El destacado estudioso de la experiencia de la izquierda peronista, y de Montoneros en particular, reflexiona sobre las críticas de Walsh a la dirección de Mario Firmenich en la guerrilla peronista.
¿Cómo llegaste a las críticas de Rodolfo Walsh hacia la conducción de Montoneros?
- Junto con un grupo de compañeros que veníamos de la Juventud Peronista de distintas regionales a fines de los 70 y disentíamos con la dirección de Montoneros de esa época.
Walsh había planteado una serie de cuestiones que parecían progresivas, una discusión contra unos documentos internos de la conducción montonera que nosotros no teníamos en ese momento. Muchos años después, para un trabajo que realicé para la revista Lucha Armada, encontré estos documentos.
¿Cuáles eran los planteos que formulaba Walsh en ese momento?
- Montoneros tiene una doble perspectiva en el 75-76: apostando a la política y apostando a la contraofensiva militar. Por un lado los militantes hicimos campañas milicianas, repartiendo volantes, agitaciones, etc., acompañada de la acción de los grupos combatientes con distintos objetivos que traten de afectar al aparato militar.
Después hay una formulación política que hace la conducción que es central para entender lo que escribe Walsh: en un documento de octubre de 1975, la dirección de Montoneros analiza que el peronismo está agotado, producto de la traición del gobierno de Isabel a los intereses de los trabajadores, que implicaba que había que superarlo y llevar adelante la etapa del montonerismo. Y junto con esto proponen un cambio organizativo, pasando a la formulación de construir un partido de tipo marxista-leninista.
La tercera cuestión fue que la teoría militar que rodeaba a la conducción se asentaba en una mezcla entre Clausewitz y los vietnamitas. Al mismo tiempo se van endureciendo en los marcos teóricos, los documentos de esa época son muy cuadrados (tiempo, espacio, superficie, etc.), concepciones militares que se encuadraban más allá de lo que pasaba en la realidad.
Walsh lo que dice es que era un error dar por agotado al peronismo, por ende las masas luego del golpe militar van a ir hacia su identidad y prácticas conocidas, que representaba tradicionalmente el peronismo. Walsh formula esto a fines del 76-77, cuando ya sabía que la guerra se perdió, entonces busca preservar a las fuerzas con las que contaba Montoneros y replegarlas en el movimiento de masas.
Rodolfo además de ser un intelectual de los más lúcidos del peronismo, era un analista de lo que pasaba en la situación política a partir su trabajo en el servicio de información de la organización. El sabía que los militares iban desde la periferia al centro eliminando las fuerzas de la orga, cerrando el círculo hacia Buenos Aires. Si los de acá no se daban cuenta de lo que estaba pasando es porque las bajas se daban fundamentalmente en el interior.
¿Cuál es la respuesta que ofrece la conducción al análisis de Walsh?
- ¿La organización qué dice a esto? La guerra se gana con las armas, no con la política. Por lo tanto, si nosotros no protegemos nuestras estructuras militares y no las fogueamos ante la dictadura, nunca va haber contraofensiva (algo que siempre estuvo en sus análisis), porque cuando el momento política sea adecuado, no vamos a tener preparado el ejército.
La conducción propone que los cuadros se recluyan hacia la militarización, opinaban que un delegado de fábrica era más potente con un fusil en la mano que tratando de dirigir a sus compañeros de trabajo. Y ahí Walsh dice “¡no!, la guerra se gana con la política, no con las armas”. Las fuerzas armadas argentinas no son un ejército de ocupación (dada la caracterización de la conducción como “guerra de liberación”), por eso debían explicarle pacientemente y con mucha propaganda a las masas por qué debían acompañar la lucha que lleva Montoneros.
¿Se puede decir que las críticas de Walsh llegaron tarde?
- Hay dos etapas en Montoneros. Una es la del 75 y otra la del 76. En el 76, luego del golpe, un análisis objetivo de la realidad daba por hecho de que la política no se podía realizar, había represión por todos lados. Walsh hace una analogía con la resistencia luego del 55, en el sentido de que la clase obrera al recluirse se ubicaba en otro lugar, en las casas, clubes barriales y en otros territorios, la organización debía retroceder con los trabajadores, por eso la metáfora de la conducción montonera como la patrulla perdida.
