lunes, diciembre 20, 2021

A 20 años del Argentinazo, el Chubutazo


Asistimos a la mayor rebelión popular en la historia de Chubut, una provincia con tradición de lucha, incluso mayor al primer “Chubutazo”, el de 1990, que le costó el puesto al entonces gobernador de la provincia, el pejotista Néstor Perl. En aquella ocasión los estatales se sublevaron contra la orientación ajustadora del Ejecutivo provincial aunque con resultados contradictorios: se mantuvieron los puestos de trabajo pero con pérdidas en conquistas históricas. Ese proceso ocurrió en el auge de lo que se conoció a nivel mundial como “neoliberalismo”, que se construyó sobre una derrota a nivel internacional de la clase obrera. La situación actual es otra, lo hemos escrito en decenas de artículos: el proceso provincial abierto hace aproximadamente 4 años puso contra las cuerdas a Arcioni en varias oportunidades, en especial en el primer semestre de 2018 y el segundo de 2019, por los atrasos salariales y el ajuste sobre los servicios del Estado, y solo logró mantenerse a flote gracias a la “gobernabilidad” que le dotó la burocracia sindical y la oposición patronal, en especial el PJ-kirchnerismo. La bancarrota del Estado producto, entre otras cosas, del endeudamiento con acreedores internacionales, es respondida con una política de conjunto entre el gobierno de Arcioni-Sastre y el de Alberto Fernández y Cristina Fernández: un intento de “reestructuración” del Estado y la zonificación minera en una provincia con una abrupta pauperización de las condiciones de vida, en especial en el Valle. Este panorama explica la irrupción de la juventud de las barriadas populares, es decir, los sectores más postergados de la sociedad, que se encuentran en las primeras líneas de la rebelión en curso y que tiene como principal objetivo las instituciones del Estado: se quemaron Casa de Gobierno, Legislatura, el Superior Tribunal de Justicia, comisarias, entre otros lugares. Es decir, no estamos solo ante un reclamo ambiental (“Chubutaguazo”), sino ante una impugnación inapelable y caótica al régimen político de conjunto: estamos ante el segundo Chubutazo. La sublevación se da en un contexto internacional de rebeliones populares en varios países del mundo, en especial en Sudamérica, y en el contexto de las negociaciones del gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional, es decir, en un escenario de conjunto explosivo que tiene a las masas como protagonistas. 

 Un mar de gente 

El miércoles la Legislatura de Chubut trató en una sesión imprevista la zonificación minera y desató inmediatamente puebladas en las principales ciudades de la provincia. Miles de personas se autoconvocaron casi al anochecer y estuvieron movilizando incluso hasta la madrugada. En Rawson, ciudad capital, se desarrollaron por más de 4 horas batallas monumentales entre los manifestantes y la policía, primero en el centro, luego en las barriadas. Los combates continuaron el jueves por la tarde, con el saldo de varios edificios públicos destrozados y el incendio de la plaza céntrica. El gobierno respondió con una represión feroz que solo logró enfurecer más a las masas. Según nos informan desde la Comisión contra la Impunidad, al menos 46 detenidos se registraron hasta el momento. Paralelamente, todos los días se desarrollaron inmensas movilizaciones en Esquel y el resto de cordillera, en Puerto Madryn, Trelew y Comodoro Rivadavia, entre otros lugares. En Trelew se reprimió a mansalva el viernes por la noche. El sábado por la tarde en Rawson una marcha de más de 6 mil personas contó con ciento de trabajadores de la pesca que paralizaron totalmente el puerto hasta que se derogue la zonificación y contra los intentos de avanzar con una nueva ley de pesca. A la noche la policía reprimió algunos barrios, con especial énfasis el Río Chubut, por un supuesto atentado a la Escuela de Subalternos. 

 El plebiscito: la salida institucionalista para rescatar al régimen 

Damián Biss, intendente de Rawson por la UCR, ayer en conferencia de prensa manifestó la necesidad de derogar la zonificación minera y avanzar con un plebiscito provincial para decidir la cuestión. Es la misma propuesta que hizo años atrás el histórico dirigente peronista Javier Touriñán y que durante el transcurso de este año levantaron algunos movimientos sociales y fuerzas políticas afines al kirchnerismo. Estamos ante una intentona desembozada para tratar de canalizar por las vías institucionales una lucha histórica que se da en las calles y rutas de la provincia. El ejemplo del plebiscito de Esquel en 2003 no se asemejará en nada a una contienda provincial. Por otra parte, un triunfo contundente en todo el territorio (90% a 10%), con la excepción de la meseta, es decir, una derrota en el espacio donde se pretende avanzar con la megaminería, solo abonará más argumentos al lobby minero para la zonificación. Hay que rechazar esta perspectiva de plano y seguir desarrollando el Chubutazo en las calles. 
 Esta orientación conciliadora se combina con la orientación pacifista de varios actores del régimen político, entre ellos la Iglesia. En un comunicado emitido por obispos del Chubut, titulado “A la violencia institucional, resistencia pacífica”, señalan que "Entendemos que para que vuelva la paz social solo es posible que sea derogada la ley, y como lo vienen pidiendo los obispos del Chubut, iniciar un largo proceso de acuerdo que involucre a todas las partes”. El eufemismo de la llamada “paz social” para desconocer la división de la sociedad en clases solo pretende encorsetar la rebelión y encausarla por los caminos institucionales, es decir, de la conciliación de clases. Chubut se encuentra movilizada hace más de 4 años contra las políticas de ajuste, ¿de qué “paz social” hablan? ¿“Paz social” le exigen a la muchedumbre empobrecida y hambreada que entendiblemente externaliza todas sus frustraciones ante las instituciones del Estado y sus fuerzas represivas? Que los curas vayan a laburar. “Que se vayan todos” Un cantito recorre todas las inmensas movilizaciones de Trelew y Rawson, además de la exigencia de la derogación de la zonificación: “Ohhh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. “A 20 años del Argentinazo, sigamos construyendo el Chubutazo”, es la consigna principal con la que se convoca a una movilización provincial a Casa de Gobierno para este lunes, claro que con la intención de dar de baja la megaminería. Como decíamos más arriba, la lucha ambiental brota como un catalizador de una situación más compleja que tiene su base en el empobrecimiento de las masas trabajadoras. Por el momento, prima el espontaneísmo en la enjundia contra el sistema, en una provincia donde la izquierda que se reivindica clasista es notoriamente marginal en la organización de las masas. 

 Una orientación

 El Chubutazo “contra la megaminería” debe convertirse conscientemente en un Chubutazo contra la megaminería y el ajuste. Para ello se precisa de una orientación y un programa. En esa perspectiva venimos interviniendo hace más de un año con Política Obrera. Las enormes movilizaciones deben ser acompañadas con la huelga general y los piquetes en las rutas. Hay que paralizar la provincia. Todo el régimen político está puesto en cuestión: ¡Fuera Arcioni-Sastre y la corrupta Legislatura del Chubut! La lucha debe dar paso a una gran deliberación de las masas para enfrentar la acuciante situación económica en que se encuentran: Asambleas populares en todas las localidades y un Congreso Obrero que discuta cómo defender las conquistas ante los ataques del gobierno provincial y los que vendrán a partir del acuerdo con el FMI. La perspectiva de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana en la que el conjunto del pueblo afronte los desafíos de reconstruir la provincia sobre otras bases sociales está puesta sobre la mesa. 
 ¡Por el triunfo del segundo chubutazo! ¡Abajo la zonificación minera! 

 Iván Marín
 19/12/2021

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