La guerra híbrida de EE.UU. contra Venezuela
“En el hombre resulta mucho más fácil suscitar emociones que inteligencia” -Oscar Wilde
Sun Tzu afirma que “un general no debe jamás decir: ocurra lo que ocurra, haré tal cosa, iré a aquel lugar, atacaré mañana, sitiaré tal plaza.”
Los países inician guerras, especialmente los que buscan sostener su hegemonía mundial, porque creen poder ganarlas. En especial, para EE.UU, ganar una guerra, aun utilizando metodologías no convencionales, como la guerra híbrida, se ha vuelto una tarea dificultosa, mucho más en el presente escenario geopolítico multipolar, el ejemplo notable actual es la guerra siria, a estas alturas es inocultable que fue el gran patrocinador, junto con el sionismo y determinados países árabes, de los “grupos rebeldes”, terroristas/mercenarios en realidad, que intentaron un cambio de régimen en Siria. Hoy esa guerra la han perdido como lo han reconocido varios voceros occidentales de manera pública.
En Venezuela, los EE.UU, ha intentado un cambio de régimen prácticamente desde el principio del proceso bolivariano. Han implementado las más sofisticadas doctrinas, metodologías o estrategias, que sus tanques de pensamiento han concebido para lograr revertir esa experiencia política. El modelo no convencional aplicado en Venezuela para destruir la Revolución Bolivariana, tiene varias aristas, que en general no son nuevas, pero sí recreadas bajo el concepto de guerra híbrida, que es la noción que creemos amalgama con mayor precisión varios patrones de acción geoestratégica como son, la guerra de cuarta generación, encubierta, asimétrica, psicológica, económica (sanciones), diplomática (Grupo de Lima), mediática (fake news), sabotaje de todo tipo, compra de conciencias, intentos de balcanización del territorio (frontera con Colombia y ahora con Brasil) y el empleo de herramientas como el paramilitarismo y ONG especialmente creadas para infiltrase en la sociedad y crear condiciones sociales y políticas para llevar a cabo campañas de desestabilización y caos. Los EE.UU han comprendido que en el caso venezolano, al no controlar la variable militar, nos referimos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana – FANB y a las milicias bolivarianas, uno de los centros de gravedad a apuntar para generar condiciones de implementación de otras fases de injerencia, es encañonar los esfuerzos hacia la opinión pública y liderazgo del proceso. Una intervención militar convencional es riesgosa sin antes conseguir el desgaste y deslegitimación del gobierno bolivariano y afectar el nivel de bienestar social y económico, logrado especialmente en el período del presidente Hugo Chávez; los EE.UU han comprendido que revertir un proceso como el bolivariano, es cuestión de un diseño sistemático, constante y paciente.
Con el análisis aquí planteado, queremos exponer hipótesis y/o variables que intentarán responder a la pregunta de cómo puede evolucionar una potencial intervención militar en Venezuela, sea con fuerzas delegadas (vemos que Colombia se está prestando para ello, obviamente con apoyo y asesoramiento yanqui), que es lo más probable, si se cumplen ciertas condiciones; o lo menos probable, una invasión convencional por parte del ejército yanqui. Es decir, la idea es hacer un esfuerzo prospectivo, no para confirmar si Venezuela padece o no una guerra, hace mucho que la sufre, sino cómo puede transformarse ese conflicto si se pasa a una fase de tipo militar.
Mario Ramos
CENAE / Rebelión
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