A Rodolfo, como a otros dirigentes de la resistencia peronista, le pasó lo mismo: todos los que más tarde van a configurar el Peronismo Auténtico. No había habido otra opción para la tendencia revolucionaria del peronismo que Montoneros. Si ellos succionaron todas las organizaciones de base entre el 73 y el 75, ¿para qué iban a cambiar la política si todo el mundo quería militar en Montoneros? Había una vieja bronca en el pueblo peronista. Que a Aramburu había que ajusticiarlo, hasta el más pacífico lo pensaba. Y Montoneros funda su origen sobre ese hecho. En el origen estaba la concepción que la guerra era lo único que podía vencer al enemigo, y en el final también.
Montoneros, en sus últimos años, quería volver a sus comienzos, no había dado cuenta de la etapa política que hubo en el medio.
Montoneros y otras organizaciones del peronismo de izquierda de ese momento, significó la etapa donde la izquierda peronista tuvo mayor desarrollo en la historia Argentina, que Cooke lo había imaginado pero no lo pude ver, la tendencia revolucionaria tuvo un desarrollo que no había tenido antes, tremendo desarrollo y una opción valedera y real que se ve reflejada posteriormente.
Según Walsh, la conducción tuvo una lectura errada de las huelgas contra el Rodrigazo. Pero su llamado a repetir la experiencia de la resistencia llevado hasta el final llevaba a convivir con el miguelismo y otros sectores conservadores del peronismo
- En principio lo que Walsh planteaba no era eso, pero su planteo lo llevaba hasta ahí, había que ganar la conducción del peronismo ante las masas luego de las movilizaciones contra el Rodrigazo. Para eso había que disputarla con otros sectores, entre ellos la burocracia sindical y sectores políticos conservadores, la derecha no tanto porque estaba debilitada, pero sí la burocracia. Por eso digo que lo del 75 era una perspectiva doble: se juega a las coordinadoras, se juega a disputar el peronismo y a formar el ejército.
Rodolfo planteaba que el movimiento todavía tenía la capacidad de poder ser el espacio, el territorio donde se disputaba el poder de las masas. Para él, era necesario que las masas lleguen a la revolución a través del peronismo. Yo no creo que sea tan fácil el pase de la acción colectiva social, a la acción política, como fundamenta la izquierda. En el caso de Walsh esa acción estaba en la lucha de la tendencia revolucionaria del peronismo al interior del movimiento. En esto toma algunos planteos de Cooke, posteriores a la resistencia del 55. El centro de la cuestión de Cooke fue que la burocracia partidaria impide el desarrollo de la potencialidad de las fuerzas populares, pero el peronismo es más potente que su dirección. En el caso de Walsh tiene una escritura política más escueta, más intuitivo en un caso y tiene una escritura mucho más linda todavía, pero comparte esa apreciación.
¿Por qué se opone Walsh a la idea de la conducción de construir un partido montonero?
- La militancia de Walsh en Montoneros se puede entender de la siguiente manera: a Walsh la guerrilla en sí no lo termina atrapando, sino la ola guerrillera de los 70, como un auge de las organizaciones político-militares. El análisis de esa época era: si todas nuestras acciones políticas y sociales no habían podido vencer al enemigo, el factor que debería vencerlo es el fusil, transformándose en un factor determinante, no eran borrados los otros, pero lo que decidía en ese análisis era la acción guerrillera derrotando a los militares.
¿Cuál es para vos el aporte fundamental de Walsh militante?
- Yo creo que Walsh hace lo que los historiadores deben hacer, según lo que decía Thompson: mirar la realidad sin anteojeras. Fue el representante más lucido de la generación de esa época. Él se basó en la experiencia y a partir de eso se dio cuenta de que la teoría no encajaba en la realidad y les dio a todos los militantes esa concepción de poder mirar lo que está sucediendo y buscar soluciones específicas para la experiencia que se estaba viviendo, no tratar de forzar con teoría, aquello que la misma no puede cumplir.
Él lo que le dice a la conducción es “ustedes están engañados, miran la realidad con un filtro, se creen que son vietnamitas cuando no es verdad eso”.
Facundo Aguirre
Ricardo Farías
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