domingo, septiembre 20, 2009

De la televisión como enemigo público


En el tiempo en que escribo este artículo cientos y cientos de millones de personas en todo el mundo están delante de su televisor. Y entre este momento y el momento en que usted lo lee, cientos de miles de programas se ofrecen en las pantallas de todo el Planeta para ser vistos y oídos por cientos de millones de personas.
¿Qué intereses hay tras tanta oferta?¿Quién promociona qué cosas, y con qué objeto? En todo caso, ¿coinciden los “menús” de la “cocina televisiva” con el “hambre y la sed” objetiva de los espectadores? Desentrañemos el misterio si podemos, porque cuando alguien vive en la mentira la simple posibilidad de verse descubierto le eriza los cabellos, sobre todo si la mentira es de gran tamaño y compromete seriamente al farsante. Y no hay más que ver las toneladas de mentiras envueltas en silencios culpables, doble lenguaje y doble mensaje que se venden cada segundo en esos aparatitos de los salones.
Un psicólogo conocido por el que esto escribe, y que fue juez en la época primera de la democracia, me confesó que a psicólogos amigos suyos que trabajaban para televisión española se les había prohibido hablar sobre cuál era su papel en ese medio, hasta el punto que ni a los más íntimos amigos se les podía revelar. Sacó la conclusión este hombre que el asunto tendría que ser demasiado serio para que a un colega de profesión,exjuez y amigo se le negara tal información. Atando cabos sueltos de aquí y allá llegó a la conclusión de que esos psicólogos trabajaban para programar en el más amplio sentido todo lo que tendría que salir en antena. Y eso significaba selección: de personal fiel, del tipo de lenguaje,de contenidos que deben ser suministrados, de enfoque de las cuestiones, y el momento y modo en que deben salir a las pantallas.
Si el que oculta algo es que algo teme, en este caso sólo se puede decir que algo sucio e innoble hay tras ese muro de silencio sobre el papel de los psicólogos en la televisión, puesto que la verdad es objeto de representación teatral en vez de mostrarla desnuda por considerada material inflamable. Debe ser por ello que se oculta o se disfraza por actores bien asesorados que representan apariencias desfiguradas mientras ocultan las esencias.
Eso no sucede sólo con los anuncios comerciales sin control alguno sobre las falsedades que prodigan, y que tanto contribuyen a mantener en activo los pirulís de Tvs. , sino con todo lo relacionado con la información.
Miremos con lupa algunas referencias cotidianas sobre el hecho de la información.Esta tiene varias caras: la cara A, que sería la información puntual de acontecimientos diarios y la cara B, que sería el análisis de fondo que los que dirigen las televisiones consideran de interés público. Les propongo que encendamos un televisor a la hora del telediario para ver qué nos ofrece la cara A.
Vemos: “Asuntos sobre terrorismo” o: “catástrofes o asesinatos de impacto”con lo que se abre el informativo, seguidos pronto por cuestiones de cotilleo político y de ” miedo, destrucción y llanto”. A veces, con una noticia de éxito deportivo o de cultura oficial al servicio del poder o de los negocios se completa el menú.Y a los anuncios…
Con el impacto emocional de los temas a tratar, pero con la carga ideológica correspondiente y la ausencia de análisis pretende golpearse al sufriente espectador para que se “enganche” a los noticiarios atraído por algún morbo. Pongamos por ejemplo un atentado antiterrorista espeluznante y veamos qué hay detrás.
De acuerdo con la llamada “política antiterrorista mundial” una noticia sobre atentado terrorista es no sólo deseable por el gobierno del país donde sucede para justificar el aumentar la represión y el control sobre sus ciudadanos, sino hasta oportuna para que el Sistema entero justifique sus guerras supuestamente antiterroristas ejerciendo el propio como medio de acabar con el otro. Es como si para apagar un fuego, viniesen equipos de bomberos con más fuego en las mangueras. El espectador conmovido, debe pensar, influido po rel impacto emocional lo que tiene que pensar. O sea: ¡Es preciso acabar con el terrorismo con medidas de terror! ¡Es preciso enviar más ejércitos, crear más policías, reforzar las medidas de control sobre los ciudadanos! ¡Es preciso instalar cámaras de vigilancia en todas partes, tener controlados los móviles prepago, etc! Por el bien de todos, se nos asegura, y eso debe creer cada uno de los espectadores, que jamás deben ponerse en la piel de un iraquí, de un afgano, o de un congoleño. Tampoco, ni de lejos, en la piel de un náufrago de patera. Ni siquiera en la de un parado de larga duración con hipoteca y familia o simplemente con su legítimo derecho a vivir. A no ser que el espectador sea alguno de ellos le parecerá que los actos terroristas son hechos puntuales llevados a cabo por locos en lugar de ser antes un elemento estructural de las sociedades del terror bélico, social y económico del imperialismo mundial sostenido por la pasividad de los ciudadanos.
