sábado, diciembre 30, 2017

Fidel y Baracoa, la ciudad primada de Cuba

La historia puede ser contada a partir de grandes y pequeños acontecimientos que se desarrollan y concatenan en parajes cercanos o distantes, y finalmente forman un todo indisoluble que vive en el interior y alrededor de las personas, y con el tiempo son carne de la realidad de un pueblo.
Así que diremos, por ejemplo, que la dictadura impuesta por Batista el 10 de marzo de 1952, concitó el repudio de los sectores más puros del pueblo cubano, desde La Habana, capital del país, hasta Baracoa, la ciudad primada, un pedazo olvidado del territorio insular. En ésta, aquel día, niños y jóvenes asistentes a las aulas, escucharon de labios de sus maestros la condena al golpe de estado, y las clases fueron suspendidas en gesto reprobatorio.
Empezó a partir de entonces las acciones y gestos que conducirían a una lucha incesante contra aquel régimen dictatorial. Las noticias trajeron el nombre de Fidel como el jefe del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, y luego la condena a prisión. Pasó el tiempo con sus días, meses y años, y se fue produciendo un clima revolucionario que fue creciendo a medida que la represión, cárcel, tortura y muerte aumentaban en todas partes. El 2 de diciembre de 1956 desembarcó Fidel, cerca de las Coloradas, con 82 expedicionarios que viajaron desde México en el yate Granma Todo el mundo conocía de su desafío consistente en que ese año serían “libres o mártires”, y llegó como prometiera. Pronto se divulgó la noticia de su muerte en la zona de su desembarco. En esa fecha cinco adolescentes se reunían en el parque Martí de Baracoa, frente a la estatua levantada en el lugar, e intercambiaban sobre la certeza o no de tal hecho. Tenían la intención de continuar la incipiente lucha.
Fue así que empezaron a surgir células del movimiento revolucionario 26 de julio en la ciudad y el campo. Y en 1957 los militantes iniciaron sus acciones diversas contra la tiranía, y también fueron presos, en distintos periodos, tres grupos de revolucionarios, dos de los cuales fueron juzgados por el tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba. El tercer grupo sería liberado cuando la ciudad fue liberada por el Ejército Rebelde a finales de 1958. Durante 2 años fueron presos, torturados y asesinados, con la participación de la policía, el ejército y la marina batistiana, muchos de los mejores hijos del pueblo.
El ejército rebelde comandado por Fidel fue desgastando al ejército de la tiranía y sus agentes, hasta provocar su estampida y evacuación por vía marítima en una goleta, la noche del 26 de diciembre, y simultáneamente se produjo la entrada en Baracoa de los soldados revolucionarios en horas de la mañana del día 27 de diciembre de 1958. Fue la entrada triunfal la Columna No. 18 Antonio López Fernández, perteneciente al II Frente Oriental cuyo jefe era el Comandante Raúl Castro. La columna estaba dirigida por el comandante Félix Pena Díaz y los capitanes José Durán Bravet (Zapata) y Carlos Lahite Lahera. Un mar del pueblo baracoense saludó aquel inolvidable acontecimiento.
Allí, en medio de alborozo general, se encontraron y abrazaron cuatro de los jóvenes, provenientes en aquel momento de la lucha guerrillera, la clandestinidad y otro liberado aquel día de la cárcel. El otro, había sido asesinado por los esbirros. En la vorágine, Pena y su estado mayor, en la sede del Ayuntamiento, designaron el mando civil y militar de la ciudad y empezaron a transmitirse por la emisora local Radio Baracoa las orientaciones a la población en nombre del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con mensajes sobre ideas programáticas de Fidel, Raúl, José Martí y otros revolucionarios cubanos. La tropa rebelde restante, con el Comandante Pena al frente, se dirigió rumbo hacia la ciudad de Guantánamo para continuar su sitio.
El día 31 de diciembre la dictadura se derrumbó con la huida del tirano y sus compinches y el primero de Enero de 1959 la revolución triunfante avanzó de oriente hacia occidente, acompañada por un mar de pueblo, con su Comandante en Jefe Fidel Castro al frente de la caravana de la victoria.
Es importante subrayar un hecho de que la Baracoa actual, como territorio y desarrollo, no es la misma que la de aquel momento de su liberación.
En aquella época era un municipio extenso de la antigua provincia de Oriente, e incluía unos 23 barrios. Por tanto, Baracoa era muy extenso y abarcaba desde San Antonio del Sur hasta Moa, con una extensión superficial total de 3 404 km2 en el territorio de su jurisdicción, con una población total, según censo de 1953 de 68 263, de la cual era urbana el 19,1 %. Hoy con la nueva división política del país, establecida por ley de 1976, el municipio de Baracoa, perteneciente a la provincia de Guantánamo, solo tiene una extensión de 976,6 km2 o sea, 28,69% del antiguo territorio. No obstante, es hoy el mayor municipio de la provincia de Guantánamo; pues ocupa el 15,3% del territorio provincial. Su población total es de 83 974 habitantes, con una población urbana del 50,8% del total.
Fidel en su discurso en la reunión con los habitantes de Baracoa el 21 de junio de 1959, abordó las principales inquietudes en ese momento relacionadas con los puestos de trabajo en las construcciones, la construcción del aeropuerto, las escuelas y las perspectivas de la educación en todos los niveles, en un diálogo con los asistentes. Solo mencionaremos algunos aspectos del discurso, por su sentido práctico y doctrinario:
“¿Ustedes no creen que todos tenemos que hacer nuestra parte de sacrificio y hacer lo más posible con lo que tenemos? Miren: si matamos la gallina de los huevos de oro nos quedamos sin gallina. (…) Si todos creemos que ha llegado el momento de vivir bien, entonces matamos la gallina de los huevos de oro, y lo que hace falta es preparar las condiciones que permitan desarrollar el país y resolver definitivamente todos los problemas.”
