lunes, abril 06, 2009

Una biografía política de Stalin

Seis años de lucha desde la muerte de Lenin, seis años de lucha contra Trotsky, seis años de régimen de los epígonos[1], primero la troika[2], luego la banda de los siete, finalmente el único, todo el significativo período de la declinación de la revolución, de su reflujo a escala internacional, de la disminución del nivel teórico, nos han llevado a un punto crítico al más alto grado. Con la victoria burocrática de Stalin ha culminado un gran período histórico, y al mismo tiempo, se pone de manifiesto el carácter ineludible de su derrota en un futuro próximo. El encumbramiento de su burocracia anuncia su crisis. Puede ser más rápido que su ascenso o su declinación. El régimen del socialismo nacional y su héroe llegan bajo los golpes, no solamente de las contradicciones internas, sino también del movimiento revolucionario internacional. La crisis mundial va a darle a este último una serie de nuevos impulsos. La vanguardia del proletariado no podrá y no querrá ahogarse bajo las garras de una dirección molotovista[3]. La responsabilidad personal de Stalin está comprometida. Entran en el alma dudas y ansiedad, incluso de los que están más templados. Y Stalin ya no puede dar más que lo que tiene. Está amenazado por una caída que puede demostrarse más rápida en proporción al carácter artificial de su ascenso. En todo caso, Stalin es el personaje central en el actual periodo de inestabilidad. Las características de Stalin tienen un gran interés político en relación al curso del XVI Congreso[4]. El número actual del Biulletin Oppositsii[5] está dedicado en gran medida a la caracterización del jefe del aparato como político y como teórico. En las líneas que siguen, hemos querido contribuir con algún material a la biografía política de Stalin. Este material es muy incompleto. Hemos elegido lo esencial de lo que tenemos en nuestros archivos. Pero temporalmente le faltan a éstos, muchos materiales y documentos, quizás los más importantes. De los archivos de la policía, que fueron interceptados y copiados durante décadas, las cartas de los revolucionarios, documentos, etcétera, Stalin, en el curso de los últimos años, reunió meticulosamente materiales con los que pudo, por un lado, guardar un botín sobre sus amigos poco confiables, arrojar sombras sobre los oposicionistas, y ante todo, protegerse él y sus partidarios contra la publicación de tal o cual episodio que ataquen al falso monolitismo creado artificialmente por sus biografías. No tenemos esos documentos. Hay que recordar la insuficiencia de nuestra información para apreciar el material que sigue.
El 23 de diciembre de 1925, la siguiente información policial fue publicada en el periódico del partido en Tiflis, Zaria Vostoka, por amigos muy cercanos de Stalin.
“Según la información recibida de la agencia, Djugachvili era conocido en la organización por el sobrenombre de Sosso y Koba, trabajó a partir de 1902 en el partido socialdemócrata, primero como menchevique, luego como bolchevique, como propagandista de los primeros distritos (ferrocarriles)”.
En relación con esta información policial publicada por sus partidarios, no se publicó ninguna refutación de la que tengamos conocimiento. De esta información se desprende que Stalin comenzó siendo menchevique.
En 1905, Stalin estaba entre los bolcheviques y tomaba parte activa en la lucha. ¿Cuáles eran sus ideas sobre el carácter y las perspectivas de la revolución? Por lo que sabemos, no existe ningún documento conocido sobre ese tema. Ningún artículo, discurso o resolución de Stalin fue reproducido. ¿Por qué? Evidentemente, porque la publicación de los artículos de Stalin o de las cartas de ese período no podían más que perjudicar su biografía política. No hay otra explicación para el obstinado olvido del pasado del “jefe”.
En 1907, Stalin participó en la expropiación del banco de Tiflis. Los mencheviques, detrás de los filántropos burgueses, expresaron su indignación contra los métodos “conspirativos” del bolchevismo y su “anarco-blanquismo[6]”. Con respecto a esta indignación, sólo puede haber una actitud, el desprecio. El hecho de participar en tal empresa, el hecho de asestar un golpe parcial al enemigo, sólo puede honrar la resolución revolucionaria de Stalin. Sin embargo, es sorprendente que este hecho fuera retirado, cobardemente, de todas las biografías oficiales de Stalin. ¿Esto es en nombre de la respetabilidad burocrática? Después de todo, nosotros no lo pensamos. Más probablemente sea por razones políticas. Porque, si bien la participación en una expropiación en sí no puede comprometer a un revolucionario ante los demás revolucionarios, la falsa apreciación política de esta situación compromete a Stalin como político. Golpes separados contra las instituciones del enemigo, incluida la “tesorería”, sólo son compatibles con la ofensiva revolucionaria de las masas, es decir, con el ascenso de la revolución. Cuando las masas retroceden, las operaciones de los partisanos degeneran inevitablemente en aventuras y conducen a la desmoralización del partido. Stalin, en todo caso, demostró que, en este período, era incapaz de distinguir entre marea alta y marea baja. Revelará más de una vez (Estonia, Bulgaria, Cantón[7], “tercer período”[8]) su incapacidad para orientarse políticamente en gran escala.
Stalin, desde la época de la primera revolución, lleva una vida de revolucionario profesional. Prisión, exilio, evasiones. Pero durante todo el período de la reacción, de 1907 a 1911, no encontramos un solo documento, artículo, carta o resolución en los que formule su propia apreciación de la situación y sus perspectivas. Es imposible que estos documentos no existan. Es imposible que no se hayan conservado, aunque sea en los archivos de la policía. ¿Por qué no han sido publicados en la prensa? Es evidente: no pueden confirmar la absurda caracterización de la infalibilidad teórica y política del aparato que significa la del propio Stalin creada por sí mismo.
