viernes, marzo 30, 2018

Ródchenko, de la vanguardia a la construcción del socialismo



El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) expone más de 100 piezas del constructivismo y el realismo socialista

“Quemarlos sería una lástima, pues representan más de diez años de trabajo. Pero son tan inútiles como una iglesia; no sirven para nada en absoluto”. De ese modo se refería a su pintura abstracta –en 1927, seis años después de renunciar a ella- el fotógrafo, diseñador gráfico, fotomontador, pintor y escultor Aleksandr Ródchenko (San Petersbugo, 1891 – Moscú, 1956). El artista abraza a partir de entonces el constructivismo, movimiento de vanguardia en el que destacó como uno de los fundadores. En los años 30, ya con Stalin al frente de la Unión Soviética, los diseños, fotografías y reportajes de Ródchenko pasan de la vanguardia experimental al realismo socialista. El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) expone hasta el 26 de agosto un centenar de obras que reflejan esta evolución, que se completa –en la sala de la Biblioteca del museo- con libros, revistas y folletos de autores coetáneos. “Ródchenko tuvo un papel especialmente relevante en el desarrollo del fotomontaje soviético y la renovación de la fotografía”, resume el director del IVAM José Miguel G. Cortés.
Finalizada la etapa del “comunismo de guerra”, Lenin promovió -a partir de 1921- la Nueva Política Económica (NEP), fórmula mixta que admitía, por ejemplo, que el campesino comercializara una parte del excedente. La década que permaneció en vigor la NEP (hasta la aprobación del primer Plan Quinquenal de Stalin en 1928) fue también una época de expansión de las vanguardias artísticas: el montaje cinematográfico de Vértov; películas como “El acorazado Potemkin” y “Octubre”, de Eisenstein; la arquitectura de Shújov y de Mélnikov; la pintura de Aleksandra Èkster y Liubov Popova; el teatro de Meyerhold y la música de Roslavets. En 1922 el activista, autor teatral y director de cine Alekséi Gan publicó un libro de agitación –“El constructivismo”- en el que anunciaba la batalla de esta nueva corriente contra los partidarios del arte tradicional. El constructivismo defendía las formas lineales, las tres dimensiones y la abstracción geométrica. Irrumpe, así, un “artista ingeniero de nuevo cuño, que diseña objetos industriales para el nuevo estilo de vida soviético”, explica Joan Ramon Escrivà, comisario de la exposición del IVAM. En este contexto se inscriben –en una primera etapa- las fotografías, diseños de libros, revistas y anuncios de Ródchenko, así como las obras de Aleksandr Vesnin, Varvara Stepánova o Liubov Popova.
El museo valenciano expone los carteles de Lef (1923-1924) y Novy Lef (1927-1928), revista del Frente de Izquierdas de las Artes, un grupo de agitación promovido por el poeta futurista y dramaturgo Vladímir Mayakovski. Ródchenko diseñó las portadas de esta publicación –en la que participaban poetas, pintores, teóricos y cineastas- según los principios del constructivismo; también se hizo cargo de los asuntos técnicos para la edición de la revista y escribió ensayos de fotografía experimental. “Hemos de revolucionar nuestro pensamiento visual”, declaró. Los fotomontajes y carteles de Ródchenko seguían las técnicas aplicadas por Dziga Vértov en los documentales Kino-Pravda (Cine-Verdad). En algunas portadas de Lef, explica Joan Ramon Escrivà, “traba un ensamblaje de imágenes extraídas de las revistas populares de la época con un marcado sentido crítico y humorístico”. El fotomontador ruso ya había utilizado estas técnicas de ensamblado en la primera plana de la revista Kinó-fot, difusora del cine vanguardista.
En el primer número de Lef, de 1923, Mayakovski publicó su célebre poema “Pro eto” (De esto), en la que expresaba los sentimientos de delirio por la separación de su musa y amante, Lilia Brik. La portada del libro “Pro eto”, expuesta en las vitrinas del IVAM, fue diseñada por Aleksandr Ródchenko, también autor de los ocho fotomontajes que ilustran las páginas de la obra. Si en la primera plana figura Lilia Brik, “transmutada en una suerte de futurista busto romano”, apunta Escrivà, las ilustraciones interiores remiten a un mundo onírico, surreal y no exento de humor, con un collage de los amantes junto a torres, puentes modernos, dinosaurios, osos polares y grandes neumáticos. “Fue el primer volumen de poesía de la historia ilustrado con la técnica del fotomontaje”, resalta José Miguel G. Cortés.
