miércoles, mayo 21, 2025

“Los carros de Gedeón”: la operación “final” contra el pueblo palestino


Impulsemos acciones en lugares de trabajo y estudio y en las calles para que cesen los bombardeos y el bloqueo humanitario, y que el ejército sionista se retire de Gaza y Palestina El genocidio contra el pueblo palestino en Gaza ha entrado, al decir de las autoridades de Israel, en su fase “final”. La “Operación Los Carros de Gedeón” (el gran guerrero) designa a la invasión terrestre y la ocupación militar de Gaza, para transferir su población a campos de concentración en el sur de la Franja y erradicarla con destino a diversos países en el extranjero. El plan contempla el desangre, mediante el bombardeo y el hambre, del pueblo de Gaza. Los bombardeos recientes han matado a un promedio diario de más de 150 gazatíes, lo que representa un salto descomunal en la masacre salvaje desplegada desde octubre de 2023. La ayuda humanitaria, a cargo de la ONU, ha sido definitivamente prohibida y reemplazada por un suministro organizado por Israel que no supera la porción de alimentos mínima para la supervivencia, y que tampoco atiende la asistencia médica o la provisión de medicamentos. 
 Se trata de una operación minuciosamente planificada para asegurar la “limpieza étnica” completa del territorio. Como lo declaró sin pelos el Ministro de Finanzas del gobierno, Bezalel Smotrich, el objetivo es “conquistar, despejar y permanecer” hasta convertir a Gaza en irreconocible: “los ciudadanos en Gaza recibirán una pita y un plato de alimentos, y nada más”. Se acabaron los raids aéreos, las entradas y salidas del territorio, y “proceder(emos) a la destrucción completa de la infraestructura y al asesinato de la totalidad de los miembros de Hamas”. De otro lado, una oficina gubernamental extra gabinete, en Israel, tiene a su cargo supervisar la tarea de expulsión de la población y la logística del traslado hacia territorios o países de destino –el desierto de Sinaí u otros lugares de Egipto, Jordania y Siria. Donald Trump había declarado, en febrero pasado, que pretendía apropiarse de la Franja, sin pagar un centavo, para convertirla en una Costa Azul oriental sobre el Mediterráneo. Como operación de masacre civil, las Fuerzas de Defensa de Israel han tenido un ‘éxito’ considerable –todo sumado, ha asesinado a más de cien mil civiles, en especial niños y mujeres. Como operación militar, el fracaso es irrefutable: no ha conseguido liberar, por la fuerza, a ninguno de los alrededor de 250 rehenes capturados por Hamas, para ser intercambiados por presos palestinos en Israel. El primer ministro Netanyahu, clasificado como “criminal de guerra” y “genocida” por la Corte Penal Internacional, todavía declara, después de 18 meses de asaltos ilimitdos, que su objetivo es la “eliminación de Hamas”.
 Israel ha recibido, en todo este período de guerra, el apoyo político y la asistencia militar de Estados Unidos y la inmensa mayoría de los países de la Unión Europea. En estos términos, estos gobiernos imperialistas han quedado irrevocablemente comprometidos con la “limpieza étnica” de Gaza y también, por supuesto, con las expulsiones masivas que se registran a diario en Cisjordania. Una operación de genocidio “geopolítico” de semejante envergadura no tiene vuelta atrás: todos los gobiernos imperialistas entienden que ello significaría el derrumbe de las fuerzas armadas de Israel y de Israel mismo. La prensa liberal de Israel, una franca minoría, advierte que la estrategia de guerra del Gobierno de Netanyahu compromete la continuidad de la existencia del Estado. Una parte de la población israelí ha comenzado a manifestarse en la frontera con Gaza, con un reclamo sin atenuantes: “del río al mar (la consigna palestina) terminemos con el genocidio”. El fin de semana pasado, las manifestaciones por el cese de la masacre y el retiro del ejército sionista reunieron a centenares de miles de personas en Europa, Australiia y Estados Unidos. 
 La prensa internacional, pero especialmente la “trumpista” (Fox News, Washington Post) atribuye ahora a Donald Trump el propósito de detener la masacre y arreglar una “tregua”; incluso sus emisarios se han reunido con Hamas, No hay nada de esto, sin embargo. Estados Unidos continúa enviando armamento a Israel, al igual que el resto de los imperialistas de Europa. Para Trump, detener la masacre es trasladar a la población a otros territorios y el propósito de una tregua eventual o remota, sería encarrilar la “limpieza’ del territorio, al darle una fisonomía más ‘ordenada’. En su reciente gira por los países del Golfo, Trump cerró importantes negocios (probablemente muy inflados) sin ofrecer a cambio ningún giro en torno a la masacre o a la cuestión palestina. En su entrevista con el flamante presidente de Siria puso en la mesa, a cambio del levantamiento de las sanciones (dictadas contra el ex régimen de Al Assad), la acogida de expulsados de Gaza, aunque la proximidad geográfica con Israel y la debilidad del nuevo gobierno la haga cuestionable. El asunto, con seguridad, fue trasladado al verdadero poder en Siria, el presidente de Turquía, Recyp Erdogan. Los gobiernos imperialistas que claman, para la tribuna, que Israel cese “las atrocidades” en Gaza, sólo apuntan, repetimos, a poner en carriles la expatriación de dos millones de palestinos. Netanyahu y sus cómplices clericales fascistas han puesto en acción una estrategia largamente preparada (la operación “final”), donde la “existencia” del Estado de Israel justifique la masacre humana más descarnada de palestinos en varias décadas. 
 Para derrotar esta operación ‘geopolítica’ criminal del Estado sionista y el imperialismo mundial es necesario escalar los métodos de lucha -de las manifestaciones de masas semanales a las acciones de boicot y de huelga, incluido un paro internacional de horas, por el retiro completo del ejército sionista de Gaza y de Cisjordania (incluida la devolución de terrenos y viviendas). 
 En Argentina, el repudio masivo al genocidio contra Palestina no ha encontrado un desarrollo político. La intimidación del aparato represivo de Milei y Bullrich puede haber tenido su efecto, pero la ausencia de movilizaciones obedece al boicot del peronismo, en especial su supuesta izquierda nacional y popular, y a las burocracias sindicales. Esta lucha, que es decisiva para combatir las masacres y las guerras imperialistas, enfrenta los mismos obstáculos que cualquier otra lucha corriente en la actualidad –por salarios, asistencia social, jubilaciones y contra despidos. Llamamos a convertir este repudio en acciones masivas concretas, a partir de una intensa agitación política en las fábricas, escuelas y universidades, y en las calles. Milei y su corte están completamente al servicio del ‘éxito’ del genocidio. 

 Jorge Altamira 
 20/05/2025

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