“Esta zona de Baracoa tiene que ser una de las fortalezas más inexpugnables de la Revolución. Esta es una de las zonas que se caracterizó durante las luchas por la independencia por ser una de las zonas más inexpugnables. Y ustedes recordarán que por aquí fue donde desembarcó Maceo para comenzar la Guerra de Independencia. (…) Porque acuérdese de una cosa: que sin soberanía no hay trabajo, sin libertad no hay trabajo, sin revolución no hay progreso.”
“Afortunadamente en el pueblo es donde hay más virtudes. Afortunadamente en el pueblo es donde usted se encuentra mayor número de personas buenas y personas virtuosas. (…) Naturalmente que mi misión aquí es recoger, no juzgar. Tengo que oír y tengo que informarme bien de cualquier cosa que no funcione bien, y antes de hacerme un juicio definitivo tengo que recoger todas las informaciones e investigar.”
“Lo que les quiero decir es que cuando nosotros desembarcamos hubiéramos querido ganar la guerra en un mes o la hubiéramos querido ganar en seis meses o la hubiéramos querido ganar en un año. (…) ¡Pues nos pasamos (…)siete años, siete años esperando, ¡siete años!, para poder hacer lo que estamos haciendo hoy, para haber podido hacer en un año todo lo que ha hecho el Gobierno Revolucionario, y para seguir haciendo y venciendo los obstáculos, venciendo los males, combatiendo los vicios que todavía perduran, las lacras que todavía perduran, algunas costumbres que todavía perduran; los seudorrevolucionarios que se puedan haber infiltrado en las filas, los oportunistas, los malos cubanos, los individuos incompetentes e indignos de ocupar determinados cargos y hacer determinados trabajos.”
“Esta es una jornada larga y una lucha larga. (…) Es una lucha dura, que requiere por parte de todos nosotros la conciencia de lo que es una revolución y de lo que es una verdadera revolución. Y que una verdadera revolución no es un paseo, y que una verdadera revolución no es un juego, y que una verdadera revolución no es un cambio de hombres: que es una lucha dura, una lucha amarga, una lucha en que tenemos que ir sin descuidarnos nunca, sin bajar nunca la guardia, luchando constantemente contra todos los obstáculos, porque es una tarea casi sobrehumana, la tarea de una revolución. Y que la tienen que hacer los dirigentes y que la tiene que hacer el pueblo, y que la tienen que defender los dirigentes y la tiene que defender el pueblo en todas las circunstancias”
Fidel visitó Gran Tierra, zona cafetalera, el 27 de julio de 1967, acompañado de visitantes extranjeros. En su discurso resaltó: “ porque la primera mala fama la tenía la de Baracoa, Baracoa llevaba no sé cuántos años, siglos creo, esperando una carretera: que si la vía Mulata, que si la vía Azul, que si esto, que si lo otro. Y sin mucha bulla y sin mucho ruido, a la carretera de Baracoa le falta en estos momentos cuatro kilómetros nada más para terminar la pavimentación, cuatro kilómetros de pavimentación. Y esa carretera que tiene ciento y tantos kilómetros, una obra que cuesta millones de pesos, esa obra ya en cuestión de semanas estará terminada.”
“Estamos precisamente en la región del país donde se inició la colonización de esta isla, y esa ciudad que ustedes vieron al pasar por allí fue la primera ciudad que se fundó en Cuba, y posiblemente una de las primeras de América. Marcó el inicio de cuatro siglos de dominación colonial, esa ciudad precisamente. Y después que nos llamábamos un país independiente, hoy todos los cubanos comprenden cuánta mentira había en todo aquello de considerar a este país independiente.”
“ Este es un lugar representativo, porque esta región era precisamente la región más apartada. Fue la primera población que se fundó y era, precisamente, la región del país más incomunicada cuando triunfa la Revolución. Lo primero que tuvo que hacer la Revolución fue esa carretera por donde ustedes transitaron, que era una carretera difícil de hacer, y que, en realidad, los ingenieros cubanos encontraron soluciones muy correctas para poder abrir paso hasta aquí.”
Moa, región minera y fuente de trabajo en su comunidad de incipiente desarrollo, fue visitada por Fidel el 26 de agosto de 1966 y en su discurso abordó las comunicaciones de esa región con Baracoa y otros territorios. “No solo les explico esto para darles algunas noticias de la situación de aquella zona que era una zona que estaba muy incomunicada, pero muy incomunicada la zona de Baracoa, tremendamente incomunicada. Todo eso está sufriendo un cambio considerable.”
Resaltó también los problemas del territorio minero, señalando posibles medidas de mejoras ambientales, y en cuanto a la recreación apuntó: “Pero les voy a decir a ustedes una cosa: las mejores posibilidades de recreación de toda esta población van a estar hacia allá, hacia la zona de Baracoa.”
Así fue avanzando la Revolución Cubana, liderada por Fidel, y haciendo realidad lo planteado por Raúl de que el Ejercito Rebelde no era un adorador ciego de la violencia, y las ideas de Fidel en el exilio, en el sentido de que el pueblo cubano deseaba algo más que un simple cambio de mandos. “Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa.”
Cuando se empezaron a distribuir las tierras a tenor de la ley de la Primera Reforma Agraria, el primer título de propiedad firmado por Fidel Castro fue otorgado el 30 de noviembre de 1959 a la campesina Engracia Blet, de la comarca Duaba Arriba, haciendo realidad su sentencia en el sentido de que “vamos a comenzar a darle la tierra a los campesinos por donde mismo comenzaron a quitárselas los conquistadores, por Baracoa.”

Wilkie Delgado Correa

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