martes, febrero 20, 2018

Los abusos sexuales de las ONG: mucho más que un escándalo



Las invasiones imperialistas y las denuncias contra Oxfam, Médicos Sin Fronteras y el Comité Internacional de Rescate.

Un conjunto de ONG intervinientes en poblaciones en crisis se hallan envueltas en un nuevo escándalo por abusos sexuales. “El escándalo, cuya onda expansiva no deja de extenderse, empezó la semana pasada, cuando la prensa británica denunció a Oxfam de haber organizado orgías con prostitutas en sus locales y residencias después del terremoto de Haití, que provocó 220.000 muertos y dejó sin techo a 1,5 millones de personas en 2010. Empleados de Oxfam habrían hecho lo mismo en Chad, en 2006, y violaron mujeres en Sudán del Sur” (La Nación, 18/2).
A ello le siguieron las revelaciones contra Médicos Sin Fronteras, que reconoció 24 casos de abuso sexual entre sus filas sólo durante el año 2017; y contra el Comité Internacional de Rescate (cuyo fin declarado es el de rescatar a personas perseguidas por motivos raciales, políticos o religiosos), que admitió 3 de 37 casos denunciados.
Oxfam publicó una carta anunciando la desvinculación de su directora general adjunta, Penny Laurence, ante el riesgo de perder el financiamiento a manos privadas y los anuncios del gobierno británico de que “retirará la financiación a todas las ONG que no cumplan los estándares de comportamiento”. Algunas versiones señalan que el trasfondo de las actuales revelaciones es justamente el objetivo del Ejecutivo inglés de ejecutar tales recortes, en el cuadro de crisis que atraviesa el país (La Voz del Sur, 19/2).

Ocupación y descomposición

El asunto no es novedoso: desde 2002, la ONG "Save the Children" está en alerta, cuando se descubrió que empleados de distintas organizaciones en actividad en Haití, Sudán y Costa de Marfil, obligaban a las mujeres menores de edad a mantener relaciones lésbicas y las filmaban a cambio de raciones de comida o de dinero. Los abusos se producen tanto sobre las víctimas de las catástrofes como sobre trabajadoras de las organizaciones.
Son muestras de la descomposición que atraviesa a tales organizaciones, cuyo supuesto fin era el de administrar los fondos asistenciales de manera “limpia”, por fuera de la manifiesta corrupción de los organismos estatales.
En verdad, las tareas “humanitarias” de Oxfam y compañía van de la mano de la colonización del imperialismo en tales territorios; el caso de Haití es emblemático del entrelazamiento de las ONG con el accionar militar de los Estados imperialistas y de otros Estados serviles –como el de Argentina, que tanto durante el kirchnerismo como bajo el macrismo aportó con tropas locales a la ocupación. En ese cuadro de rapiña, la descomposición es común: “el escándalo sexual de Oxfam en la empobrecida nación caribeña se suma a otros casos que cometieron miembros de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití, Minustah” (CDN, 13/2).
El pueblo argentino conoce de cerca estos comportamientos criminales, comunes al imperialismo y a los Estados que le sirven: los vio con Susana Malcorra, a quien Mauricio Macri mantuvo en el cargo de canciller hasta junio de 2017, cuando ya era conocido que la mujer había encubierto, como funcionaria de la ONU, las violaciones y abusos sexuales de sus tropas “de paz” contra niños y niñas de la República Centroafricana.
La única “salida humanitaria” a la barbarie imperialista es la organización independiente de los trabajadores.

Alvaro y Tomas Epstein

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