Una sola carta de ese período pasó involuntariamente a la prensa y confirma íntegramente nuestra hipótesis. El 24 de enero de 1911, Stalin escribía a sus amigos en exilio. Esta carta fue interceptada por la policía y reproducida el 23 de diciembre de 1925 por el mismo comité de redacción, más servil que astuto de la Zaria Vostoka. Esto es lo que escribía Stalin: “Seguramente hemos escuchado hablar de la ‘tormenta en un vaso de agua’ en el extranjero. El bloque Lenin-Plejanov[9], por un lado, y el bloque Trotsky-Martov[10]-Bogdanov[11], por el otro. La actitud de los obreros hacia el primer bloque es, hasta donde yo sé, favorable. Pero los obreros empiezan a mirar a la emigración en general con desprecio. “Que pidan la luna en tanto el corazón se lo diga: pero nosotros, a quienes los intereses del movimiento nos son caros, trabajemos, y el resto se arreglará”. Esto es, para mí, lo mejor para hacer”. No vamos a examinar aquí si Stalin definía correctamente la composición de los bloques: la cuestión no está allí. Lenin ha llevado adelante una severa lucha contra los legalistas, los liquidadores y los oportunistas, a favor de las perspectivas de la segunda revolución. Esta lucha es lo que ha determinado fundamentalmente los agrupamientos en el extranjero. Pero, ¿cómo apreciaba el bolchevique Stalin estas batallas? Como un empirista y un práctico sin principios, totalmente desesperanzado: “una tormenta en un vaso de agua”, “que pidan la luna si su corazón se lo dice”, “trabajemos y el resto se arreglará”, escribe, manifestando estos sentimientos que eran característicos de este período de reacción y decadencia.
Tenemos así en la persona de Stalin, la imagen no solamente de un conciliador –porque el conciliacionismo es una corriente ideológica que se ha dedicado a crear una plataforma-, tenemos un empirismo ciego que desprecia totalmente los problemas de principios de la revolución. No es fácil imaginar el castigo que la redacción de Zaria Vostoka ha recibido por haber publicado esta carta y las medidas que se tomaron a escala gubernamental para impedir en el futuro la aparición de semejantes documentos.
En su informe al VII Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista en 1926, Stalin caracterizaba el pasado del partido de la siguiente manera:
“La historia de nuestro partido, si la tomamos desde el momento de su nacimiento, bajo la forma de un grupo de bolcheviques en 1903, y vuelta a trazar en sus diferentes etapas hasta nuestros días, puede ser tomada, sin exageración, como una historia de lucha entre contradicciones dentro del partido –no hay ni puede haber línea intermedia en las cuestiones de principio”.
Estas impresionantes palabras están dirigidas contra el “conciliacionismo” ideológico, en relación a aquellos contra los que Stalin llevaba adelante la lucha. Pero estas fórmulas absolutas de irreconciabilidad ideológica están en total contradicción con la fisonomía política y el pasado político del propio Stalin. Ha sido, como empirista, un conciliador orgánico, pero sobre todo, como empirista, no ha dado expresión principista de su conciliacionismo.
En 1912, Stalin colaboraba con el periódico legal de los bolcheviques, Zviezda. El comité de Petersburgo, en lucha directa contra Lenin, publicó este diario primero como un órgano conciliador. Esto es lo que Stalin escribía en una editorial programática:
“Estaríamos satisfechos si el diario, sin caer en las aberraciones políticas de las diferentes fracciones, sostiene con éxito los tesoros espirituales de la democracia, a la que hoy se aferran enemigos evidentes y falsos amigos”. La frase sobre las exageraciones de las diferentes (¡) fracciones está totalmente dirigida contra Lenin, sus “tormentas en un vaso de agua”, su disposición a “pedir la luna” entre otras “exageraciones políticas”. El artículo de Stalin, a su manera, coincide enteramente con la tendencia vulgar conciliacionista de la carta de 1911 citada más arriba y contradice totalmente su afirmación ulterior de la inadmisibilidad de una línea intermedia en las cuestiones de principio.
Una de las biografías oficiales de Stalin proclama:
“En 1913, se exilió nuevamente en Turujansk” (Pravda, 21 de diciembre de 1929). Ni una palabra suplementaria. Eran los años de la Primera Guerra Mundial, el hundimiento de la II Internacional[12], de Zimmerwald[13], de Kienthal, de la más profunda lucha ideológica en la sociedad ¿En qué participó Stalin? Cuatro años de exilio deben haber sido años de intenso trabajo intelectual. Los exiliados en esas circunstancias tenían periódicos, escribían volantes, elaboraban tesis, plataformas, intercambiaban cartas polémicas, etc. Es imposible que Stalin, en cuatro años de exilio no haya escrito nada sobre los problemas fundamentales de la guerra, de la Internacional y de la revolución. Pero sería fútil buscar un rastro del trabajo intelectual de Stalin durante estos sorprendentes años ¿Cómo es posible? Está claro que si se pudiera encontrar una sola línea, en donde Stalin formulara la idea de derrotismo o anunciara la necesidad de una nueva internacional, esta línea habría sido publicada desde entonces, fotocopiada y traducida a todos los idiomas, enriquecida por comentarios eruditos de todas las academias e instituciones. No hemos encontrado ni un solo renglón de este tipo ¿Esto significa que Stalin no escribía nada? No, sería increíble. Pero esto significa que, de todo el material escrito durante estos cuatro años, no hay nada, absolutamente nada que pueda ser utilizado hoy para fortalecer su reputación. De esta manera, los años de guerra, en donde se forjaron las ideas y consignas de la revolución rusa y de la III Internacional[14], se revelan como un espacio vacío en la biografía ideológica de Stalin. Es probable que en esta época dijera y escribiera: “Que pidan la luna y hagan tormentas de los vasos de agua”.
