jueves, octubre 25, 2018

Isidoro Gilbert: testigo del estalinismo criollo



A los 87 años de edad falleció el periodista Isidoro Gilbert. Militante del Partido Comunista Argentino y director de la agencia soviética TASS, el periodista autor de El oro de Moscú y La Fede supo exponer la subordinación política y económica del PCA al aparato estalinista internacional dirigido desde el Kremlin.

Isidoro Gilbert ingresó a las filas de la Federación Juvenil Comunista en el año 1949. El PCA venía de haber entregado en 1943 la huelga de los frigoríficos bajo el argumento de no desabastecer a las tropas aliadas que luchaban contra el fascismo en Europa. La represión del gobierno del GOU y la claudicación en la lucha de clases le valieron a los comunistas criollos la pérdida de su influencia sobre los trabajadores argentinos. Vittorio Codovilla llamó entonces al PC a acompañar al imperialismo yanqui para "Batir al nazi-peronismo" (Informe del 22 de diciembre de 1945). El PC será parte activa de la Unión Democrática, junto a los conservadores, los radicales y los socialistas, quienes auspiciados por el embajador norteamericano Spruille Braden enfrentaron en las elecciones de 1946 a Juan Domingo Perón. Toda esta orientación respondía a lo que el estalinismo criollo denominaba como la estrategia del frente democrático nacional, eufemismo con que en 1955 explica su militancia a favor del golpe proimperialista de la Revolución fusiladora de Lonardi, Aramburu y Rojas.
Gilbert fue el responsable local de la Agencia TASS que respondía directamente al Estado soviético. Fue a partir de aquella experiencia que escribió El oro de Moscú, un pormenorizado relato de las relaciones entre el PCA y el Kremlin y los negocios compartidos con sectores de la burguesía criolla a partir de la influencia de hombres como José Bel Gelbard, afiliado secreto del PCA y ministro de economía del tercer gobierno de Juan Domingo Perón en 1973. Fue el mismo Perón que, para hacer cumplir los lineamientos del Pacto Social y el programa económico de su ministro, lanzaba contra la aguerrida vanguardia obrera, juvenil y popular surgida al calor del Cordobazo a las bandas fascistas de la Triple A. En la elección en que se impone la formula Perón-Perón en septiembre del 73, el PC romperá la Alianza Popular Revolucionaria y llamará a votar por la fórmula del FrejuLi.
Gilbert fue testigo y protagonista de la historia del PC en los años 70, del llamado a un gabinete cívico-militar para salvar al gobierno peronista de Isabel luego de las extraordinarias movilizaciones obreras que en junio y julio de 1975 cuando fueran derrotadas las bandas lopezrreguistas y el Plan Rodrigo, un brutal ataque contra las condiciones de vida del pueblo trabajador. Mientras la clase obrera organizaba coordinadoras interfabriles en los grandes cordones industriales del país y protagonizaba una huelga general política, el PCA llamaba a un acuerdo con las FFAA. Así lo explicaba la consigna un dirigente del PC de aquellos años: “Tiene en cuenta una realidad insoslayable, que es el peso de las Fuerzas Armadas en el quehacer nacional. Así como nos oponemos a que las Fuerzas Armadas constituyan un ’poder paralelo’ con funciones de ’vigilancia’, consideramos necesaria su intervención en un gobierno democrático, al lado de los civiles.” (Gerónimo A. Álvarez, “¡Unidad para afianzar la democracia y avanzar hacia la patria liberada¡" Informe rendido en la VIII Conferencia Nacional del Partido Comunista del 27 y 28 de noviembre de 1975).
El PCA apoyará "críticamente" a la dictadura del genocida Jorge Rafael Videla que se instaura el 24 de marzo de 1976. En una declaración del Comité Central fechada el 25 de marzo de 1976, “Los comunistas y la nueva situación en la Argentina" la dirección de los estalinistas criollos plantea “El Partido Comunista está convencido de que no ha sido el golpe del 24 el método más idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son. Nos atendremos a los hechos y a nuestra forma de juzgarlos: su confrontación con las palabras y promesas.” El método no idóneo no le impide al PC el apoyo a la dictadura y sus postulados: “Fidelidad a la democracia representativa con justicia social, revitalización de las instituciones constitucionales, reafirmación del papel de control del Estado sobre aquellas ramas de la economía que hacen al desarrollo y a la defensa nacional. El Partido Comunista, aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su Programa, que se propone el desarrollo con independencia económica, la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social.”
