La celebración de elecciones generales el 29 de noviembre próximo bajo las condiciones del gobierno de facto de Honduras encuentra un vasto rechazo popular y de la comunidad internacional.
El Frente Nacional contra el golpe de Estado, que desde el día de la asonada castrense del 28 de junio mantiene multitudinarias manifestaciones opositoras, afirmó que desconocerá los comicios "tutelados por golpistas".
Los partidos políticos y candidatos que integran esa amplia alianza, adelantaron que se retirarán del proceso si no son restituidos el orden constitucional y el presidente derrocado, Manuel Zelaya.
En la práctica, los candidatos de los dos partidos tradicionales sólo han emprendido una cuestionada campaña proselitista, con actos generalmente efectuados en locales cerrados y protegidos por el ejército.
Las posiciones en torno al tema han sido expuestas con nitidez por los principales actores de la grave coyuntura que atraviesa la nación tras la violenta interrupción del estado de derecho por las fuerzas armadas.
Las elecciones generales sin la restitución del orden constitucional serían la legalización de la violencia militar contra el Estado, por tanto, inaceptables, declaró el Frente Nacional.
Su posición ante los comicios la fijó en un pronunciamiento de cuatro puntos el pasado 27 de agosto, intitulado "Ni campaña ni elecciones legítimas en el marco del golpe".
En ese sentido, decidió "desconocer la campaña, el proceso y los resultados electorales, si no es restituido el orden constitucional, cuyo fundamento básico es reinstalar en el cargo al legítimo Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales".
Exhortó también al Partido Unificación Democrática (UD), las candidaturas independientes y a los candidatos no golpistas de los partidos Liberal e Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD), a asumir "una posición política coherente con la decisión del Frente de Resistencia, que ignora elecciones tuteladas por golpistas".
Finalmente, reiteró "el llamado a la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente popular, participativa, incluyente y democrática".
Esas posiciones, junto a la demanda del regreso de Zelaya, son expresadas por los líderes del Frente en sus discursos durante las marchas diarias en Tegucigalpa y otras ciudades de Honduras.
Fueron asumidas también por la candidatura independiente que encabeza el aspirante presidencial Carlos Humberto Reyes y ratificada el 13 durante una asamblea nacional de sus integrantes en Tegucigalpa.
En un comunicado aprobado ese día por aclamación, plantean que "los candidatos no golpistas a todo nivel de elección popular se retiren del proceso electoral si se mantiene la dictadura".
Los delegados dejaron abierta la posibilidad de incorporarse al proceso electoral de lograrse las condiciones exigidas y, por tanto, acordaron "que se mantiene la Candidatura Independiente Popular a la Presidencia".
De darse tal eventualidad, se pronunciaron porque el Frente debe orientar a los ciudadanos "respecto a quienes debe elegir a los cargos de elección popular, señalando a las y los candidatos no golpistas en cada municipio y departamento en los tres niveles".
Reyes y sus colaboradores se pronunciaron a favor de que el Frente Nacional mantenga su carácter actual de lucha contra la dictadura y por la constituyente, sin convertirse en una organización de tipo político-electoral.
La resistencia en las calles condujo también a la unidad de las fuerzas políticas antigolpistas, formadas por UD, la candidatura independiente, la Coordinadora Liberal contra el Golpe de Estado y los Candidatos y dirigentes del PINU-SD contra el golpe de Estado.
En su primer comunicado, fechado el 11 de septiembre, esas fuerzas exigieron la restitución del orden constitucional, mediante el retorno de Zelaya, "condición fundamental -subrayaron- para el reconocimiento del resultado electoral del próximo 29 de noviembre".
El candidato presidencial de UD, el diputado César Ham, ha defendido la tesis de crear un frente amplio de los sectores antigolpistas e incluso adelantó su voluntad de renunciar a sus aspiraciones si la unidad de ese movimiento lo requiere.
Aún cuando las negociaciones sobre la formación de esa alianza no han concluido en un anuncio formal, el comunicado de las fuerzas políticas antigolpistas apunta hacia esa dirección.
La Coordinadora Liberal, creada a mediados de agosto por más de cinco mil dirigentes de base, acordó expulsar a la junta directiva central, incluido el presidente de facto, Roberto Micheletti, y desconocer al candidato presidencial, Elvin Santos.
Dirigentes de la organización han propuesto la celebración de una convención nacional extraordinaria de los liberales, cuya convocatoria puede darse -aseguran- tras el regreso de Zelaya.
En tanto, los grupos que propiciaron el golpe militar sostienen que la mejor salida a la crisis son los comicios de noviembre.
En torno a esa idea se alinearon Micheletti, los mandos de las fuerzas armadas y la policía, los gremios empresariales, la mayoría de los miembros del congreso, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia.
También, el conservador Partido Nacional, el sector liberal que apoya a Santos, el pequeño Partido Demócrata Cristiano y un grupo del PINU-SD.
El rechazo de la comunidad mundial a los comicios organizados por el gobierno de facto incluye incluso al gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, que adelantó que "en las actuales circunstancias" no podrá reconocer los resultados de las elecciones.
Raimundo López | Prensa Latina
(*) El autor es enviado especial de Prensa Latina
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