sábado, junio 01, 2019

¿Es legítima la deuda?



En el programa radial El Círculo Rojo, Pablo Anino reflexionó sobre la legitimidad de la deuda a propósito del libro La deuda ilegítima de Claudio Lozano. Aquí en texto, audio y video.

Casi el 50 % de la deuda contraída en los tres años transcurridos entre el 2015 y 2018 tuvo por destino la fuga de capitales; otra gran parte se fue a pagar deuda previa. Ni un dólar fue a una escuela, un hospital o a un plan de viviendas.
No hay que ser Sherlock Holmes para asegurar que la mayor parte de esa fuga terminó en paraísos fiscales, en esas guaridas mafiosas en las que los dueños del país guardan el producto del trabajo de los asalariados que se apropian -ese es el origen de sus ganancias-.
Ese número de la fuga de tres años de gobierno de Cambiemos lo ofrece Claudio Lozano, en el libro La deuda ilegítima. Renuncia del Parlamento, desafío de la democracia, recientemente publicado por Editorial Autonomía. El libro trata sobre la Comisión Bicameral creada a mediados del 2014 para investigación y seguimiento de la deuda externa en el marco de la Ley de Pago Soberano.
Esa ley fue impulsada por Axel Kicillof para tratar de cerrar el conflicto con los fondos buitres en Nueva York. Lozano tuvo una intensa actividad en aquella Comisión y cuenta que “Por primera vez, desde 1984, el Parlamento argentino parecía asumir la tarea, que, de acuerdo a la Constitución, le hubiera correspondido al finalizar la dictadura”.
Había mucho para investigar. Detallamos sólo aquí sólo algunos de los crímenes más relevantes:
El Banco Mundial determinó que el 40 % de la deuda contraída por la dictadura financió la salida de capitales, otro 30 % fue a pagar intereses de la deuda previa y el 30 % restante se destinó a la compra de armamentos e importaciones no declaradas.
Los últimos años de la dictadura, Domingo Cavallo, nacionalizó deudas privadas: las deudas que contrajeron Techint, Renault, Pérez Companc, Bridas de la familia Bulgheroni, Industrias Metalúrgicas Pescarmona (Impsa), Ford y la familia Macri, la terminamos pagando todos.
En el año 2000, un falló del juez Jorge Ballestero estableció 477 ilícitos en la constitución de la deuda durante la dictadura. Alejandro Olmos Gaona, hijo de quien hizo la denuncia original de esa causa, contó en una entrevista con La Izquierda Diario que ese fallo fue enviado al Congreso. Allí duerme el sueño de los justos.
El Plan Baker primero y más tarde el Plan Brady en los ‘80 y ‘90 constituyeron renegociaciones de la deuda para salvar el patrimonio de los bancos. No sólo eso: facilitaron las políticas neoliberales y el despojo de los bienes públicos a través de las privatizaciones a “precios cuidados”.
El “blindaje” en el 2000 y el “megacanje” de Domingo Cavallo de 2001 están sospechados de fraudes con la colaboración del FMI, el Banco Mundial y bancos privados. Con el “megacanje” la deuda pública se incrementó en U$S 53 mil millones.
En 2001, el desembolso del FMI que llegó luego que el Congreso votara el “déficit cero” se evaporó prácticamente todo en la fuga de capitales. Existen investigaciones que indican que el 80 % de la fuga fue organizada por el Citibank, Bank Boston, Banco Galicia, Banco General de Negocios y BBVA. Mientras vaciaban el país al pequeño ahorrista lo encerraron en el “corralito”.
Lozano cuestiona lo que llama el megacanje de Kirchner, Duhalde, Lavagna y Prat Gay (quien hasta 2004 fue presidente del Banco Central): dice que fue un canje inconstitucional, ilegal y sospechado. Contrario a lo que dijeron las autoridades de entonces, define que fue una reestructuración sin quita.
Esa definición de Lozano se puede corroborar con lo sucedido años después: en lo que ofreció Axel Kicillof para intentar cerrar el litigio con los fondos buitre en 2014. En esa ocasión ofreció las mismas condiciones del canje de 2005 y lo explicó así: “Argentina quiere pagarles en condiciones justas a todos los bonistas. Por eso el señor Paul Singer –titular del fondo NML, principal litigante contra la Argentina– puede venir y conseguir un 300 por ciento de ganancia si compra los bonos reestructurados en las condiciones de los canjes que lanzamos en su momento. ¿Esa ganancia es poco para él? Sí, es poco, porque es un buitre”. La sed insaciable de ganancias de los especuladores impidió que se cierre el trato.
Finalmente, Singer y los estafadores de Nueva York lograron con el macrismo ganancias mucho mayores. Se da la paradoja que el Congreso, que nunca trató el fallo del juez argentino Jorge Ballestero, votó pagar a los buitres lo que decía un juez de Nueva York.
Volvamos al principio y a la Comisión que fue creada en 2014. No fue una voluntad del entonces oficialismo, sino una concesión realizada para lograr apoyo parlamentario a la Ley de Pago Soberano impulsada por Kicillof. La Comisión, relata Lozano, al 30 de noviembre de 2015 no tuvo ninguna reunión para “aprobar informe alguno”, lo cual da motivo a la publicación de su libro porque “resulta imposible (resaltado del original) producir un informe que sea el resultado de un trabajo de investigación colectivo hecho por los Diputados y Senadores que lo integran”.
En ocasión de recibir a la delegación del FMI con bizcochitos, Kicillof les dijo que el acuerdo con el organismo “tendría que haber pasado, antes de firmarse, por el Congreso”. Es cierto que en esa reunión Kicillof, para dar certidumbre, expresó que fue el último ministro de Economía de un gobierno que pago al organismo una deuda que no contrajo. Pero se insinuaba cierto cuestionamiento al procedimiento de endeudamiento. No fue hace un siglo. Apenas unos meses atrás. Hoy Matías Kulfas, uno de los referentes económicos albertistas, dice que "la deuda es legítima y se va a respetar".
La moderación implícita de la fórmula Fernández Fernández comprende la práctica de cierta amnesia. ¿Habrá que legitimar que el FMI ni siquiera cumplió su estatuto al habilitar al macrismo a usar reservas para financiar la fuga? ¿O seguir pagando una deuda generada por los CEO de los mismos fondos de inversión beneficiados por la escalada de emisiones, como el J.P. Morgan? ¿O honrar el bono a cien años emitido por Luis Caputo que tuvo como uno de los principales beneficiarios a un fondo de inversión del que él mismo formó parte?
Argentina va necesariamente a una renegociación de deuda, en tanto es imposible sostener los pagos en los próximos años. El progresismo kirchnerista, al menos el sector que formuló críticas, parece dispuesto a no hacer olas con la impugnación de la deuda macrista efectuada hace no mucho. Ni siquiera plantear medidas mínimas como la suspensión de pagos y una auditoria, algo que sí sostiene Lozano frente a las pruebas reunidas en su libro, que concentra investigaciones históricas ineludibles. Sin beneficio de inventario, el albertismo, de llegar a resultar victorioso en las elecciones, va camino a aceptar la “pesada herencia” de Mauricio.
La izquierda sigue sosteniendo no pagar una deuda que, se la mire por dónde se la mire, es una estafa a la mayoría trabajadora, obligada a vivir cada día peor.

Pablo Anino
@PabloAnino
Lunes 27 de mayo | 09:34

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