El otro argumento del apoyo al golpe fue el de evitar la victoria del ala pinochetista de los "halcones" sobre las "palomas" que representaba Videla: “... es justo comprobar que el movimiento del 24 de marzo tiene algunos rasgos que lo diferencian de los anteriores. Las fuerzas armadas, llegadas al poder de facto, en vez de disolver los partidos políticos suspenden sus actividades provisionalmente. Aunque no se puede ocultar que quienes consideran –a pesar de la trágica experiencia chilena- que la solución debe levantarse sobre una montaña de cadáveres, presionaron para precipitar el golpe, aunque no prevalecieron en él; y ahora presionan y actúan para provocar un viraje a la derecha.”(O. Ghioldi “Democracia renovada o pinochetismo”, 8 de mayo de 1976).
Gilbert explica el apoyo al golpe en una entrevista en P12: "El PC, que había condenado todos los golpes anteriores y fue víctima de ellos, consideró que había una heterogeneidad entre los militares que permitiría con el tiempo una salida a la situación. A todas luces, una posición que no condecía con la realidad. Porque si bien había diferencias, había acuerdo en cómo y de qué manera había que reprimir. Influyó el peso del sector militar del PC: hubo militares comunistas o amigos. Y había una concepción de que la llegada al poder no se daría por la guerrilla sino a través de un papel que deberían jugar las Fuerzas Armadas. Jugó un rol importante la preservación de la organización y de los militantes, porque se consideró que no se los podría defender en una confrontación inmediata". Gilbert ensaya en estas líneas una falsificación. El PC no había condenado los golpes anteriores, más bien fue parte de la Libertadora en el 55. Y aún más, el coronel Francisco Corniccelli, miembro del PC, fue el negociador designado por el general Alejandro Lanusse, para acordar las condiciones del retorno de Perón a la Argentina en nombre de la dictadura criminal de la Revolución Argentina en 1972. A hombres como el mencionado coronel se refiere Gilbert para señalar la influencia de los militares del PC en el apoyo a Videla. Sin embargo, como señalan las páginas de El Oro de Moscú, la causa fundamental fue otra y se trató mas bien del alineamiento con las exigencias del Kremlin que compraba trigo y carne a la dictadura genocida en medio del bloqueo occidental por la invasión a Afganistán. El oro de Moscú sirvió para que el PC acallara las críticas a la dictadura y la oligarquía argentina que llenaba sus arcas con las exportaciones a la Unión Soviética. Luego el derrotero del PC siguió pidiendo frente al derrumbe de la dictadura tras la derrota de Malvinas un gobierno de coalición cívico-militar y el llamado a votar al candidato peronista Ítalo Luder en las elecciones de 1983 que terminaron consagrando a Raúl Alfonsín. Luder fue el autor del decreto de aniquilamiento de la guerrilla en el monte tucumano en 1975. Demás está decir que la crítica que ensaya Gilbert sobre la línea llevada a cabo frente a los genocidas, coincide con lo planteado en el XVI Congreso del PCA del año 1985, que ejerció una limitada "autocrítica" por el apoyo a la dictadura.
Gilbert fue un cuadro político formado en la escuela estalinista de Vittorio Codovilla y Rodolfo Ghioldi, en la colaboración abierta con la burguesía y hasta con el imperialismo. Codovilla tuvo un destacado papel como organizador del quintocolumnismo que se dedicó a la represión interna de anarquistas, poumistas y trotskistas en la Revolución española de 1936. Gilbert recibió entrenamiento en Praga y Moscú y como confesó alguna vez participó activamente de las maniobras de la burocracia soviética en nuestro país: “Yo pertenecía a una estructura ubicada muy por encima del PC local. Esa estructura se ocupaba directamente de las relaciones entre el Estado argentino y la Unión Soviética”. Desde este lugar no fue un mero testigo de los hechos.
Luego de la caída del Muro de Berlín sobrevino su ruptura con el PC a principios de los 90. Entonces Gilbert manifestó su desilusión "con el leninismo". Pero si el leninismo es el concepto de un partido de combate de la clase trabajadora para la revolución socialista, el PC, como satélite criollo del estalinismo, fue la negación de toda política leninista y la asunción de una estrategia reformista subordinada a los intereses de la casta contrarrevolucionaria de la burocracia del Kremlin y sus juegos diplomáticos, en detrimento de los intereses del proletariado argentino e internacional.

Facundo Aguirre

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