[15]Stalin llega a Petersburgo con Kamenev[16] a mediados de marzo de 1917. La Pravda, dirigida por Molotov y Chliapnikov[17], tiene un carácter vago, primitivo, sin embargo de izquierda, dirigido contra el Gobierno Provisional. Stalin y Kamenev apartaron al viejo comité de redacción por ser demasiado de izquierda y adoptaron una posición profundamente oportunista en el espíritu de los mencheviques de izquierda: apoyo al Gobierno Provisional sobre la defensa militar de la revolución (es decir, del gobierno burgués), una alianza con los mencheviques de tipo Tseretelli.
La posición de la Pravda en esos días es una página escandalosa en la historia del partido y de la biografía política de Stalin. Sus artículos de marzo, que eran el resultado revolucionario de sus meditaciones en el exilio, explican perfectamente por qué no hay un solo renglón de trabajos de Stalin sobre la época de la guerra.
Informamos aquí el episodio de Chliapnikov (El año 1917, vol. 2, 1925) sobre los cambios introducidos por Stalin y Kamenev, unidos en esa época con una idéntica posición: “El día de la aparición de la “nueva” Pravda, el 15 de marzo, fue un día de regocijo para los defensistas. Todo el palacio de Táurida, los hombres de negocios en los comités de la Duma, a coro incluso con la democracia revolucionaria, el comité ejecutivo estaban satisfechos con las novedades: la victoria de los bolcheviques moderados de buen sentido sobre los extremistas. En este mismo Comité Ejecutivo nos acogieron con sonrisas venenosas. Esta fue la única vez en que la Pravda tuvo la aprobación incluso de los firmes defensores del liberalismo; cuando este número de la Pravda llegó a las fábricas, causó una enorme perplejidad entre los miembros de nuestro partido y nuestros simpatizantes y un placer maligno a nuestros adversarios. En el comité de Petersburgo, en el buró del Comité Central y en el comité de redacción de la Pravda llegaban preguntas ¿de qué se trataba? ¿Por qué nuestro periódico renuncia a la línea de Lenin? ¿Por qué se une a la línea de los defensistas? El comité de Petersburgo, como toda la organización que es tomada de improviso, estaban profundamente indignados y bramaban al buró del Comité Central. La indignación en las secciones era colosal y cuando los proletarios descubrieron que la Pravda estaba en manos de tres antiguos redactores llegados de Siberia, pidieron su exclusión del partido” (el tercero era el antiguo diputado Pluranov).
Hay que agregar lo que sigue:
el informe de Chliapnikov fue retrabajado y muy atenuado por la presión de Stalin y Kamenev (en ese momento, todavía dominaba la troika);
en la prensa oficial, no apareció ningún desmentido de Chliapnikov. ¿Y cómo desmentirlo? ¡Todavía existen esos números de la Pravda!
La posición de Stalin sobre el problema del poder revolucionario está expresada en un discurso a una conferencia del partido el 20 de marzo de 1917:
“El Gobierno Provisional tomó de hecho el papel de fortalecimiento de las conquistas de la revolución. El poder soviético y la socialdemocracia movilizan las fuerzas, controlan, pero el Gobierno Provisional, persistiendo en sus errores, juega un rol que consiste en reforzar las conquistas del pueblo que ya han sido realizadas. Tal situación tiene aspectos negativos, pero también positivos: no es nuestro interés hoy forzar los acontecimientos, acelerar el proceso de corte con las capas burguesas que, más tarde, se alejarán inevitablemente de nosotros”.
Stalin tiene miedo de “rechazar a la burguesía”, el argumento fundamental de los mencheviques a partir de 1904:
“En la medida en que el Gobierno Provisional apoye las iniciativas de la revolución, habrá que apoyarlo; en la medida en que sea contrarrevolucionario, el apoyo al Gobierno Provisional es inaceptable”. Esto es lo que decía Dan. En otros términos, es posible defender el gobierno burgués ante las masas revolucionarias. El informe afirma luego:
“El camarada Stalin hace pública la resolución sobre el Gobierno Provisional adoptada por el buró del Comité Central, pero dice que no está totalmente de acuerdo con ella y aprueba más bien la del soviet de Krasnoyarsk”.
Citamos los puntos más importantes de la resolución de Krasnoyarsk:
“Manifiesta claramente que la única fuente de poder y de autoridad del Gobierno Provisional es la voluntad del pueblo que ha hecho la revolución y al que el Gobierno Provisional está obligado a obedecer totalmente (…) Apoyo al Gobierno Provisional en su actividad, en la medida en que marche en el camino de la satisfacción de la clase obrera y del campesinado revolucionario en la revolución en desarrollo”.
Tal es la posición de Stalin sobre la cuestión del poder.
La fecha, 29 de marzo, debe ser destacada particularmente. Así, más de un mes después del inicio de la revolución, Stalin habla todavía de Miliukov como un aliado: el Soviet gana y el Gobierno Provisional se fortalece. Es difícil creer que estas palabras puedan ser pronunciadas por un informante en la conferencia bolchevique de marzo de 1917. Incluso Martov no habría planteado así la cuestión. Es la teoría de Dan en toda su acepción más vulgar: la revolución democrática como una abstracción en donde participarían las fuerzas más “moderadas” como las más “determinadas” que se reparten el trabajo: una gana y la otra fortalece. Sin embargo, el discurso de Stalin no es casual. Tenemos allí el esquema de toda la política stalinista en China en los años 1924-1928[18].
