Cuatro personas han muerto y al menos 20 han resultado heridas en lo que la policía está describiendo como un “incidente terrorista”, esta tarde en el centro de Londres. Poco después de las 14 horas, un hombre conducía un vehículo atropellando a los peatones en el puente de Westminster antes de chocar contra las vallas del Parlamento para luego entrar en el complejo empuñando un cuchillo. Apuñaló a un policía antes de ser disparado y abatido por otros agentes. Entre los muertos están el atacante, un oficial de policía y dos peatones. La Cámara de los Comunes fue blindada y evacuada.
Condenamos esta acción brutal que ha causado el caos y el pánico entre los turistas y londinenses en sus quehaceres diarios. En el momento de escribir estas líneas, se sabe muy poco sobre el atacante y sus motivos. La policía está llamando a esto un “incidente terrorista” pero ha añadido que este es el caso “hasta que sepamos lo contrario”. No debemos olvidar que un ataque violento en Russell Square, en agosto el año 2016, también fue descrito inicialmente como un incidente terrorista, pero más tarde se descubrió que el asesino sufría un episodio agudo de esquizofrenia paranoide.
Según informes de prensa, un funcionario de la Comisión Europea ha dicho que “el ataque fue inspirado por la propaganda del Estado Islámico”. Si finalmente se comprobara que este ataque ha sido llevado a cabo por un terrorista fundamentalista islámico, podemos decir que las raíces de este terrorismo se pueden remontar a la política del imperialismo, principalmente de Estados Unidos, pero también británico, francés y otros, en Oriente Medio. Este es el caso tanto desde el punto de vista de la participación de estos países en la ocupación militar de naciones formalmente soberanas en defensa de los intereses capitalistas, como también por el uso que el imperialismo ha hecho del fundamentalismo islámico con el fin de promover sus intereses en la región.
Esto se remonta a la década de 1950 y 60, cuando el imperialismo financió y promovió el fundamentalismo islámico para contrarrestar la creciente radicalización de izquierda en el norte de África, Oriente Medio y Asia. La política de apoyo a estas fuerzas oscurantistas reaccionarias continuó y aumentó en la lucha de los EE.UU. contra el régimen del PDPA en Afganistán después de 1979. Las fuerzas que los EE.UU. creó en ese momento (con todo el apoyo de la monarquía semifeudal reaccionaria de Arabia Saudita) fueron las que llegaron a crear los talibanes y finalmente a la formación del ISIS en Irak.
Como ha ocurrido en otros países europeos, especialmente en Francia, este ataque terrorista será utilizado por la clase dominante para justificar una política de restricción de los derechos democráticos y dar más poderes a la policía y al Estado en general. En el caso de Francia vimos cómo se utilizó el brutal ataque de Bataclán en noviembre de 2015 para declarar el estado de emergencia, que todavía está en vigor y que da el Estado amplios poderes para prohibir las reuniones públicas, manifestaciones, etc., de cualquier tipo. Estos poderes se utilizan como chivo expiatorio contra las comunidades musulmanes e inmigrantes y en general contra el movimiento obrero y la izquierda.
Algunas de estas medidas ya existen en Gran Bretaña, por ejemplo en la forma del programa Prevent. Supuestamente creado para combatir la “radicalización”, el programa otorga a la policía amplios poderes para espiar a los niños y su impacto principal ha sido la de separar a las comunidades musulmanas del resto de la población. ¡Más de 400 niños menores de 10 años han sido investigados en los últimos cuatro años!
Estas medidas son de hecho inútiles para combatir el tipo de ataques terroristas que hemos visto recientemente en Europa. Un solo individuo siempre puede hacerse con un vehículo a motor y atropellar a los peatones, o usar un cuchillo para apuñalar a un oficial de policía. El ataque de hoy es un ejemplo de ello. El parlamento de Westminster ya está fuertemente protegido con barreras de hormigón y acero en su exterior en la mayoría de las entradas. Eso no impidió que el atacante de hoy entrara en el patio y apuñalara a un policía.
Como marxistas condenamos las brutales acciones terroristas de grupos fundamentalistas islámicos que están motivadas por objetivos totalmente reaccionarios. Al mismo tiempo, entendemos que las acciones del imperialismo han creado este monstruo, por acción e intelectualmente. Rechazamos cualquier intento de la clase dominante de restringir los derechos democráticos con la utilización de este tipo de ataques como excusa, ya que los poderes represivos del estado serán utilizados contra el movimiento obrero.
Antes de la invasión de Afganistán y luego de Irak, el fenómeno del fundamentalismo islámico estaba en un nivel mucho más bajo. Desde las guerras de Afganistán e Irak, seguidas por el bombardeo de Siria y Libia, el fenómeno se ha disparado. No paran de decirnos que se requiere la intervención militar para frenar el problema, pero en realidad sólo lo exacerba.
En la actualidad, el ISIS está en retirada, pero su derrota militar no va a poner fin a los ataques terroristas. Incluso si sus bases en Siria e Irak fueran barridas por completo, nada impide que “lobos solitarios” o pequeños grupos organizados lleven a cabo ataques como el que hemos visto hoy. Ninguna cantidad de seguridad puede impedir que individuos lancen vehículos contra la multitud o apuñalen a la gente.
El capitalismo ha creado este monstruo, que incluso ahora es útil para crear un sentimiento de pánico entre la población que pueda ser utilizado para justificar todo tipo de medidas reaccionarias. Es otra expresión de la crisis del sistema en su conjunto, y sólo puede ser verdaderamente eliminado cuando terminemos con el sistema que engendra tales fenómenos.
Jorge Martín
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