El INT tiene una densa significación específica por la cantidad de trabajadores afectados: los directos del Instituto y, por elevación, los trabajadores del teatro independiente (actrices, actores, dramaturgos, técnicos, etcétera), estimados en miles; por su alcance territorial pues tiene representantes en todas las provincias, con las veinticuatro jurisdicciones teatrales que contempla; por la importancia que tiene para impulsar, promover y sostener proyectos, obras, festivales, grupos, salas, investigación y otras actividades teatrales, y por su historia, que vincula la época oscura de la dictadura cívico-militar con la institucionalización de un lenguaje artístico largamente arraigado en el sentir popular.
El INT, que se concibió como un organismo no dependiente de un gobierno de turno, sino como política de Estado, sufrió en el primer cuarto del nuevo siglo los vaivenes de los gobiernos de todos los colores. La cooptación practicada por el kirchnerismo en los espacios culturales llevó a Guillermo Parodi, hijo de Teresa Parodi, en el último período de Cristina (cuando la cantante era Ministra de Cultura), a la dirección del Instituto, donde provocó descalabros ejecutivos y presupuestarios denunciados por los trabajadores y los representantes federales.
Hoy sufre el embate más violento de parte del gobierno de Javier Milei. El ente pierde, con el DNU, su carácter autárquico y su dirección federal y federalista: vuelve al rango de “secretaría”, manejada por un conjunto de “notables” de la actividad, que por supuesto responderán a los intereses inmediatos del gobierno de turno. Es el certificado de defunción del Instituto.
Sólo la acción directa podrá detenerlo, si el enorme poblado teatral sabe sacar provecho de su experiencia de autoconvocatoria y organización.
Ceferino Cruz
26/05/2025
No hay comentarios.:
Publicar un comentario