¡Con qué apasionada indignación, a pesar de toda su reserva, Lenin, que logró llegar a la última sesión de esta misma conferencia, condenó la posición de Stalin!: “Incluso nuestros bolcheviques manifiestan confianza en el gobierno. Esto sólo puede explicarse por la excitación de la revolución. Esto quiere decir el naufragio del socialismo. Vuestros camaradas confían en el gobierno. Si esto es así, nuestros caminos se separan. Yo quedaré en minoría. Un solo Liebknecht[19] me es más caro que ciento diez defensistas del tipo de Steklov-Cheidze. Si ustedes simpatizan con Liebknecht y tienden una mano a los defensistas, esta es una traición al socialismo internacional”. (Conferencia del 4 de abril, “Informe del camarada Lenin”, p. 44). No hay que olvidar que el discurso de Lenin y los informes enteros hasta ahora han sido ocultados al partido.
¿Cómo plantea Stalin la cuestión de la guerra? Exactamente como Kamenev. Es necesario despertar a los obreros europeos y durante ese tiempo cumplir sus obligaciones con respecto a la “revolución” ¿Pero cómo despertar a los obreros? Stalin responde en su artículo del 17 de marzo:
“(…) Ya hemos mostrado uno de los métodos más serios para hacerlo. Consiste en obligar a nuestro gobierno a pronunciarse no solamente en contra de todo plan de ofensiva, sino en formular abiertamente la voluntad del pueblo ruso de iniciar enseguida las negociaciones por una paz general, renunciando ambas partes a las anexiones y con el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos”.
De esta manera, el pacifismo de Miliukov-Gutchov debía servir como medio para despertar al proletariado europeo. El 4 de abril, al día siguiente de su llegada, Lenin declaraba con indignación a una conferencia del partido:
“La Pravda exige al gobierno que renuncie a las anexiones. Pedirle a los gobiernos capitalistas que renuncien a las anexiones, es un sinsentido, una burla escandalosa” (ibídem).
Estas palabras estaban dirigidas contra Stalin.
El 14 de marzo, el soviet menchevique-SR publicó un manifiesto sobre la guerra a los oprimidos del mundo entero. Este manifiesto era un hipócrita documento pseudo pacifista con el estado de ánimo político de los mencheviques y de los SR, que intentaban persuadir a los obreros de otros países de levantarse en contra de su propia burguesía, estando ellos mismos en las mismas guarniciones que los imperialistas de Rusia y de la Entente ¿Cómo apreciaba Stalin este manifiesto?:
“En primer lugar, la única consigna “Abajo la guerra” es impracticable como vía concreta. No se puede no saludar el llamado de ayer del soviet de diputados obreros y campesinos a las naciones del mundo entero, para que ellos obliguen a sus propios gobiernos a poner fin a la masacre. Este llamado, si llega a las amplias masas, llevará sin dudas a centenas y miles de obreros a la consigna olvidada “¡Proletarios del mundo, únanse!”.
¿Cómo apreciaba Lenin el llamado de los defensistas? En el discurso ya citado, del 4, decía:
“El llamado del soviet de diputados obreros. Ni una palabra que lleve la marca de la conciencia de clase. Nada más que frases vacías” (ibídem, p. 43).
Estas palabras de Lenin apuntan a Stalin. Por eso, los informes de la conferencia de marzo fueron ocultados al partido.
Llevando adelante en esa época, con respecto al Gobierno Provisional y a la guerra, la política de los mencheviques de izquierda, Stalin no tenía ninguna razón para rechazar la unidad con los mencheviques. Así se expresaba sobre esta cuestión en esa misma conferencia de marzo de 1917. Citamos el informe textualmente.
“El orden del día: propuesta de Tseretelli por la unidad. Stalin: hay que ir hacia allí. Es absolutamente necesario definir nuestra proposición sobre la línea de la unidad. La unidad es posible en la línea de Zimmerwald y Kienthal”.
Incluso Molotov, es verdad, expresa dudas, no de manera muy clara, por cierto. Stalin replica:
“Correr por delante de los desacuerdos, no es necesario. Sin desacuerdos, no hay vida del partido. Dentro del partido, uno se desembaraza de los acuerdos sin significación” (ibídem, p. 32).
Estas palabras dicen más que volúmenes enteros. Muestran que estas ideas con las que Stalin ha vivido durante los años de guerra y testimonian con total precisión que el zimmerwaldismo de Stalin era de la misma marca que el de Tseretelli. Aquí todavía, ni una sospecha del carácter irreductible de las ideas, que Stalin iba a ostentar algunos días más tarde, en interés de la lucha del aparato. Al contrario, menchevismo y bolchevismo se presentan para Stalin, a fines de marzo de 1917, como matices de pensamiento que pueden vivir en armonía en el mismo partido. Los desacuerdos con Tseretelli, Stalin los designa como “sin significación”, de los que uno puede desembarazarse dentro de un solo y mismo partido. Se ve aquí como Stalin ha sido llevado a denunciar las relaciones conciliacionistas de Trotsky con los mencheviques de izquierda… ¡en 1913!
En tal situación, Stalin naturalmente no puede oponer nada seriamente a los SR y a los mencheviques en el Ejecutivo, cuando entró como representante del partido luego de su llegada. No se encontrará en los informes o en la prensa ni una sola propuesta, una sola declaración, una sola protesta en la que Stalin oponga en cierta medida claramente el punto de vista bolchevique al servilismo de los “demócratas revolucionarios” ante la burguesía. Uno de los cronistas de los acontecimientos de esa época, Sujanov[20], autor del manifiesto ya mencionado a los trabajadores del mundo entero escrito en Notas de la revolución:
“En cuanto a los bolcheviques, en ese tiempo, además de Kamenev, apareció Stalin en el comité ejecutivo, durante su breve actividad, produjo la impresión de una mancha gris que a veces desaparecía sin dejar rastros. No hay nada más que decir sobre él. (Notas de la revolución, p. 265-266).
