La realidad que nos ha tocado vivir en el último lustro nos habla más sobre lo que sucede en nuestros días de lo que los medios de comunicación tradicionales se deciden a mostrarnos. Al tener en cuenta que nosotros como occidentales de la periferia somos instruidos mediante las telecomunicaciones, bajo la ética y cosmovisión del discurso único, se cae en cuenta de que es ahí donde surge la importancia de este sector, que adoctrina y normaliza todo tipo de discursos, con la justificación teórica de las grandes instituciones, figuras y autoridades de los distintos campos y disciplinas: ONU, CNDH, FMI, OCDE, etc.
Desde esta ventana tenemos que tomar cada uno de manera genuina la responsabilidad de lo que corresponde la nueva generación de las telecomunicaciones, la sistematización industrial y la inteligencia artificial, que en conjunto comandarán la nueva revolución industrial y tecnológica. Pero no sólo eso, sino, por la naturaleza de la contrahegemonía oriental que se está conformando desde este sector, que amenaza con generar un cambio en la humanidad hacia una nueva era, en donde la digitalización y la interconexión se lleven hasta en las actividades más sencillas, por medio de todo objeto controlado por un chip (lo que de manera obligatoria impactará en todas las formas de vida que se encuentran en el planeta).
Desde un enfoque geopolítico, ello supone el apropiamiento de los marcos epistemológicos de cada población; es decir, como un control no solo de los espacios geográficos, sino de las aulas virtuales y los centros de pensamiento de todo tipo, y ya no de manera directa como la Iglesia Cristiana en los siglos previos, con el acaparamiento de libros.
Un posible cambio de régimen hegemónico que será muy distinto a lo que se ha conocido en la época moderna, debido a que será Oriente donde se concentre el centro de poder y sus instituciones, una diferencia en la concepción de ver el mundo y por lo tanto de darle significación a los distintos sucesos y conceptos clave en la arquitectura global.
De mantener la tendencia mostrada por el país de la gran muralla, se retomará la milenaria practica de política exterior del Tianxia, en donde China, de nueva cuenta, sea el centro: la potencia que establezca una nueva concepción de armonía internacional. Pero el ámbito externo no es el único plano de preocupación, pues las muestras de control que China despliega en sus políticas internas, apuntala hacia un escenario de posibilidad en donde los chinos creen una especie nueva de panóptico de las telecomunicaciones a nivel mundial. Un escenario digno de una taquillera película Hollywoodense.
Es esta la razón por la que me parece interesante abrir el debate, para que la sociedad civil, la comunidad académica y los distintos grupos que buscan su reivindicación, hagamos activo nuestro papel de retomar una influencia determinante en la conducción del proyecto civilizacional; no hay excusa, o nos involucramos, o inmediatamente ya estamos siendo parte del problema: alienados o en proceso, y por tanto, reproduciendo un papel que no es nuevo en la historia de la humanidad: el de los oprimidos. Una nueva fase neocolonial del neoliberalismo con un nuevo sustento ideológico, un nuevo poder, para sustentar una nueva verdad.
¿Será posible mantener la sustentabilidad y responsabilidad ambiental con la tecnología 5G? Por lo pronto habrá que estudiar a fondo de manera interdisciplinaria, y no sólo en los grandes centros de pensamiento occidentales. Se deben analizar las repercusiones de esta tecnología en el humano y reconstituir la importancia que se debe otorgar al ser humano y la madre tierra como núcleo del proyecto civilizacional, en la constante generación de posibilidades de cambio.
La Unión Europea (UE) por medio de la Comisión Europea emitió una recomendación a sus países miembros para realizar pruebas de riesgos de la tecnología 5G, debido al interés que tiene la UE como potencia civilizadora, de crear un marco político para proteger a sus empresas en un país tercero y, a su vez, sentar precedente con estos acuerdos. Lo que le da la facultad de mantenerse presentes en las grandes negociaciones.
Es arriesgado defender una postura ante las acusaciones que el NY Times, mediante una publicación, hace hacia Russia Today, por ser quienes han desprestigiado el despliegue de la tecnología 5G desde el año pasado, según el articulo de William Broad. Ya que señala la difusión que se le da a publicaciones de investigadores «poco conocidos», con investigaciones «poco fiables» y que se sustentan en citas de sus propios colegas.
Me parece paradójico el hecho de querer mostrar la verdad, porque los estudios y publicaciones más abundantes en este ramo han sido en los propios grandes centros occidentales, en este marco cabe mencionar la investigación que realizó el Dr. Joel Moskowitz, de la UC Berkeley School of Public Health.
En él muestra que la Comisión Internacional sobre Protección contra Radiación No Ionizante (ICNIRP) emitió un borrador de directrices el 11 de julio de 2018 para limitar la exposición a campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos (De 100 kHz a 300 GHz). Además señala que las pautas son inadecuadas para proteger a los humanos y al medio ambiente, ya que solo protegen contra los efectos térmicos agudos de exposiciones muy cortas e intensas. En una época en donde los grandes medios de comunicación occidentales han perdido credibilidad, hace falta realizar un análisis exhaustivo, con bisturí, para ir más allá.
Ciertos hechos hablan por si solos, a pesar de lo que se diga sobre la sincronización de RT con las estrategias de Putin, y que el NY Times tiene una tendencia, el eco que está causando está tecnología a escala global nos muestra la magnitud de los intereses en disputa.
Carlos Fernando Jenkins López
Rebelión / cemapinternacional.com
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