Fruto de la colaboración entre Mayakovski y Ródchenko son los anuncios para empresas estatales (de alimentos Mosselprom o los grandes almacenes GUM) y el diseño de los libros publicados en 1926 “Sífilis” y “A Serguei Esenin”, en cuya cubierta aparece la fotocomposición de una mano -que redacta con una estilográfica- sobre una máquina de escribir; de la misma época es “Conversaciones sobre poesía con un inspector de Hacienda”, donde Mayakovski escribe: “Si utilizo su lenguaje / la rima es un cheque (…) Hablando mi lenguaje / la rima es un barril / de dinamita, / y la estrofa es la mecha”; en otro conocido poema –“El poeta es un obrero”-, afirmó: “Los corazones son también motores. / El alma es también fuerza motriz. / Somos iguales”.
A continuación el visitante puede acercarse a tres fotografías tomadas por Ródchenko en 1924, de Mayakovski, Lilia Brik y el crítico literario y teórico Ósip Brik, casado con Lilia y uno de los colaboradores de la revista Lef. La muestra del IVAM recuerda que el autor de estas imágenes se inició como amateur, y que hasta 1924 no adquirió el primer equipo para realizar fotomontajes. Además, frente a la perspectiva fija y el canon clásico, Ródchenko adopta en sus fotografías los “enfoques dinámicos, así como los diferentes planos y posturas de las investigaciones cubistas”, subraya Joan Ramon Escrivà. “En muy poco tiempo se convertirá en uno de los maestros soviéticos del medio”, agrega el comisario de la exposición.
Son cambios que se insertan en el contexto de la ciudad contemporánea, con enormes edificios, fábricas y grandes calles atravesadas por automóviles y anuncios publicitarios, que imponen una mirada con primeros planos, escorzos, luces y sombras, picados y contrapicados. Se aprecian estas novedades en el cine de Vértov y Einsenstein, pero también en las fotografías de Ródchenko: “Establecimiento Mosselprom” (1925), “Balcones” (1925), “Escalera de incendios” (1925) y Escaleras (1929). Además, el artista ruso diseño el Club Obrero para la Exposición Internacional de las Artes Decorativas de París (1925); emplazados en los barrios de la nueva URSS, estos espacios de socialización contaban con bibliotecas, mesas de ajedrez y pantallas para proyectar películas; también promovían grupos de lectura y campañas de alfabetización.
Pero a finales de los años 20 estas técnicas experimentales –criticadas ya por su “formalismo”- y vanguardias como el futurismo y el constructivismo perdieron terreno en favor del realismo socialista y el ensalzamiento de la figura de Stalin. Así ocurrió en la fotografía, la pintura, el cine y la literatura. La tolerancia con las vanguardias artísticas acabó con el fin del primer Plan Quinquenal, en 1932. En el proceso de construcción del socialismo, la práctica de Ródchenko evolucionó hacia la fotografía documental y el fotorreportaje, lo que representó un giro en su obra. En 1928, año en que Stalin impulsó la planificación y centralización económicas en la URSS, Aleksandr Ródchenko escribe en relación con la nueva fábrica: “No representa para nosotros sencillamente la imagen de un edificio (…); sino el orgullo y la alegría de la industrialización del país de los soviets hechos realidad y eso es, justamente, lo que hemos de descubrir, ‘cómo fotografiarlo’”. Así, explica Escrivà, la fotografía vuelve “a su antigua condición de registro plano de la realidad a través de tomas sencillas y frontales, panorámicas luminosas e historias corrientes”. El IVAM expone diferentes fotografías realizadas por Ródchenko al comenzar la década de los 30: “Pionero tocando la trompeta”, “Radioescucha” o “Joven pionera”.