Finalmente, regresando a la fuerza desde el extranjero, Lenin truena y fulmina contra la Pravda kautskista[21] (la expresión es de Lenin), y Stalin se oculta. Kamenev se defiende, pero Stalin guarda silencio. Poco a poco se une a la línea oficial trazada por Lenin. Pero no se puede encontrar ni un solo pensamiento independiente, una sola generalización en la que valga la pena detenerse. Cuando las circunstancias lo permiten, Stalin está entre Lenin y Kamenev. Así, cuatro días después de la insurrección de Octubre, cuando Lenin exige la exclusión de Zinoviev[22] y Kamenev, Stalin declara a la Pravda que él no veía divergencias de principios (Ver en el mismo número el artículo: “Un contraste en el informe”).
Stalin no tuvo posición independiente durante el período de las negociaciones de Brest[23]. Vacilaba, esperaba, se callaba. A último momento, votó las propuestas de Lenin. La posición confusa y sin esperanzas de Stalin en ese período está clara y suficientemente caracterizada incluso por el informe oficial del Comité Central.
En el período de la guerra civil, Stalin se opuso a los principios planteados como base para la creación del Ejército Rojo y en los pasillos inspiraba la llamada “oposición militar” contra Lenin y Trotsky. Trotsky ha aportado hechos en su autobiografía (Ver incluso el artículo de Markin[24]).
En 1922, durante la enfermedad de Lenin y la licencia de Trotsky, Stalin, bajo la influencia de Sokolnikov[25], hizo adoptar una resolución que socavaba el monopolio del comercio exterior. Esta proposición debió ser anulada gracias a las enérgicas protestas de Lenin y Trotsky (“Carta a Istpart”).
En el mismo período, sobre la cuestión nacional, Stalin ocupa una posición que Lenin califica de tendencia burocrática y chauvinista. Stalin, por su parte, acusa a Lenin de tener tendencias liberales nacionales (“Carta a Istpart”) ¿Cuál es la posición de Stalin sobre la cuestión de la revolución alemana de 1923? Aquí también, como en marzo de 1917, debía orientarse de manera independiente en gran escala: Lenin estaba enfermo y se había desatado una lucha contra Trotsky. Esto escribía en agosto de 1923 a Bujarin[26] y Zinoviev sobre la situación en Alemania:
“Nosotros, comunistas, ¿debemos buscar, en la fase actual, apoderarnos del poder sin los socialdemócratas?, ¿estamos maduros para eso? Según mi opinión, todo se resume en eso. Cuando tomamos el poder en Rusia, teníamos reservas como a) el pan, b) la tierra a los campesinos, c) el apoyo de la inmensa mayoría de la clase obrera, d) la simpatía de los campesinos. Los comunistas alemanes no tienen nada semejante en este momento. Es cierto, tienen a la nación soviética como vecina, que nosotros no teníamos, pero ¿actualmente, qué podemos ofrecerle? Si hoy se derrocara el poder en Alemania y si los comunistas se lo apoderaran, fracasarían. Esto en el ‘mejor’ de los casos. En el peor, se harían cortar en pedazos y expulsar. El punto no es que Brandler[27] quiera ‘educar a las masas’, lo esencial es que la burguesía, además de los socialdemócratas de derecha, seguramente transformarían el curso de la manifestación en batalla general –en ese momento la suerte está de su lado- y los aplastarían. Es cierto, los fascistas no duermen, pero a nosotros nos interesa que ellos ataquen primero: esto agruparía a toda la clase obrera alrededor de los comunistas. Por otra parte, de acuerdo a lo que se me ha informado, los fascistas son débiles en Alemania. Creo que hay que detener a los alemanes y no estimularlos”.
Así, en agosto de 1923, cuando la revolución alemana golpeaba todas las puertas, Stalin decía que Brandler debía ser detenido y no estimulado. Por dejar escapar la situación revolucionaria en Alemania, Stalin tomó la parte más pesada de responsabilidad. Apoyó a los contemporizadores, a los escépticos, a los diletantes. En esta cuestión de una importancia histórica mundial, no es casualidad que haya tomado una posición oportunista: en realidad, no hacía otra cosa que continuar con la política que había llevado adelante en Rusia en marzo de 1917.
23. [28]Después que la situación revolucionaria fue saboteada por la indecisión y la pasividad, Stalin defendió por mucho tiempo al Comité Central brandleriano contra Trotsky, defendiéndose de esa forma a sí mismo. Por eso escribía en diciembre de 1923 –un año después del naufragio alemán:
“Esta originalidad, no hay que olvidarla ni un solo instante. Sobre todo conviene acordarse cuando se analizan los acontecimientos del otoño de 1923 en Alemania. Y primeramente es Trotsky quien debe acordarse, él, que establece una analogía en bloque (¡) entre la revolución de Octubre y la revolución alemana y hostiga sin descanso al partido comunista alemán”.
Así, Trotsky era culpable en esa época de hostigar al brandlerismo y no de protegerlo. Aparece claramente hasta qué punto Stalin y su Molotov son aptos para la lucha contra el derechismo en Alemania.
24. El año 1924, año de gran giro. En la primavera, Stalin repite todavía las viejas fórmulas sobre la imposibilidad de construir el socialismo en un solo país[29] y además, atrasado. En el otoño del mismo año, rompe con Marx y Lenin en la cuestión fundamental de la revolución proletaria y construye su teoría del socialismo en un solo país. Hablando correctamente, nunca fue desarrollada en ningún lado ni expuesta por Stalin de manera positiva. Se basa en dos citas falsificadas de Lenin. Stalin no respondió a ninguna refutación. La teoría del socialismo en un solo país tiene una base administrativa, no teórica.