Claro es que las razones de fondo no se cuentan, no se analizan las raíces diversas del terrorismo, pero ya que puede parecer que existe un interés por la paz al dar esa noticia en un medio de amplio alcance como la Tv.,estaría bien que se hablase con objetividad del terrorismo que impide la paz. Estaría bien saber quiénes y por qué llevan a un pueblo hasta la desesperación y a convertir en criminales a personas que salvo excepciones de alteración mental y conciencia zombi jamás sentirían odio hasta el punto de ponerse, por ejemplo, una bomba en la cintura, que hay que tener tanto valor como fanatismo para hacer eso. Pero lejos de analizar, se presentan las imágenes y se justifica directa o indirectamente la necesidad de la acción antiterrorista. O sea, la del bombero atacando con fuego el incendio del bosque. El soldadito de la OTAN, por ejemplo, es un héroe si mata talibanes o iraquíes rebeldes al gobierno títere correspondiente. Pero el soldadito, qué cosa,no es un héroe como no lo es el suicida de la bomba, o el que la pone en un supermercado. Y es que matar no es heroico en ningún caso: es contrario a las leyes de la vida, y como mínimo recae sobre el que mata el peso de la ley espiritual de causa y efecto. Nunca por medio de matar a otro se llegó a ninguna buena solución para nadie. Matar, torturar, secuestrar, es cruzar la raya roja en todo, ir contra el libre albedrío, contra el derecho a ser libres, contra la salud y contra todas las leyes de la vida a que tenemos derecho sin excepción alguna.
Cuando se realizan acciones criminales contra un bando no tiene justificación alguna que quien así actúa se autoproclame antiterrorista y nos cuente en la tele que es el bueno. Pensemos en las guerras en curso: han invadido casa ajena, bombardeado a sus gentes, y andan encarcelando y torturando, destruyendo bienes culturales históricos, apropiándose de sus recursos naturales, y convirtiéndose en ejércitos de ocupación del mismo tipo que lo fueron los nazis en Europa. Así que estos no son los buenos. Pero en el telediario no se nos cuenta , ni tampoco podemos esperar que se nos cuente en uno de esos programases peciales tipo “Informe semanal” o “Documentos TV”, que serian la cara B, la más aparentemente seria de la información televisiva. El informar de la cara A o la B se convierte finalmente en formar, en parte de la pedagogía social aplicada a las masas con el objeto de conformar: conformar la mente y conducir al conformismo social. O sea: informar de este modo es deformar y adoctrinar.
La misma filosofía informativa-deformadora, la de no ir a las causas objetivas, y la no neutralidad, se aplica a todas las personas y a todas las noticias nacionales o internacionales. Y no digamos cuando hay un problema social relacionado con el mundo laboral. Si hay manifestaciones de trabajadores que protestan airados por las injusticias que tienen que soportar, de nuevo se repite el mismo esquema. Se eluden las causas profundas, se ocultan o no dejan leer bien las pancartas, se elude realizar preguntas comprometedoras a los protagonistas, raramente se escuchan las consignas,pero fácilmente se elogia la labor de lpolicía represor que carga contra los obreros “hostiles” y se detiene, apalea o manda al hospital al titulado como “violento” del piquete. ¿Cómo llamar a esto? ¿Violencia informativa contra la verdad? ¿Fascismo informativo? A veces el protagonista víctima de la injusticia actúa con violenciay se parece al policía sólo en eso, perocasi siempre se convierte en víctima de ese policía-ejecutor ciego del Sistema al que el uniformado sacrifica su voluntad personal y conciencia social. Pero ¿acaso no es terrorismo laboral el que se ejerce contralos obreros que lleven meses sin cobrar o despedidos con ERES o por las bravas? ¿No es justo que salgan a la calle a denunciar y mostrar la injusticia que se comete contra ellos? Y es que eso produce miedo a que quede en evidencia la dictadura laboral sobre los trabajadores, que es la otra cara de la miserable democracia capitalista, que es la dictadura de las multinacionales dueñas de los parlamentos.
