viernes, febrero 23, 2018

Cerrajero astrónomo: Víctor Buso cuenta cómo realizó el primer registro del nacimiento de una supernova



De izquierda a derecha: Los Astrofísicos Gastón Folatelli, Melina Bersten, Takashi Moriya junto a Víctor Buso y José Luis Sánchez conversaron sobre los trabajos que se realizan sobre la Supernova Argentina Temprana SN2016 gkg.

Entrevistamos a Víctor Buso, cerrajero de oficio y astrónomo aficionado que realizó la primera observación documentada del nacimiento de una Supernova.

La Izquierda Diario (LID): Para nosotros es un honor enorme estar hablando con vos en este momento. Sos el primer ser humano en la historia en ver una Supernova en explosión, eso es algo enorme. Sos parte de la historia de la ciencia.
Víctor Buso (VB): Tal cual, la verdad te lo digo con mucha humildad porque de eso se trata, ¿No? Sí, estoy muy contento. Te agradezco mucho tu saludo.
Tu oficio es la cerrajería. Y descubriste algo que los astrónomos han buscado por un montón de tiempo. ¿Qué pensás al respecto a esto? ¿Cuál es tu punto de vista respecto a la academia? ¿En algún momento pensaste en dedicarte a la astronomía?
VB: Mi papá de chico me decía: “¿No querés seguir astronomía, vos?” A la criatura vos tratás de orientarla en la vida, como padre. Pero, siempre me gustó observar. Soy un observador nato.
Y después, yo veía astrónomos; conozco astrónomos que tienen familia y viajan por el mundo. Sí, es maravilloso, pero también he visto la contra: que tienen problemas con la familia, con los hijos para mandarlos a la escuela, a veces tienen crisis matrimoniales, o sea que... es un sacerdocio, realmente. Es una opción de vida. Yo tuve opciones de irme, no a lugares espectaculares como hacen los astrónomos. Pero te puedo contar: vino una vez un astrónomo acá en el año ’97 de Venezuela, Ignacio Ferrín y vio, se ve, en mí la vocación, la pasión. Vio que no soy un tipo, un nerd que está todo el día mirando el cielo, lo hago un estado de ánimo realmente. Termino mi trabajo, vengo a mi casa y si está bueno el clima... Es un estado de ánimo, como al que le gusta la pelota o le gusta ir a pescar o le gusta la música. Yo tuve muchísima suerte de lograrlo. Sí, realmente ya me dedicaba a esto, o sea, no es que estoy ahí todos los días fanatizado con el tema, pero bueno, intento no perderle el tren.
Una vez fue de esa casualidad que había visto algo raro en otra galaxia, con otra máquina que yo tengo y justo había comprado una y justo me había nacido una incógnita con ese astro. Lo pude resolver y dije “bueno”; quería hacer otra estrella más, ya que estaba, y había dilucidado ese misterio que yo tenía, que veía unos grumos de luz en la galaxia. Decidí probarlo en otro objeto, otra galaxia; creo que fue la más linda, más vistosa. Probando ahí, mientras empecé a sacar fotos no se veía nada, pero empezó a surgir un pixel, cada vez más grande, más grande...
Claro, lo que uno va viendo en las fotos.
VB: Bueno y la desesperación de que yo no soy un tipo que estoy preparado en inglés, por eso te digo, no soy matemático tampoco, ojalá hubiera tenido esa virtud; y después otra cosa que comentaba, que decía yo me hubiera dedicado a lo mejor a estudiar astronomía y te manda un director a estudiar tal cosa y yo esto no lo hubiera descubierto, ¿Entendés? Porque vos ya tenés la actividad, yo acá tengo a disposición un instrumento mío, yo tengo la libertad.
También hay un poco de romance. Obviamente, a lo mejor un astrónomo tiene mejor calidad de vida que yo pero puede que no pase por ahí. Yo me hice el espacio acá en mi casa, para poder apartarme en ese momento en que ellos ya cenan y todo y se van a dormir. Subo y me quedo un par de horas arriba [en su observatorio, NdE].
¿Hasta qué horario hacés las observaciones?
VB: Por ejemplo, ayer estuvimos trabajando en una red nacional que estamos elaborando que se dedica a estudiar asteroides; gente de Córdoba y de acá de Santa Fe. También hay de Buenos Aires, pero Buenos Aires estaba nublado ayer, no pudieron trabajar. Casualmente, la imagen que yo tomé anoche pareciera que capturé al asteroide lateralmente y parece que detecté un anillo en el asteroide. Pero todavía no puedo decir nada porque es especulativo, lo tiene que ver un astrónomo realmente para poder registrar esto.