25. El mismo año, Stalin crea la teoría de la doble composición, es decir, de partidos biclasistas de obreros y de campesinos[30] para el Oriente. Esta es una ruptura con el marxismo y toda la historia del bolchevismo sobre la cuestión fundamental del carácter de clase del partido. Incluso la Internacional Comunista en 1928 fue obligada a retroceder y a abandonar una teoría que durante mucho tiempo ha sido la ruina de los partidos comunistas de Oriente. Pero el gran descubrimiento sigue figurando hoy en Las cuestiones del leninismo de Stalin.
26. El mismo año, Stalin decide subordinar a los comunistas chinos al partido burgués, el Kuomintang[31], calificándolo de partido obrero y campesino según el modelo inventado por él. Los obreros y campesinos chinos son reducidos políticamente a la esclavitud bajo la burguesía por la autoridad de la Internacional Comunista. Stalin organizó en China la división del trabajo que Lenin le había impedido organizar en Rusia después de 1917, los obreros y campesinos chinos prevalecen y es Chiang Kai Shek[32] quien se fortalece. La política de Stalin es la causa directa e inmediata del naufragio de la revolución china.
27. La posición de Stalin –sus zigzags- sobre la cuestión de la economía soviética están demasiado frescos en la memoria de nuestros lectores y no perderemos tiempo en comentarla aquí.
28. En conclusión, recordemos el Testamento[33] de Lenin. No se trata de un artículo o de un discurso polémico, en el que siempre se puede imaginar que hubo inevitables exageraciones, derivadas del ardor del combate. No, en el Testamento, Lenin, pesando con calma cada palabra, da su último aviso al partido en lo que concierne a sus camaradas sobre la base de toda la experiencia de su trabajo en común con ellos ¿Qué dice de
a. brutal
b. desleal
c. inclinado al abuso de poder
Conclusión: “eliminarlo del puesto de secretario general”.
Algunas semanas más tarde, Lenin dictó una nota dirigida a Stalin en la que le indicaba “romper toda relación personal y de camarada” con él. Esta fue una de las últimas expresiones de la voluntad de Lenin. Todos estos hechos están establecidos en el informe del pleno del Comité Central de 1927.
Tales son las grandes etapas de la biografía política de Stalin. Dan una imagen bastante completa, en la que su energía, su voluntad, su determinación, se combinan con su empirismo, su miopía, su tendencia orgánica a decisiones oportunistas en las grandes cuestiones, su brutalidad personal, su deslealtad y su tendencia al abuso de poder.

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[1] Epígonos (discípulos que corrompen las doctrinas de sus maestros): corrosivo término que aplicaba Trotsky a los stalinistas, que se reclamaban leninistas.
[2] Troika se llamaba la alianza política entre Stalin, Kamenev y Zinoviev.
[3] Referencia a Viajeslav M. Molotov (1890-1986): viejo bolchevique, en 1920 fue electo para el Comité Central del PC ruso, y pronto se convirtió en un ardiente stalinista. Fue miembro del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (1928-1934), presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo (1930-1941). Fue eliminado de la dirección en 1957 por oponerse al programa de “desestalinización” de Jruschov.
[4] El XVI Congreso del PCUS comenzó el 26 de junio y finalizó el 13 de julio de 1930.
[5] El Biulleten’ Oppozitsii [Boletín de la Oposición], fue un periódico publicado en ruso (impreso en caracteres cirílicos) fundado por León Trotsky en julio de 1929. León Sedov fue su coeditor. El primer número apareció en julio de 1929 y el último, en agosto de 1941, un año después del asesinato de su fundador. Se publicaron un total de 87 números, aunque el número de ejemplares fue 65, ya que en varios casos se trataba de números dobles, como el primero, que fue el 1-2. Durante todos esos años, constituyó la voz de la oposición rusa contra Stalin y una tribuna y un órgano del movimiento de seguidores de Trotsky.
[6] Louis Auguste Blanqui (1805-1881), socialista francés, teórico revolucionario. Pasó largos años en prisión por haber fomentado conspiraciones de inspiración republicana y socialista, lo que le impidió participar en la Comuna. El “blanquismo” constituye el lazo entre el pensamiento socialista francés y el marxismo.
[7] La insurrección de Cantón de diciembre de 1927 fue un putch instigado por Stalin; en ese mismo mes el PC soviético celebraba su decimoquinto congreso y Stalin esperaba poder “refutar” la acusación de la oposición de izquierda de que su política en China había sido causante de derrotas. Puesto que el PC Chino se encontraba aislado, la insurrección fue lanzada sin preparativos previos, fue aplastada en menos de tres días, a costa de varios miles de muertos.
[8] El “tercer periodo”, según el esquema proclamado por los stalinistas en 1928, era la etapa final del capitalismo, tras la cual esperaba la revolución a la vuelta de la esquina. La táctica de la Comitern durante los seis años siguientes estuvo marcada por el ultraizquierdismo, el aventurerismo, los sectarios sindicatos “rojos” y la oposición al frente único. En 1934 quedaron oficialmente descartadas la teoría y la práctica del tercer período, para ser remplazadas por las del frente popular (1935 - 1939), pero a este período no se le puso número. El “primer período” abarcaba desde 1917 basta 1924 (crisis capitalista e insurrección revolucionaria), el “segundo período” desde 1925 hasta 1928 (estabilización capitalista).
[9] Georgi Plejanov (1856-1918) fue fundador de la primera organización marxista rusa, el grupo Emancipación del Trabajo, en 1883. Después de colaborar con Lenin en el exilio en la redacción de Iskra, adhirió al menchevismo, apoyó al gobierno ruso en La Primera Guerra Mundial y fue adversario de la Revolución de Octubre.
