viernes, marzo 31, 2017

Los efectos del Brexit en el Reino Unido



Un divorcio amargo que pone de manifiesto las debilidades internas del Reino Unido y las amenazas euroescépticas en el contiente

Llegó el día de la entrega formal de la petición para la separación del Reino Unido (RU) de la Unión Europea (UE) y con él las incertidumbres sobre su futuro. La activación del artículo 50 ha puesto en movimiento tendencias centrifugas que pueden traer como consecuencia la ruptura de una de las uniones más poderosas.
En Escocia e Irlanda del Norte, la mayoría votó en contra del brexit, mientras que, en Inglaterra y Gales,la decisión mayoritaria fuea favor de separarse de la UE.
A solo un día de la entrega de la “carta de divorcio” el Parlamento de Escocia votó impulsar un segundo referendo por su independencia de RU. Con 69 votos a favor y 59 en contra,el parlamento se pronunció a favor de la iniciativa de la ministra principal, Nicola Sturgeon, de convocar a un segundo referendo antes de que el RU se separe de la Unión Europea.
En una columna de opinión del diarioTheGuardian,Sturgeon del Partido del independentista SNP, se refirió al día de activación del brexit como un “día triste en la historia de Gran Bretaña y el continente europeo de conjunto”. La separación del RU ha permanecido en un lugar alto en la agenda del SNP desde que el primer referéndum del 18 de septiembre de 2014 arrojó 55,3% por el no a la secesión del RUfrente al 44.7% por la propuesta independentista.
La puesta en marcha del brexit ha movido también el tablero político en el Norte de Irlanda. Su implementación,rechazada por un56%, es vista como una imposición por parte de Inglaterra.
Es una ironía que la separación de la UE pueda crear las posibilidades de reabrir las discusiones por una Irlanda Unida, algo que no ocurría desde el Tratado anglo-irlandés entre el Gobierno británico y la República irlandesa por el que se estableció el Estado Libre Irlandés (hoy República de Irlanda, El Sur).
En dicho tratado se “sacrificó” a Irlanda del Norte, que quedó bajo dominio de Inglaterra dando lugar a años de lucha armada y de resistencia a la presencia del ejército opresor. Luego del acuerdo del Viernes Santo en 1998 durante la administración de Tony Blair, la cuestión de una Irlanda independiente y unida había quedado en suspenso. Sin embargo, en ese mismo acuerdo se contempla la realización de una consulta sobre si Irlanda del Norte quiere separarse de la UE, y dado el estado actual de la unión, dicha convocatoria no puede descartarse.
Junto a la aspiración independentista se plantean cuestiones de orden práctico, ya que La República de Irlanda, miembro comunitario, e Irlanda del Norte, comparten una frontera libre, sin ningún tipo de control. El paso entre el norte como del sur es actividad cotidiana para los irlandeses, que cruzan con frecuencia para visitar a familiares, recibir tratamientos médicos y un sin fin de actividades. Esta frontera libre desaparecerá cuando la salida del RU se materialice nutriendo la aspiración de una Irlanda unida.
Si Irlanda del Norte y Escocia quieren permanecer en la UE se verán obligadas a abandonar Reino Unido y de concretarse esto, TheresaMay y su predecesor, David Cameron, pasarán a la historia por ser incapaces de conservar la unidad del mismo, sacudiendo los fundamentos de su propio partido toryy abrir la brecha entre el ala euroescéptica y el resto del partido.
La separación represente el giro más grande en política extranjera en casi medio siglo, para el RU, desde que este se sumara a la Comunidad Económica Europea en 1973. El inicio del divorcio no aceptó concesiones.
En su carta de seis páginas que desencadenó el artículo 50, la primera ministraMay, expresó que era “necesario acordar los términos de nuestra futura asociación junto con los de nuestra retirada de la Unión Europea”.
Sin embargo la aspiración, de May, de que las negociaciones sobre la salida del RU de la Unión Europeasea llevada en paralelo con las conversaciones sobre la futura relación entre el Reino Unido y la UE fue enérgicamente rechazada por la canciller alemana, Angela Merkel.“Las negociaciones deben aclarar primero cómo desentrañar nuestra relación”, dijo la canciller en Berlín y luego agregó “Solo una vez que se trate esta cuestión podremos comenzar a hablar de nuestra relación futura.”
La política dura de Merkel y la UE solo puede entenderse como una señal de advertencia frente al sentimiento antieuropeo que recorre varios países. Las voces separatistas provienen,en Los Países Bajos, de la mano deGeertWilders, fundador de la formación política de corte xenófoba y ultraderechista: el Partido por la Libertad (PVV).
Unos días antes de activación del artículo 50 la candidata ultraderechista Marine Le Pen aseguró en un multitudinario mitin que, si gana la Presidencia francesa, convocará un referendo para que Francia salga de la UE. Con una narrativa de corte populista, de derecha, arengaba "La gente ya no la quiere".
Marine Le Pen y sus “amigos”han interpretado el brexit como una luz verde para alimentar un discurso antinmigrante. Esto no es una novedad, ya que Le Pen y otros líderes de la extrema derecha europea se citaron en Viena para apoyar el brexit, a una semana del referendo realizado en el Reino Unido en el 23 de junio de 2016.

El discurso duro de los líderes de la UE busca disuadir que en el futuro otros países sigan los pasos del Reino Unido.

Mientras los discursos populistas de derecha buscar capitalizar el sentimiento contra la casta de Bruselas que existe en sectores desplazados por la globalización,la burocracia de la UE aplica sanciones a los países comunitarios. Los sectores de jóvenes y activistas antinmigrantesse organizan contra la política dela EU de restringir los flujos migratorios.
El brexit no solo abrió la crisis al interior del Reino Unido, sino que ha destapado un proceso de inestabilidad de la Europa de las “dos velocidades” en las que los trabajadores y los países pobres llevan las de perder.

Alejandra Ríos
Londres | @ally_jericho

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