times: “A pesar del inmenso costo de la campaña militar israelí, los combates no han logrado derrotar decisivamente a Hamas ni obligar al grupo a liberar a todos los rehenes” (16/5). 
 Los disparos se produjeron tras un intenso bombardeo israelí durante la noche que provocó la huida, tanto a pie como en carros, de los refugiados del extremo oriental de la ciudad. Desde el martes 13, Israel arreció el ataque por aire, matando a cientos de personas, la inmensa mayoría niños, sus madres, ancianos, en el norte y en el sur de Gaza. 
 En un frenesí criminal que la dirección sionista celebró estentóreamente, en un solo día, en Jan Yunis, fueron 59 los asesinados y una treintena en el campamento de Jabalía. El ataque aéreo fue acompañado del ingreso del ejército a un centro de refugiados donde, según la agencia oficial palestina, Wafa, los militares secuestraron varias personas. 
 Solo en Beit Lahia, los equipos de rescate han recuperado 30 cadáveres. Decenas más siguen atrapados bajo los escombros, ya que las ambulancias no pueden llegar por la destrucción de las carreteras y por el hostigamiento de drones y francotiradores israelíes. Los palestinos tratan de evacuar a las víctimas a pie o en carros. 
 El martes y el miércoles, las bombas israelíes de procedencia norteamericana destruyeron por lo menos dos hospitales y tiendas de campaña atestadas de refugiados. Una marea humana, desde el anochecer del miércoles, huyó desesperadamente de la ciudad de Gaza siguiendo las órdenes del ejército, que más tarde bombardeó las caravanas de famélicos y enfermos. 
 Según un mapa publicado por el ejército israelí, las áreas afectadas por las órdenes de desplazamiento albergan al menos ocho escuelas, algunas administradas por UNRWA (incluido el complejo escolar Al-Shati, la escuela Al-Karmel, la escuela Mustafa Hafez, el complejo escolar Al-Furqan y la Universidad Islámica) que sirven como refugios para cientos de miles de palestinos ya desplazados de las partes norte y este del enclave. 
 Las órdenes incluyen el hospital Al-Shifa, el mayor complejo médico de la Franja de Gaza. Cientos de heridos y enfermos recibían tratamiento y estaban refugiados en el hospital. Una multitud intentaba llevarse a sus familiares heridos, en camillas con cilindros de oxígeno portátiles.
 En las redes se multiplican fotos de hombres que corren abrazando pequeños sudarios blancos, los cadáveres de sus hijos. De mujeres que aúllan al lado de esos montoncitos yertos. La inmensa mayoría de los asesinados, como siempre, son mujeres y niños. 
 Otro ataque dejó fuera de servicio al Hospital Europeo de Jan Yunis, bombardeado por segunda vez en apenas 24 horas. Era el único que aún atendía a los enfermos de cáncer, incluidos pacientes pediátricos oncológicos, después de que las fuerzas israelíes dinamitaran el Hospital de la Amistad Turco-Palestina el pasado 21 de marzo. 
 Aproximadamente dos millones de palestinos de Gaza se enfrentan a una hambruna generalizada debido al bloqueo impuesto por Israel a principios de marzo.