¿Y a qué edad empezaste a observar el cielo, pudiste tener tu primer telescopio? ¿Cómo fue ese momento?
VB: Es una historia larga. En la escuela primaria, en la zona sur de Rosario, tuve una señorita que le gustaba la ciencia, y me fascinó cuando empezó a dar temas como la materia, las sombras, las producciones de la luz. Cuando termino la primaria, empiezo la secundaria técnica y tengo Geografía Universal. La primera parte era astronomía y el libro tenía una foto de Orión. Un compañero de escuela me dice: “A vos que te gusta tanto la astronomía, mi abuelo tiene un telescopio chiquito que lo quiere vender y fabricarse uno más grande con esa plata”.
Mi papá era metalúrgico y cerrajero, yo aprendí el oficio de él. Mi mamá de grande estudió cosmetología y se compraba lupas para mirarle la piel a la gente, entonces un día yo agarré esas lupas y me puse a jugar. Cuando descubrí que combinando esas lupas tenía aumento, enseguida me fui a leer a los libros que tenía y encontré a Galileo con los telescopios básicos que él hacía. Me dije: “Esto fue hace 400 años, yo también lo puedo hacer”. Me agarré unas latas de cera y tomate, las puse una adentro de la otra, desarmé unos marcos de las lupas, desarmé las lentes y las pegué con plastilina. No veía la hora que llegara la noche para ver.
¿Funcionó?
VB: Sí, funcionó. Por eso te digo: observador nato.
¿Qué edad tenías?
VB: Diez u once años años. Hubo cosas anteriores. Por ejemplo, a los 6 años, estábamos con mi mamá en el jardín de una casa que alquilábamos, y a la noche me mostraba el cielo, la luna, me decía que esa sombra de adentro era el "Rey Mago" que me miraba.
Mi papá, que era metalúrgico y salía con la moto a laburar, en el año 1969 o 1970 –lo tuve que averiguar por internet– estaba el cometa Benett a la mañana. Te imaginás que mi papá de astronomía no sabía nada. Se ve que salió en el diario una nota de los primeros aficionados de Rosario, que decía que se iba a ver un cometa. Mi papá salió y lo descubrió, entonces me buscó y me sacó con una mantita y me dijo: “Ves, ese es un cometa”. Yo me quedé con esa imagen abrazado a mi papá mirando un cometa a la mañana.
En el año 1969, teníamos un televisor blanco y negro a válvula y vivíamos todos en una pieza grande de piso de madera antiguo. Estaba dividida: una parte era la cocina, otra era la pieza y yo dormía con ellos, mi hermanita recién había nacido. Mi mamá estaba acostada en la cama mirando el televisor y me llama: “Vení, mirá esto, que no te lo vas a olvidar en tu vida”. Me recuesto a su lado y le digo: “¿Qué es lo que estás viendo?”; y me dice: “Esto va a ser el hombre que pone la primera vez el pie en la luna”.
Como ves hubo eventos que se fueron dando.
Lo que quiero transmitir es que hemos tenido tantas noticas feas en este país últimamente, que vamos a darle un poco de alegría a la gente, levantar el ánimo. Los jubilados, la muerte acá, allá, tiros. La idea es transmitir un poco de entusiasmo.
Mi papá tenía una colección de Selecciones [Readers Digest, NdE] que todavía salen. Revisando las del año 1967-1968 veo la historia del cometa Ikeya-Seki descubierto por un aficionado, un japonés que trabajaba en una fábrica de pianos y se hizo un telescopio casero. Viste cómo es la disciplina japonesa... Estaba muy humillada la familia porque el padre tomaba mucho sake y venía y los fajaba... Estaba "manchada" la familia en el barrio donde vivían, y el tipo descubrió el cometa una mañana y fue una noticia mundial. Fue un cometa espectacular. Leer esos artículos, ver los dibujos del japonés con su telescopio… es la suma de todo. Estoy muy contento, me hablan de todos lados, por ejemplo del Washington Post, Scientific American…
¿Cómo te ves dentro de unos meses cuando se conozca la noticia a nivel mundial y venga algún cliente a arreglar una cerradura?
VB: Yo tengo un libro, que me regaló un amigo que falleció, que era como un hermano que no tuve, porque tengo una hermana. El libro se llama Buscadores de estrellas y en él está toda la vida de los grandes astrónomos. Era gente humilde. A Galileo lo quemaron en la hoguera, a Bruno también lo quemaron. Como yo viví una época muy fuerte, la época del Halley, cuatro días sin dormir, yo era jovencito, no me la pillé nunca; quizás la persona sin experiencia puede ser más chocante pero yo me lo tomo con humildad, quiero imitar a esos grandes hombres que tuvimos en la humanidad.
