lunes, agosto 13, 2018

Colombia anunció que se va de Unasur y busca liderar un retiro en bloque



El canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo

El giro político de Duque, que podría debilitar in extremis al organismo sudamericano, busca como contrapartida el fortalecimiento de la OEA y el imperialismo estadounidense.

A solo tres días de haber asumido y cumpliendo una de sus promesas de campaña, el gobierno de Iván Duque anunció el retiro del país caribeño de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). La decisión fue anunciada por el canciller Carlos Holmes Trujillo este viernes en conferencia de prensa. Además de anunciar su retiro del organismo, que calificó como irreversible, el flamante funcionario aclaró que la nota diplomática ya está escrita pero no había sido enviada aun por el proceso de consulta que realiza el gobierno colombiano con otros países de la región, en el intento de liderar un retiro en bloque.
El presidente Duque, cuando aun era presidente electo, declaró en Washington a fines de junio pasado haberle manifestado al secretario general de la OEA, Luis Almagro su "deseo de de seguir fortaleciendo el sistema interamericano y que, en ese sentido, tenemos que avanzar muchos países de Suramérica, lo primero invitando al retiro de nuestros países de Unasur, que ha sido realmente una organización que se ha convertido en un cómplice de la dictadura venezolana”, y agregó que "parte del fortalecimiento del sistema interamericano es ejercer ese retiro y fortalecer nuestra participación en esa organización, fortalecer la Carta Democrática como instrumento regional para la promoción y el fortalecimiento de la democracia”, en referencia a la Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Acefalía y parálisis: ¿coma o muerte no declarada?

La Unasur, con sede en Quito, Ecuador, y parlamento suramericano en Cochabamba, Bolivia, está conformada actualmente por 12 países sudamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Su Tratado Constitutivo fue firmado en 2008, entrando en funciones en 2011. Expresión del auge de los gobiernos posneoliberales del continente, tuvo entre sus principales impulsores a Hugo Chávez y su primer secretario general fue el expresidente argentino Néstor Kirchner. Colombia fue el décimo país en aprobar el ingreso al organismo, seguida por Brasil y Paraguay.
Sin embargo, los cambios de signo de varios gobiernos de la mano de las renovadas aspiraciones estadounidenses sobre la región fueron frenando la dinámica de Unasur hasta dejarla acéfala e inmóvil. El expresidente colombiano Hugo Samper fue secretario general de Unasur durante 2 años y medio. Su mandato de dos años fue extendido por seis meses en el marco de la búsqueda de consenso para el nuevo secretario general, pero ese consenso nunca llegó.
Desde enero de 2017, el cargo se encuentra vacante. El presidente argentino Mauricio Macri, quien ejerció la presidencia protempore hasta abril de este año, propuso en su momento al exgobernador mendocino y actual embajador en Chile, José Octavio Bordón, para ocupar el cargo, pero Venezuela, Bolivia y Surinam vetaron su candidatura.
En ese marco de parálisis y acefalía, en abril seis países suspendieron temporalmente su participación: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú. El golpe político y económico al organismo de este retiro por tiempo indeterminado, bajo la presidencia protempore de Evo Morales, fue enorme. Sin duda el peso de esos países en la región es determinante. Por eso, el giro político de Duque, al confirmar su retiro definitivo con el posible retiro en bloque, podría significar su fin.

Un inverosímil bloque "democrático" para reposicionar al imperialismo

De la misma manera que la Unasur tuvo su auge el marco del retroceso de Estados Unidos en la región y la derrota de su proyecto económico ALCA durante la primera década del milenio, su crisis viene de la mano de la nueva ofensiva estadounidense para recuperar el terreno perdido, en el marco de sus disputas comerciales con China.
El argumento "democrático" y "popular" que esgrime el derechista gobierno de Duque, asociando la Unasur al gobierno de Maduro, no tiene asidero en realidad. Sus socios en este plan de vaciamiento son nada menos que Michel Temer, quien asumió el gobierno brasileño tras el golpe institucional que derrocó a Dilma Rousseff, u Horacio Cartes, heredero sin culpa del golpe del parlamento paraguayo que sacó a Fernando Lugo. Gobiernos que vienen implementando durísimas medidas de ajuste contra el pueblo, como el mismo Temer o Mauricio Macri, en Argentina. Es claro que la democracia y las condiciones de vida del pueblo en Venezuela son la cobertura demagógica del giro político liderado por Colombia.
El canciller Trujillo lo expresó en concreto, con su plan de acción. Empezando por el relanzamiento de la Organización de Estados Americanos, con el objetivo de fortalecerla. Recordemos que Estados Unidos, además de Canadá, es miembro con peso determinante de ese organismo. Por lo tanto, fortalecer la OEA significa recuperar posiciones para el imperialismo estadounidense.
Para fomentar el crecimiento económico de su país, el canciller anunció que pondrá en marcha una dinámica "diplomacia económica, comercial y cultural", en el camino de fortalecer la Alianza del Pacífico, bloque conformado por Chile, Colombia, Perú y México que supo constituirse como la resistencia del neoliberalismo durante la era de los limitados "nacionalismos burgueses" del siglo XXI.
Con respecto a Venezuela, Trujillo anunció que pondrá en marcha "una nueva política de fronteras", lo que indicaría más bien una política de control migratorio. Junto con pedir un enviado de la ONU para la cuestión "humanitaria", el canciller insistió con el fortalecimiento del "fondo humanitario de emergencia". Bajo el paraguas del éxodo de venezolanos, Colombia ha recibido más de 46 millones de dólares de parte de Estados Unidos.
Para completar su programa de seguidismo a la OEA, Trujillo se refirió a la crisis en Nicaragua, e indicó que Colombia actuará "de conformidad con las obligaciones" que tiene como firmante de la Carta Democrática Interamericana en "la defensa y protección de los derechos humanos".
La OEA aprobó recientemente una declaración en la que insta a Ortega a adelantar las elecciones según el calendario acordado en el marco del proceso de Diálogo Nacional, iniciativa impulsada por Estados Unidos, la derecha continental y Canadá, apoyada por México y por los gobiernos de países de Europa, luego del un "pedido" de la Iglesia Católica a través de la Conferencia Episcopal. Una línea que le permite a Ortega negociar su salida en una transición pactada lejos de las demandas de la población nicaragüense movilizada.
En definitiva, la fórmula "debilitar la Unasur, fortalecer la OEA" del derechista Iván Duque no podría ser más servil a los renovados intereses geopolíticos estadounidenses en América Latina.

Isabel Infanta
@isabel_infanta

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