No quiero decir que la violencia sea el método de respuesta porque personalmente estoy a favor de la desobediencia civil pacífica en todos los terrenos cuando la conciencia general está madura, porque a mi entender la violencia envenena el problema, carga de odio a unos y otros y retrasa así la solución dialogada. ¿Y qué es lo que motiva la violencia social? La injusticia social, desde luego. Pero esas dos palabras juntas jamás la escuchará usted en una televisión. Es evocadora de verdad y no se deja mencionar por la TV la cuerda en casa del ahorcado.
Tampoco espera un espectador del salón de casa que le pongan como ejemplo a personajes conocidos que se destacan o destacaron en la defensa de la justicia social ode la libertad de conciencia y actuaron como levadura de progreso colectivo. ¿Cuántas semblanzas vemos sobre revolucionarios, artistas, gentes de pensamiento libre o personajes espirituales que vivieron, actuaron, escribieron y pensaron en un mundo de justicia, libertad, paz belleza y armonía? En las televisiones (y lo mismo en las escuelas, institutos y universidades) los héroes no son otros que los villanos, y luego, para relleno, los cantantes, deportistas y todos esos personajillos patéticos del toreo, la farándula o los corazones. Los famosos y ricos y los políticos son presentados como las opciones de interés político o humano entre anuncio y anuncio archí repetidos para consumir aquello que paga las mentiras de la tele.
Y así es como hemos dado paso al siguiente cometido oficial de la televisión, que es entretener o “Cara C”, de la Tv.Encontramos aquí que tras la inocencia aparente del querer entretener con películas, vidas de famosillos y allegados, concursos, y toda clase de programas inútiles o basura se hallan ocultas las intenciones de los programadores: adormecer, crear desconfianza hacia el prójimo, orientar la mente para aceptar al sistema, ensalzar sexo y violencia juntos o por separado, presentar las guerras como normales y a los policías como héroes justicieros, entontecer con frivolidades, generar admiración hacia los triunfadores y poderosos a cualquier precio, inducir a la sumisión y a la imitación de esos modelos y generar credibilidad. A menudo escuchamos como argumento de verdad esa tristemente famosa frase de “Lo ha dicho la tele”. (¡Menuda fuente!).
Como se ha dicho,se trata de crear “el espíritu de la colmena” deformando la mente y sensibilidad colectiva.
Pero si no basta para desenmascarar a la TV con las cosas que aparecen en ella digamos algo de las que no aparecen. Porque ocultar verdad es la otra especialidad de la casa. Basta abrir ciertas páginas de Internet, como Kaos, Aporrea, Amnistía Internacional, Green Peace muchos vídeos en You Tube y sitios semejantes donde se da una información mucho más amplia de lo que sucede en la mayor parte del mundo bajo la bota financiero-militar-industrial capitalista. Solo en estos medios independientes se exponen, denuncian y analizan noticias políticas, sociales y religiosas justificadoras del sistema para así descubrir el gran número de tantas cosas que suceden y que no se dan por enteradas las TVs. ¿Cuántos obreros desempleados o con otro conflictos salen en las pantallas para dar a conocer y analizar su situación con toda clase de datos? ¿Cuántos autores de teatro, artistas, poetas, novelistas, filósofos, economistas, sociólogos, profesores, encontrará usted en sus pantallas en cuanto se hayan distinguido en sus obras por defender todas esas cualidades que el capitalismo odia?. Y la que más de todas,la verdad. Para el Sistema es como un veneno. Pero así se evita, oh casualidad,que los jóvenes tengan buenas referencias culturales y modelos humanos que les sirvan para orientarse en este mundo. Es mejor que lean poco por si dan con gentes “non gratas”, piensen menos y se hagan adictos a las drogas legales para pasar el rato, incluyendo los videojuegos, los supermóviles y, naturalmente, la televisión.
¿Recuerdan a aquel general fascista que gritaba “Muera la inteligencia” en el aula magna de la Universidad de Salamanca delante de nuestro Unamuno?... Estos hombrecillos grises que mueven los hilos de lo que hay que decir en las pantallas podrían añadir hoy como buenos discípulos: “Abajo la verdad y el pensamiento libre”.
Pero tanto la verdad como el pensamiento libre que la sostiene tienen un curioso parecido con el aceite: acaban por salir a la superficie. Siempre.

Patrocinio Navarro

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