Trump perdió la pulseada por partidas presupuestarias para el muro fronterizo y accedió a reabrir el gobierno por tres semanas, tras el cierre de gobierno más largo de la historia.
Luego de más de un mes de cierre de alrededor del 25% del gobierno nacional de Estados Unidos, el presidente anunció esta tarde un acuerdo para reabrirlo por 3 semanas, mientras se discute un plan integral para la seguridad fronteriza. La ley ya se aprobó en el Senado y se espera que Diputados la apruebe durante la noche del viernes y así se evite que los trabajadores pierdan su segundo cheque de pago.
Trump retrocede de esta manera de una de sus grandes promesas de campaña, construir un muro fronterizo desde el Atlántico al Pacifico para, según él, evitar que “traficantes, pandilleros y criminales” entren ilegalmente al país. Si bien en su discurso intentó matizar su derrota, es claro que fue uno de los grandes perdedores de la crisis.
El pasado jueves, un grupo de senadores de su partido le había expresado al líder de la cámara Mitch McConnel y al vicepresidente Mike Pence su descontento con la forma en la que el magnate había manejado la situación. Ese mismo día cada partido había presentado una ley para su votación en el Senado y ninguna había logrado los 60 votos necesarios, pero lo nuevo fue que seis republicanos rompieron la disciplina partidaria y votaron por la propuesta de los demócratas.
Sumado a la presión ejercida por los partidos políticos, durante el viernes el aeropuerto La Guardia de Los Ángeles debió suspender brevemente sus operaciones debido a la cantidad de controladores aéreos que se reportaron enfermos. Varios analistas coinciden en que las pérdidas monetarias y la posibilidad de que esto incentivara acciones más fuertes por parte de los trabajadores fue lo que quebró la resistencia de Trump.
El Partido Demócrata, y en particular Nancy Pelosi -presidenta de la Cámara de Diputados- podrían beneficiarse de este resultado, dado que mantuvieron una posición de intransigencia durante toda la negociación. Pelosi logró que todo su partido se encolumne detrás de ella. Sin dudas ascendió a una posición de poder dentro del partido Demócrata que no tenía antes de las negociaciones.
Trump salió derrotado de esta situación, como todos sus asesores y colegas del partido le habían advertido y queda aún más débil de cara a las elecciones de 2020 en las que seguramente irá como candidato. A esto hay que sumarle el procesamiento de Roger Stone, uno de sus ex asesores, por el escándalo del Rusiagate.
Pero los verdaderos perdedores del cierre del gobierno fueron los casi 800.000 trabajadores que estuvieron más de un mes sin cobrar su sueldo a causa de las disputas entre ambos partidos.
Nicolás Daneri
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