 Tribulaciones de los genocidas 

La masacre que Netanhayu comentó sonriente durante toda la semana coincide con la celebración de la fiesta nacional del estado sionista -el 15 de mayo-. En el aniversario de la creación de su estado, Israel se embandera y baila en las calles. En realidad están celebrando la Nakba, “la catástrofe”, la expulsión del 75 % de la población -unos 800.000 palestinos- y el asesinato en masa de los habitantes de unas 40 aldeas palestinas, enterrados en fosas comunes en 1948. En 2011, Netanhayu prohibió por ley el uso de esa palabra -Nakba- en el vocabulario oficial israelí. 
 La masacre de estos días sirve como telón de fondo a la primera gira internacional de Donald Trump por Medio Oriente, en la que Haaretz calificó como la semana más traumática en términos diplomáticos de toda su gestión (Haaretz 16/5). La gira del yanky excluyó una visita a Tel Aviv y estuvo precedida, para disgusto de los sionistas, por el levantamiento estadounidense a todas las sanciones contra Siria. Trump se reunió en Riad y elogió ”en términos cuasi eróticos” (sic, Haaretz 16/5) al actual presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, un excombatiente de Al-Qaeda, mientras Israel bombardea cotidianamente su país (NYT 15/5). 
 En Doha, Trump también se entusiasmó porque, dijo, está más cerca un acuerdo nuclear con Irán, el cuco máximo del sionismo y sus repetidoras urbe et orbi. “Parece haber aceptado los términos” para un entendimiento, dijo. “No van a producir lo que yo llamo coloquialmente ‘polvo nuclear’ [uranio enriquecido]. Deseo que prosperen, que se conviertan en una gran nación, sinceramente. Pero no pueden tener un arma nuclear. Ese es el único punto”, agregó (LN 17/5).
 El viaje de cuatro días del norteamericano terminó con importantes acuerdos comerciales, incluido un plan de inversión emiratí por 400.000 millones de dólares en el sector energético estadounidense (actualmente es de 70 millones) y varios pactos bilaterales en Qatar, incluido un acuerdo con el que Qatar Airways comprará 160 aviones del fabricante estadounidense Boeing, por 200.000 millones de dólares. 
 Va de suyo que ninguno de los jeques árabes piensa mover un dedo por la suerte de los incómodos hermanos palestinos. Aunque en esta gira, coincide la prensa occidental, Trump “haya relegado a Israel a un incómodo segundo plano, mientras sellaba contratos multimillonarios con tres monarquías del Golfo” (LN 17/5). 
 Trump dijo que Estados Unidos tratará de “aliviar el sufrimiento” en Gaza porque “mucha gente está muriendo de hambre” y que creía que “iban a ocurrir muchas cosas buenas en el próximo mes, y vamos a ver, tenemos que ayudar también a los palestinos”, respondió ante la pregunta de si apoyaba los planes israelíes de ampliar la invasión a Gaza. 
 No son los planes sionistas. Esta semana los israelíes volvieron a la mesa de negociación de Qatar con un mandato difundido por el propio Netanyahu: las negociaciones con Hamás “solo transcurrirían bajo fuego”. El carnicero descartó cualquier posibilidad de poner fin a la invasión, incluso si Hamas liberara a los 58 israelíes que siguen en Gaza. Por el contrario, “estamos ocupando Gaza para quedarnos”, dijo entonces el ministro de Finanzas israelí, el ultraderechista Bezalel Smotrich. 
 “El mensaje de Trump a Netanyahu es alto y claro: ¡Estás despedido!“, tituló su artículo en Haaretz el analista Yossi Verter, que opina que Estados Unidos ha cambiado de favorito en Medio Oriente.
 La extrema derecha y pro Netanyahu ha catalogado la gira de Trump como “un escenario de pesadilla” (Israel Hayom 15/5). Efectivamente, la gira no solo ratifica que Trump “está decidido a inundar Oriente Medio, a largo plazo, con cantidades cada vez mayores de armas cada vez más sofisticadas, reforzando de forma espectacular su apoyo a algunas de las dictaduras más brutales del mundo” (Mondoweiss 17/5). 
 También deja en claro que aunque Israel “esté siendo relegada de su política regional más amplia” el gobierno de Estados Unidos no piensa obstaculizar “lo que considera asuntos internos, como el genocidio en Gaza, la limpieza étnica y la anexión de Cisjordania, y la ocupación y el apartheid en general” (ídem). 
 Al cierre de esta nota, una nueva bomba estallaba en la oficina de Netanhayu: su asesor australiano israelí Mark Regev admitió en el canal de noticias norteamericano MSNBC que 200 de los cuerpos quemados que utilizó como excusa para invadir Gaza eran de combatientes palestinos. Más claro: que los tanques del ejército y los helicópteros Apache son los responsables de los palestinos quemados vivos. Por lo tanto, de los israelíes que estaban con ellos o en las proximidades, obviamente también. 
 “Cuando cometemos un error, lo admitimos”, concluyó livianamente Regev, que tiene una denuncia por genocidio en Australia, su país de origen. Ningún error: se llama Doctrina Hannibal, y es la directiva que exige eliminar a la propia tropa con tal que no sea tomada como rehén. 

 Olga Cristóbal 
 17/05/2025

No hay comentarios.: