jueves, septiembre 15, 2022

Yasky y Baradel posan en la embajada norteamericana con ropa de fajina


Clarín le dio la tapa. ¡Cómo no! Baradel y Yasky flanqueando a Marc Stanley, el embajador de Estados Unidos en la sede diplomática. “Conversamos sobre los avances y desafíos de los sindicatos hoy, y del trabajo conjunto de EE. UU. y Argentina en materia de derechos laborales”, resumió el funcionario. Hace poco, en relación a afirmaciones del mismo Stanley, Yasky denunciaba que "Son declaraciones de un virrey que tiene una concepción neocolonial". 
 La superioridad política del embajador sobre estos dos enterradores del sindicalismo docente quedó palpable. El ‘virrey’ los invitó a su Cabildo y los dos corrieron presurosos, por el temor de que un desaire no fuera a suspender un préstamo del BID, un canje de deuda ‘dual’ o un disgusto del FMI. No anunciaron la visita ni se apresuraron a revelarla –lo hizo, con malicia, el propio embajador-. 
 Detrás de este episodio hay una definición política y un mensaje. Cristina Fernández ya había sentado a Stanley en su despacho del Senado, como lo hizo sin necesidades protocolares con la comandante del IV Ejército, que supervisa el Atlántico sur. Estos díscolos de la CGT, junto a Palazzo y Moyano, se alinean con el FMI. Aquella consigna de la Marcha Blanca, en 1988, ha sido enterrada ‘for ever’: “A ver, a ver, quién tiene la batuta, si el pueblo unido o el Fondo hijo de puta”. 
 Lo que no obtuvo la tapa de Clarín y de La Nación es otra noticia, que dio a conocer La Nación. “Almuerzo reservado con temas fuertes”. Todo un titular. En este caso, al lado de Stanley estaba el embajador del Estado sionista, junto a Patricia Bullrich y Rogelio Frigerio (nieto). Le arrimaron una silla al ex Ucedé, Mariano Caucino, y a Emilio Perina, otro funcionario del gobierno macrista. Todo esto ocurrió en la embajada de Israel. A Stanley se lo vio “con cierto entusiasmo” por la gira que compartió con Massa por Estados Unidos. En la mesa se sentaron tres poderosos empresarios de Argentina. 
 Yasky y Baradel concurrieron a la sede de Stanley en una condición de segunda categoría. Con Bullrich & company se habló de política internacional entre confidentes, de acuerdo a como lo relata La Nación. Al interrogante acerca de a quién preferían los comensales en las elecciones de Brasil, la mesa respondió que le daba lo mismo que triunfara Bolsonaro. A los burocratitos, en cambio, se les reclamó que apoyen las reformas laborales que la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, le exigió a Massa. La embajada se ha convertido en el tránsito obligado de los nacionales y populares. 
 A la luz de estas miserias políticas, sería una iniciativa apropiada impulsar un texto de repudio para que sea firmado en la docencia. En estos mismos momentos, el patrón de Stanley, Joe Biden, está en campaña contra la inminente decisión de los obreros ferroviarios norteamericanos de declarar una huelga indefinidia por su contrato laboral. 

 Jorge Altamira 
 14/09/2022

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