jueves, diciembre 14, 2017

Elecciones presidenciales en Chile: si votas a Guillier te sale un Piñera (y viceversa)



El 19 de diciembre se realizará el balotaje entre el candidato oficialista y el ex mandatario derechista, que viene de una victoria pírrica en la primera vuelta.

El domingo 19, en la segunda vuelta de la elección presidencial chilena, se enfrentarán el ex mandatario Sebastián Piñera, del derechista Chile Vamos, y Alejandro Guillier, abanderado de la coalición oficialista, frentepopulista de centroizquierda.
Las encuestas hablan, con mucha cautela, de un empate técnico. Es que en la primera vuelta, las encuestadoras daban como ganador por amplísimo margen a Piñera, y aunque este fue primera minoría (36,64%) retrocedió más de 10 puntos de los pronósticos iniciales. Esto, sin embargo, no fue capitalizado por la oficialista “Fuerza de la Mayoría”, que salió segunda pero con solo un 22,70% en un fuerte retroceso (ver balance de la primera vuelta).
¿Quién canalizó estos retrocesos comunes? Una nueva formación política, el Frente Amplio (FA), que se presentaba por primera vez a elección presidencial. Sacó 20,27% y en el campo legislativo paso de 3 a 20 diputados, en un evidente giro a la izquierda parlamentario. Casi es el FA, y no frente popular oficialista, el que va al balotaje.

Sin diferencias de fondo

En la campaña por la segunda vuelta, los dos candidatos han evidenciado que no hay diferencias de fondo entre ellos.
Piñera ha planteado que buscará financiar a largo plazo las deudas estudiantiles con la educación privada (con subsidios que salvan a los bancos acreedores, entre otras medidas). Guillier, que había prometido condonar la deuda del 40% más insolvente, se está desdiciendo. Ninguno de los dos plantea la gratuidad de la enseñanza; ambos defienden la vigencia (con reformas) del negocio capitalista de la educación.
Lo mismo sucede con la jubilación privada (AFP) que este año ha provocado manifestaciones en su contra de entre 1 y 2 millones de personas. El candidato oficialista que insinuó marchar––aunque en forma gradual– hacia un sistema de reparto, terminando con el desfalco-negocio de los bancos y aseguradoras privadas, se ha ido desdiciendo proponiendo la vigencia de un 5% de aportes por parte de la patronal, para mejorar las bajísimas jubilaciones actuales. Piñera ha declarado que está de acuerdo con ese 5%, pero financiado por el Estado y no por las patronales. Y también con la creación de una AFP gubernamental para que mejore la competencia imperfecta de los monopolios privados. Lo mismo sucede en otros ámbitos: el de la salud, el de los derechos de las comunidades homosexuales, etc. En todos ellos veremos solo ambigüedades, reformas gatopardistas, para que se mantenga en lo esencial el edificio reaccionario impuesto por la dictadura pinochetista.
Saludamos la posición de nuestros compañeros chilenos del Partido Obrero Revolucionario, que han planteado que “Si votas a Guillier, te sale un Piñera (y viceversa). LOS TRABAJADORES NO DEBEN VOTAR POR ELLOS” –hasta ahora el único pronunciamiento explícito de la izquierda en este sentido.

La impotencia del Frente Amplio

El Frente Amplio, que reunió el 20 % de los votos y fue la gran sorpresa en la primera vuelta, quedó colocado como fiel de la balanza electoral. Su dirección ha emitido un comunicado de apoyo vergonzante al oficialista Guillier, que luego ha sido profundizado por un apoyo abierto de sus principales referentes (“a título individual”). Este apoyo explícito ha llevado a Guillier incluso a retrotraerse de posturas verborrágicas: después de haber prometido “meter la mano en el bolsillo de los más ricos” con un impuesto especial para mejorar los servicios públicos, ha salido ahora a desdecirse. Tres puntos centrales de la plataforma del FA –No más AFP, gratuidad de la enseñanza y un impuesto extraordinario a los ricos– han sido desahuciados por el oficialismo frentepopulista.
La dirección del FA ha llevado a un callejón sin salida a las expectativas de decenas de miles que rompieron con el oficialismo y ahora son llamados a votar de nuevo por él. No votar por ninguno de los dos candidatos burgueses es elemental, para fortalecer una tendencia independiente de la clase obrera y los explotados. Con el espantapájaros de la lucha contra la derecha, el centroizquierda llama a apoyar al frente popular. Pero el frente popular (y sus diversas alternativas latinoamericanas) no luchan contra la derecha; viene ejecutando los mismos planes ajustadores contra los trabajadores y de entrega al capital financiero. La central obrera (CUT) con gran influencia del PC (en el gobierno) salió a apoyar a Guillier. La CUT no se pronunció contra las AFP y boicoteó las masivas movilizaciones por su derogación.

Perspectiva latinoamericana

La elección chilena significó un baldazo de agua fría para las expectativas de la derecha latinoamericana y mundial, que pretendía con un triunfo de Piñera consolidar un giro político continental profundizando la victoria electoral macrista en Argentina y el golpe de Temer en Brasil. La sublevación popular contra el fraude derechista en Honduras, la impasse de la derecha para concretar el autoproclamado derrocamiento de Maduro en Venezuela, se suman a este empantanamiento de Piñera en Chile.
La segunda vuelta chilena está en este cuadro: cualquiera sea el elenco que triunfe se encuentra con una crisis en marcha y una tendencia en las masas a pasar a la acción directa contra los ajustes capitalistas. Más que nunca, es fundamental poner en pie en Chile un partido obrero revolucionario.

Rafael Santos

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