La nueva etapa en la obra de Ródchenko se concreta en una revista estatal de gran formato y difusión masiva, editada entre 1930 y 1941: “URSS en construcción”. Escrita con tipografía muy innovadora y en cuatro lenguas además del ruso (inglés, alemán, francés y español), la publicación que llegó a dirigir Máximo Gorki priorizaba los montajes fotográficos y las gráficas con estadísticas, con el fin de proyectar a escala internacional los avances de los planes quinquenales. “El Estado soviético encargó el diseño y la realización de muchos de sus ejemplares a destacados fotógrafos y representantes de la vanguardia, como El Lissitzky, Ródchenko o Varvara Stepánova”, destaca la exposición del IVAM, que muestra en un fotomural portadas y diseños de la revista. Cada ejemplar es monotemático; por ejemplo, el número 12 de 1933, diseñado por Ródchenko, está dedicado a la construcción del gran canal que uniría el Mar Blanco y el Mar Báltico: el Belomorkanal. Para documentar esta obra de navegación, Ródchenko realizó más de 4.000 negativos. La misma impronta productivista se percibe en el número tres, de 1934, y el siete de 1935, con diseños de N. Trochine sobre la central eléctrica de Dnièper y la fabricación de relojes, bicicletas y tocadiscos soviéticos. Ródchenko y Varvara Stepánova colaboraron de manera frecuente en la publicación, con montajes y fotografías sobre los paracaidistas soviéticos, el XV aniversario del Kazajistán, las elecciones al Soviet Supremo de la URSS o la reconstrucción de Moscú.
Fueron también años en que se loaba el gran potencial de la juventud vinculada al deporte, como enseña del país. Además de reportajes sobre desfiles institucionales, el circo y el teatro para libros o revistas populares, entre 1934 y 1936 Aleksandr Ródchenko realizó fotografías de atletas, saltadores, gimnastas y clubes deportivos. El autor ruso y su compañera Stepánova diseñaron el libro “A pageant of youth” (1939), de cuyo contenido proyecta imágenes el IVAM; la obra recoge fotografías del gran desfile deportivo que anualmente se celebraba en la Plaza Roja de Moscú. La exposición recoge además fragmentos de la película “Moscow strikes back”, dirigida por Leonid Varlamov y IIya Kopalyn en 1942; el documental trata de la Batalla de Moscú y la resistencia de las tropas soviéticas a la invasión nazi. Si el espectador recorre de manera ordenada la primera sala, observará que ésta concluye con una “joya”; se trata de libro “Soviet Aviation”, diseñado en 1939 por Ródchenko y Stepánova para el pabellón soviético de la Feria Mundial de Nueva York. Con 262 imágenes de aviones y pilotos soviéticos, cada página del libro, que la editorial Lampreave reeditó en 2009, presenta diferentes collages y composiciones geométricas.
La segunda parte de la exposición recoge 50 libros y revistas publicados en la Unión Soviética durante los años 20 e inicios de la década de los 30, que siguen los criterios del constructivismo, la nueva tipografía y el fotomontaje. Por ejemplo, los diseños gráficos para la revista “Brigada de artistas” realizados en 1933 por dos ingenieros, los hermanos Stenberg; y por una de las eminencias de la vanguardia rusa y colaborador de “URSS en construcción”, El Lissitzky; también portadas de las revistas “Campo rojo”, que en 1929 llegó a editar entre 90.000 y 100.000 ejemplares; de la revista “Mujer”, las composiciones de Varvara Stepánova en “Sovotskoe Kino” (“Cine Soviético”) o las cubiertas que Ródchenko realizó para la revista “Periodista”, en 1932. En cuanto a los libros, el espectador puede acercarse al diseño que Stepánova y el fotógrafo de vanguardia, Boris Ignatovich, realizaron en 1932 de “Carcajada terrible”; o el que hizo el fotógrafo constructivista Gustav Klutsis de “En memoria de los dirigentes fallecidos”, libro que en 1927 alcanzó una tirada de 10.000 ejemplares. La épica del ejército rojo, citas de Lenin, Stalin y Molotov figuran entre las páginas de otro volumen de 1934, “Ejército rojo de trabajadores y agricultores”, cuya portada es obra de Lissitzki. Y no es menos claro el título del volumen maquetado por Telingater, Gutnov y Spirov: “Octubre: la lucha por la posición proletaria de clases en el frente de las artes visuales”.

Enric Llopis

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