Por lo menos hasta que se descubra otra y la nuestra sea la referencia para descubrir la otra. Y de Argentina, con los chicos de acá que la pudieron estudiar. Todo hecho en Argentina: el descubrimiento, el análisis, ahora van y ponen las cartas arriba de la mesa y dicen: “Es así”. Lo van a hacer astrónomos de este país, les van a explicar a los otros cómo es. Para mí eso no tiene precio. La alegría que tienen estos chicos, los astrónomos, que se han preparado. A mí me gusta observar pero, como te dije, soy un observador nato, sé un poco de óptica, un poco de computación, de fotografía, de matemática, porque tenés que aprender de todo. Pero estos chicos se han preparado en la escuela, llegaron al Conicet, y recibís algo así, no sabés la alegría que tiene esa gente. Me pone más contento ver la alegría que tienen.
Sale mañana en la revista Nature, una de las revistas científicas con más impacto a nivel mundial…
VB: Pusimos a la ciencia argentina allá arriba con esto y, la verdad, con dos mangos. Vos sabés los telescopios que hay, satélites, sistemas robóticos que están buscando supernovas toda la noche y todavía no lo encuentran. Sabés que pasó un robot y fotografió una hora antes que yo mirara, porque queda todo registrado, ¿Podés creerlo?
LID: Qué importante es para el científico hacer las cosas con tiempo, relajado, crear conocimiento como estás haciendo vos que no estás recibiendo un sueldo por eso, como los científicos que nombraste de otras épocas que lo hacían por dejar un conocimiento. Hoy eso está tan cambiado por cómo funciona el sistema, que tenemos que competir, publicar papers sin importar si son buenos, sin hablar de los sueldos y la inestabilidad. ¿Qué lección crees que dejás a la comunidad científica de hoy en día?
VB: Sabés que cuando apenas la descubro, me invitan un workshop de Supernova y me dicen: “Pasá al frente y hablá”. Estaban los 50 mejores científicos de astronomía de alta energía, había del exterior incluso. Empecé a hablar y les conté parte de estas anécdotas que te conté a vos. Para mí, La Plata es la catedral de la astronomía y que me estén aplaudiendo 50 científicos de primer nivel... Les dije: “Nunca me hubiera imaginado este momento”.
Cuando eras chico, ¿Nunca soñaste con algo así?
VB: Sí, una vez lo soñé. Esto que te voy a contar no es la parte científica sino la parte espiritual de uno, si podemos llamarlo espíritu, mental, no sé. Hace como 20 años tuve el siguiente sueño: hay dos estrellas que están muy separadas en el cielo, Canopus y Achernar. En una tercera parte del cielo, o un poco menos, una quinta parte, una distancia muy grande para buscar una estrella en el cielo. Escuché una voz: “Buscá entre Canopus y Achernar, que vas a encontrar algo”. Entonces cada tanto, cuando me acordaba, decía: “Decime dónde está, porque hay una distancia que me vuelvo loco”. Entonces me acostaba con ese pensamiento. Y una vez me contesta: "Vos buscá ahí, que la vas a encontrar".
La noche que estaba probando la cámara, eran como las doce de la noche. Tengo un vecino que está medio enfermo, y mi cúpula cuando gira hace mucho ruido. Decidí no girarla, para no molestarlo. Pensé: "Total, con ese pedazo de cielo que tengo con la escotilla abierta, con eso me alcanza". Entonces subo una escalerita que tengo hasta el telescopio, muy angosta, que no hace falta que llegue hasta arriba. Desde la mitad miro la raja y digo: “Allá está Achernar y allá está Canopus. De acá para arriba tengo que buscar una estrella”. Bueno, cuando terminé de trabajar, de descubrir, me acordé del sueño. Dije: "No puede ser”. Se me llenaban los ojos de lágrimas…
Qué momento. Emocionante realmente...
VB: Que te sirva para no bajar los brazos… Porque está ahí a la vuelta de la esquina.
Hacia el final, Victor recuerda la historia de sus abuelos, las penurias de la primera guerra mundial y su escape hacia Argentina, donde nacen sus padres y tíos.
VB: Ahora que pienso, fijate todo el sacrificio que hizo esta gente, y vos decís “viví”, “trabajé”… A veces uno es el puente para que otra persona haga el logro. Me gustaría compartirlo con ellos… Y bueno… a no bajar los brazos.

Alihuen Áicrag

Producción: Juan Duarte. Colaboraron: Rodrigo Lopez y Constanza Rossi

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