Las declaraciones de Alberto Fernández, el candidato elegido por Cristina Kirchner, en relación a las empresas periodísticas y los medios como negocio fueron analizados en el editorial del “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los domingos de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos, 89.9
El impacto en la política nacional que significó la sorpresiva fórmula Fernández-Fernández (Alberto y Cristina, respectivamente) sigue dominando el escenario político. Sobre eso, además de lo planteado en este espacio el domingo pasado, escribí un artículo en revista Anfibia que se tituló “Cortá con tanta dulzura”.
Ahora, me quisiera referir a una entrevista que brindó Alberto Fernández hoy en Tiempo Argentino y sobre todo a lo que dijo en relación a la cuestión de los medios de comunicación. Y si hablamos de medios, hablamos de Clarín.
Circularon versiones periodísticas que ventilaron una presunta reunión cumbre entre Héctor Magnetto y Alberto Fernández el miércoles pasado. Versiones que el candidato niega. Pero no es necesario remitirse a rumores porque que dice públicamente es bastante elocuente.
¿Qué le dijo a Martin Piqué de Tiempo Argentino?
1) Que la guerra terminó.
2) Que todo lo que Clarín haya adquirido legalmente o haya sido avalado por el Estado toma estatus de “derecho adquirido”.
3) Que el impulso (limitado e inclusive mal aplicado) que la deshilachada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual impulsada por el kirchnerismo le daba a ONGs o a organizaciones no comerciales -como las universidades- era un error e incluso hasta un problema.
4) Básicamente, porque la comunicación es un negocio y parece que ese negocio es natural e inmutable.
5) Incluso, a nivel más general, aseguró que hay una “batalla cultural” que se ganó, pese a que se perdió a todas luces la batalla material, porque Clarín está más empoderado que nunca: es la batalla por la “credibilidad”. Esto es raro porque se contradice absolutamente con lo que afirma Cristina en el libro Sinceramente, donde asegura que gran parte de los problemas e incluso de la derrota política en 2015, se debe a la manipulación mediática.
Hubo referentes, como la abogada Graciana Peñafort o el periodista Ari Lijalad que salieron a cuestionar estas definiciones o profesionales de la comunicación como Agustín Espada o Santiago Marino que también criticaron estos dichos.
Si todo lo que avala el Estado es un derecho adquirido, más allá del famoso caso de Papel Prensa, toda la historia de grupo es un cuento hadas. En la historia, Clarín nació recibiendo beneficios estatales, créditos, ayuda y papel de parte de Perón y el primer peronismo; el enorme predio que ocupa la redacción se lo concedió Arturo Frondizi; Papel Prensa lo obtiene gracias a la dictadura; la posibilidad de entrar en la radio (adquiriendo Radio Mitre) la consigue gracias a la interesada “vista gorda” de Raúl Alfonsín; el ingreso a la TV y a Canal 13: Menem lo hizo; la Ley de Quiebras que salvó a Clarín es un regalo de Eduardo Duhalde, la Ley de Bienes Culturales (una segunda salvación) es un obsequio de Néstor Kirchner, complementado con el “7D” más preciado, cuando el expresidente habilita la fusión de Cablevisión y Multicanal, horas antes de dejar el sillón de Rivadavia. En la era Macri logra la fusión con Telecom y una posición dominante como pocos en el continente y una pauta para hacer dulce.
Esta es la historia del principal grupo empresario, hay otras menores, aunque no poco relevantes, de medios en los cuales los empresarios se beneficiaron de ese “siga, siga” del Estado, esa especie de ley de la selva que propone Alberto Fernández, y terminaron dejando mucha gente en la calle y haciendo cualquier cosa menos periodismo.
Justamente, desde el punto de vista periodístico: libertad de empresa no es lo mismo que libertad de prensa, sino justamente lo contrario.
Se puede discutir, como respondieron algunos hoy, que la información es un derecho, qué tipo de derecho, cómo se conquista verdaderamente ese derecho y con qué herramientas; pero lo que es seguro es que el negocio va en contra de una buena comunicación y una buena comunicación jamás puede ser un negocio.
Yo no sé si se puede afirmar, como anda diciendo alguna gente con justa bronca por ahí, que Clarín va a poner nuevamente un presidente. Lo que es seguro es que estas cosas hacen verosímil aquella anécdota que narra que cuando le preguntaron a Magnetto si quería ser presidente dijo: “No, puesto menor”.
“La guerra se terminó” y “la comunicación es un negocio”, muy probablemente sonaron como la más maravillosa música a los oído del Ceo del Grupo, que cuando creyó que había ganado la guerra y encontrado todas las respuestas, le cambian generosamente la pregunta: ¿Qué te pasa Clarín, estás tranquilo?
Fernando Rosso
@RossoFer
Domingo 26 de mayo | 23:16
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