[10] Iulius Martov (1872-1923) fue colaborador de Lenin en la dirección de la socialdemocracia rusa hasta 1903, cuando se convirtió en dirigente de los mencheviques. Emigró a Berlín en 1920.
[11] Bogdánov (1873-1928) era el seudónimo de Alexandr Alexándrovich Malinovski. Fue filósofo y economista ruso, publicista, socialdemócrata. Estudió medicina. En 1903 se adhirió al bolchevismo. En 1905 fue elegido miembro del Comité Central. Durante los años de la reacción, fue uno de los líderes de los «otzovistas». Participó en la organización de la escuela antipartido de Capri. Excluido del Partido Bolchevique en 1909. Fue uno de los organizadores y dirigentes del «Proletkult» («Cultura Proletaria») creado en 1917. Desde 1926 fue director del Instituto para Transfusión de Sangre. Murió al realizar un experimento en sí mismo.
[12] La Segunda Internacional era la Internacional socialdemócrata o Interna­cional Obrera y Socialista fue fundada en 1889 como sucesora de la Primera In­ternacional. Era una asociación libre de partidos nacionales laboristas y so­cialdemócratas, en la que se nucleaban elementos revolucionarios y reformis­tas. Su papel progresivo terminó en 1914, cuando sus secciones principales, violando los más elementales principios socialistas, apoyaron a sus respecti­vos gobiernos imperialistas en la Primera Guerra Mundial. Quedó aislada du­rante la guerra pero resurgió en 1923 como organización completamente re­formista.
[13] En Zimmerwald, pueblo de Suiza, se reunió en setiembre de 1915 una conferencia con el fin de reunificar a las corrientes internacionalistas antibélicas que habían sobrevivido al desastre de la Segunda Internacional. La mayoría de los participantes eran pacifistas; una minoría revolucionaria encabezada por Lenin constituyó la izquierda zimmerwaldiana, embrión de la Tercera Internacional, fundada en 1919.
[14] La Comintern, llamada también Internacional Comunista o Tercera Internacional estaba organizada bajo la dirección de Lenin como sucesora revolucionaria de la Segunda Internacional. En la época de Lenin sus congresos se reunían anualmente -los cuatro primeros desde 1919 hasta 1922- a pesar de la Guerra civil y de la situación de la Unión Soviética. Trotsky consideraba las tesis de los cuatro primeros congresos de la Comintern como la piedra fundamental programática de la Oposición de Izquierda Internacional y de la Cuarta Internacional. El V Congreso, ya controlado por el aparato de Stalin-Zinoviev- Kamenev, se reunió en 1924, el VI recién en 1928 y el VII en 1935. Trotsky llamaba a este último el “congreso de la liquidación” (ver Escritos 1935-36), y fue en realidad el último antes de que Stalin anunciara su disolución en 1943, en un gesto de conciliación con sus aliados imperialistas.
[15] Las rupturas de secuencia están de acuerdo con el texto original. (Nota de la versión francesa).
[16] León Kamenev (1883-1936) fue un viejo bolchevique, y, al igual que Zinoviev, un aliado de Stalin en la cruzada contra el "trotskismo" (1923-1925), y luego un aliado de Trotsky contra el stalinismo (1926-1927) hasta que la Oposición fue derrotada y sus dirigentes expulsados. Junto con Zinoviev, claudicó en diciembre de 1927 y fue reintegrado en 1928; fue expulsado otra vez en 1932 y volvió a claudicar en 1933. En 1935, también con Zinoviev, fue condenado a diez años de prisión y ejecutado después del primer Juicio de Moscú, en 1936.
[17] Alexandre Chliapnikov (1885-1937) fue bolchevique desde la Revolución de 1905. Fue uno de los organizadores en febrero de 1917 del soviet de Petrogrado y preparó el retorno de Lenin. Fue miembro de la Oposición obrera. Participó de la Oposición Conjunta. Luego de capitular, fue excluido del partido en 1933, detenido en 1935 y ejecutado en 1937.
[18] Para ampliar este tema recomendamos la lectura del artículo “La revolución china y la teoría de la revolución permanente”, publicado en esta misma página, en la sección boletín anual 2008.
[19] Karl Liebknecht (1871-1919) fue un dirigente de la socialdemocracia alemana, diputado socialdemócrata en el Reichstag cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Aunque acató la disciplina partidaria y votó los empréstitos de guerra el 4 de agosto de 1914, no tardó en repudiar esta política pro bélica y estuvo encarcelado de 1916 a 1918 por su acti­vidad antibélica. Fue fundador, junto a Rosa Luxemburgo, de la Liga Espartaco. Ambos fueron asesinados por orden del gobierno socialdemócrata, por dirigir la insurrección de enero de 1919.
[20] Nicolai Sujanov (1882-1937?), menchevique, era un conocido escritor, autor de un libro sobre la Revo­lución de Octubre que apareció en inglés bajo el título de The Russian Revolution 1917 [La revolución rusa 1917]. Fue uno de los acusados en el juicio de los mencheviques de 1931. Desapareció en la cárcel, cuando se quejó de que los stalinistas lo hablan engañado al prometerle su libertad a cambio de su confesión en el tribunal.
[21] Karl Kautsky (1854-1938) fue considerado como el teórico marxista más des­tacado hasta la Primera Guerra Mundial, cuando abandonó el internacionalismo y se opuso a la Revolución Rusa.
