sábado, septiembre 27, 2025

La ONU y la OMC dan un nuevo paso en la disputa por los océanos


El 19 de septiembre el Tratado Internacional de Alta Mar sobre cuidado de la Biodiversidad (BBNJ por sus siglas en inglés) alcanzó la aceptación de 60 países que necesitaba para entrar en vigor. El mismo plantea la necesidad de avanzar en la protección de los ecosistemas de alta mar (más allá de las jurisdicciones nacionales). Los cuatro pilares del acuerdo son la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales (como es el caso de la “Milla 201”), las evaluaciones de impacto ambiental, la distribución de los beneficios derivados de los recursos genéticos marinos y la transferencia de recursos económicos y tecnología marina.
 Por otro lado, la Organización Mundial del Comercio (OMC) el 15 de septiembre alcanzó el apoyo de dos tercios de sus integrantes para poner en vigor el Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca, que prohíbe la subvención a la industria pesquera que opere en aguas internacionales y tenga un efecto adverso sobre el ecosistema. 
 Esta serie de medidas que buscan reglamentar la pesca se dan en un marco de fuerte competencia internacional por las capturas de alta mar, donde a lo largo de los años sucedió una ligera transformación hacia una disminución de la cantidad de embarcaciones (5,3 millones en 2019 a 4,9 millones en 2022), pero un aumento del tamaño de estas embarcaciones: desde 1995, las embarcaciones de menos de 12 metros de largo pasaron de representar el 93 % al 88 % y las embarcaciones de tamaños entre 12 y 24 metros crecieron del 6 % al 10 %. 
 A la vez, la producción por capturas no crece desde la década de 1980 y fluctúa entre los 86 millones y los 93 millones de toneladas al año. A lo largo de estos 40 años, China pasó de capturar 3,9 millones de toneladas en 1980 a 11,8 millones de toneladas en 2022, representando el 15 % de las capturas totales. Otros países que han crecido en estos 40 años son Indonesia, India, Vietnam. Estados Unidos, Rusia, entre otros; no han modificado sus valores y países como Japón, Corea, España entre otros han disminuido. En particular, Japón pasó de 10,5 millones a 2,8 millones de toneladas (datos FAO). 
 Un estudio publicado en 2018 de Science Advances señala que el 54 % de la pesca de alta mar no sería rentable sin subsidios estatales a las flotas y concluye que flotas como las chinas no podrían existir si el Estado no las subsidiara, debido a sus largos trayectos hasta los puntos de pesca y por objetivos poco valiosos en el mercado internacional.

 La situación crítica del mar argentino: de la milla 200 a Malvinas.

 Este mismo estudio señala que una de las zonas con mayor esfuerzo pesquero se concentra frente a las costas de Rio Negro y Chubut, con grandes costos para las compañías por la distancia que recorren desde sus puertos de origen hasta la zona de pesca. 
 Por otro lado, una investigación de la ONG Environmental Justice Foundation, de origen británico, señala que el estado de situación ecológica de la región se encuentra al borde del colapso, por la fuerte depredación que realizan las flotillas chinas sobre el calamar argentino, animal clave en la cadena alimenticia de la región que en 2023 representó el 13 % de la captura total de calamar en el mundo. La investigación hace fuerte hincapié en que son las flotillas
 chinas las que han aumentado en un 85 % sus horas de pesca y que están llevando el recurso al colapso. La ONG no señala que en aguas también del Atlántico sur gestionadas por el gobierno británico hay otro calamar al borde del colapso. Y es que este año, por tercer año consecutivo, el gobierno extranjero de las Islas Malvinas ha tenido que suspender la temporada de pesca del calamar Loligo, el cual se captura sobre todo dentro de las aguas internas y que son concesionadas por sobre todo a empresas pesqueras españolas. El recurso se encuentra en estado crítico y desde las empresas señalan que, de sostenerse esta situación, se hará inviable seguir pescando, por el alto costo del traslado hasta el Atlántico Sur-Occidental y por los altos precios que tienen los permisos de pesca británicos, los cuales representan el 58 % del PBI de las islas. Especialistas en el tema señalan que el gobierno de Malvinas viene concediendo permisos de pesca excesivos que duplican incluso la capacidad de recuperarse del ecosistema y, por otro lado, que las exploraciones offshore en busca de hidrocarburos en los yacimientos León Marino están ocasionando daño en la maduración de los calamares que desarrollan su ciclo de vida alrededor de las islas. 
 En su conjunto, la resolución de la ONU busca contener el desarrollo de una industria pesquera a través de la creación de áreas marinas protegidas, sin embargo, el desarrollo de estas va a estar atado a “la mejor ciencia disponible”, o sea, a las investigaciones que las potencias puedan/permitan realizar. Por otro lado, la OCM busca desarticular una industria pesquera que se desarrolla bajo un modelo de subsidios estatales, como es el caso particularmente de China. 
 El jefe del Comando Sur, almirante Alvin Holsey, en la cumbre sobre seguridad desarrollada en CABA a mediados de agosto de 2025, señaló insistentemente la intención de expulsar toda encomienda china de la región y ya en 2021 el exjefe del Comando Sur, el almirante Craig Faller, señalaba que “China posee una flota pesquera patrocinada por el Estado e involucrada en actividades ilegales”. 
 Toda esta bola de tratados ecológicos no son más que la máscara que intenta tapar y generar las condiciones políticas para desarrollar la necesidad del imperialismo de ir a una guerra con China, en principio comercial, hasta las últimas consecuencias y despejar su patio trasero, en tierra y en el mar. 

 Sergio Yeti 
 24/09/2025

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