[22] Grigori Zinoviev (1883-1936) fue miembro del Comité Central del Partido Bolchevique desde 1907. Primer presidente de la Comintern (1919-26), ayudó a Stalin a iniciar la cruzada contra el trotskismo en 1923, desde 1926 formó un bloque con la Oposición de Izquierda hasta que fue expulsado del partido en 1927. Capituló, fue readmitido, pero nuevamente expulsado del partido en 1932. Volvió a arrepentirse pero en 1935 fue acusado junto con otros dieciocho de conspirar para el asesinato de los dirigentes soviéticos y de responsable moral del asesinato de Kirov. Sentenciado a diez años de prisión, el primer gran juicio de Moscú (agosto de 1936) lo sentenció a muerte y fue ejecutado.
[23] La paz de Brest Litovsk (1918) puso fin a la guerra entre la Rusia revolucionaria y la Alemania imperialista. Rusia debió conceder grandes indemnizaciones y abandonar gran parte de su territorio. Trotsky aprovechó las negociaciones, demorándolas todo lo posible, para desarrollar las posiciones revolucionarias y permitir al proletariado alemán que saliera de los vapores creados por la guerra. En las circunstancias por las que atravesaba Rusia, señaló Lenin, era imposible llevar adelante una guerra revolucionaria. La revolución necesi­taba un período de paz para consolidarse y crear sus propias fuerzas armadas.
[24] N.Markin era el seudónimo de León Sedov (1906-1938). Fue el hijo mayor de León Trotsky y Natalia Sedova. Militó de las Juventudes Comunistas. Se unió a las filas de la Oposición de Izquierda y acompañó a sus padres en su último exilio. Fue una importante figura política con personalidad propia; coeditó con Trotsky el Biulleten Oposzitsi y fue durante años miembro del Secretariado Internacional. Murió en un hospital de París, poco antes de la fundación de la Cuarta Internacional, en circunstancias que indican que fue víctima de un asesino de la GPU.
[25] Grigori Sokolnikov (1888-1939) fue un viejo bolchevique que ocupó muchos puestos militares, diplomáticos, industriales y políticos en el gobierno soviético. Durante un breve periodo apoyó a la Oposición Unificada, pero pronto hizo las paces con Stalin. Permaneció en el Comité Central y fue designado embajador en Gran Bretaña en 1929, cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas. Acusado en el Juicio de Moscú de 1937, fue condenado a prisión.
[26] Nikolai Bujarin (1888-1938) estuvo entre los viejos bolcheviques que se aliaron con Stalin contra la Oposición de Izquierda hasta 1928. Sucedió a Zinoviev en la presidencia de la Comintern y fue, junto con Stalin, autor del programa adoptado por aquélla en su VI Congreso Mundial (1928). Encabezó con Rikov y Tomski la Oposición de Derecha en 1929; junto con ellos fue purgado de la dirección del partido, capituló ante Stalin y se le permitió regresar al partido. En 1938 fue ejecutado después del tercer gran Juicio de Moscú.
[27] Heinrich Brandler (1881-1967) fue fundador del PC Alemán y su principal dirigente en el momento en que éste no supo aprovechar la crisis revolucionaria de 1923. El Kremlin lo convirtió en su chivo expiatorio y lo removió de la dirección del partido en 1924. Él y August Thalheimer (1884-1948) formaron una fracción, la Oposición del Partido Comunista (KPO), que se alió con la Oposición de Derecha dirigida por Bujarin en la URSS; en 1929 fue expulsado del partido alemán y de la Comintern. Los brandleristas continuaron como organización independiente hasta la Segunda Guerra Mundial.
[28] Ver nota 15. (Nota de la versión francesa).
[29] Para ampliar este tema, sugerimos ver el artículo “La Oposición y las ‘Lecciones de Octubre’” en esta misma página, en la sección Boletín Anual 2008.
[30] El “Partido obrero y campesino” biclasista: fórmula que empleaban los stalinistas en la década del 20 para justificar su apoyo al Kuomintang y a otros partidos burgueses de Oriente. Trotsky lo critica en La Tercera Internacional después de Lenin y en Problemas de la revolución china. El primero de estos textos está disponible en esta misma página.
[31] El Kuomintang (Partido del Pueblo) de China fue una organización nacionalista-burguesa fundada en 1911 por Sun Yat-sen y dirigida durante la segunda revolución china (19251927) por el militarista, Chiang Kai-shek. Cuando Chiang se volvió contra la revolución y empezó a masacrar a los comunistas y a los militantes sindicales, Stalin y Bujarin proclamaron que el ala iz­quierda del Kuomintang, establecida en Wuhan, era una dirección revolucio­naria, y subordinaron a ella el PC Chino.
[32] Chiang Kai Shek (1887-1975) fue dirigente militar del Kuomintang durante la revolución de 1925-1927, y miembro de su ala derecha. Hasta abril de 1927, cuando dirigió una sangrienta masacre de los comunistas y sindicalistas de Shanghai, los stalinistas lo consideraron como un gran revolucionario. Gobernó en China hasta que fue derrocado por el PC chino en 1949.
[33] En su testamento, escrito en diciembre de 1922 y enero de 1923, Lenin dio su caracterización final de todos los demás dirigentes soviéticos. Como en él planteaba la remoción de Stalin de su cargo de secretario general, el testa­mento desapareció de la Unión Soviética hasta después de la muerte de Stalin; ahora aparece incluido en el tomo 36 de las Obras completas de Lenin. Este texto se encuentra disponible para su consulta en esta misma página.

León Trotsky

Agosto de 1930
Traducción especial para este boletín de Rossana Cortez, de “Une biographie politique de Staline”, versión publicada en Marxist Internet Archives/français/León Trotsky/Œuvres 1930. Las notas fueron preparadas para esta edición, salvo las que tengan aclaración en contrario.

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