Blog marxista destinado a la lucha por una nueva sociedad fraterna y solidaria, sin ningún tipo de opresión social o nacional. Integrante del Colectivo Avanzar por la Unidad del Pueblo de Argentina.
viernes, septiembre 25, 2009
Chile: ¿Qué es el MPT?
En el marco de la hegemonía del capitalismo a nivel planetario, regional y nacional, el Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores es una Federación de agrupaciones políticas y sociales y político-sociales que se define radicalmente por el anticapitalismo, el antiimperialismo, el latinoamericanismo y la solidaridad y coparticipación de las luchas contra la dominación de la minoría capitalista en cualquier lugar de la Tierra. Esto ocurre aquí en Chile. En el 2009.
El MPT es una organización que lleva casi 6 meses de vida y nace en un contexto de diáspora destructiva de diversas iniciativas jugadas, en lucha, práctica y teóricamente, contra el capital y toda relación de poder que avasalla a los pueblos y la clase trabajadora. Es decir, su fundamento es unitario, no uniforme, y sin ninguna fuerza en particular que hegemonice en su interior. Asimismo, el MPT considera que las contradicciones esenciales de la época son capital / trabajo; capital / naturaleza; hegemonía burguesa / versus hegemonía de los intereses de los pueblos y los trabajadores; y producción social ampliada de la riqueza versus su apropiación privada y cada vez más concentrada. El punto de llegada es el arribo, a través de la creación del poder popular y el uso de todas y más pertinentes y contextualizadas formas de lucha, a un gobierno y control de la sociedad de las grandes mayorías explotadas y oprimidas.
El MPT es un instrumento político-social que, volcánicamente, viene desde abajo, de menos a más, de lo simple a lo complejo, y cuya independencia respecto de la Concertación y la Alianza por Chile determina su ubicación en el mapa político chileno.
El MPT es un empeño unitario, amplio, abierto, público, inclusivo, sin funcionarios, cabrones, ni super especialistas; con vocación de mayorías, conducción y ética revolucionaria. Sus objetivos estratégicos están asociados a la construcción de una sociedad nueva, sin clases, solidaria, igualitaria, libertaria y liberadora.
El MPT es una Federación autogestionada. No la costea ni el respetable gobierno bolivariano de Venezuela, ni Cuba, ni Nepal, ni Vietnam, ni Corea del Norte, ni China, ni Palestina, ni el Nuevo Partido Anticapitalista francés. Menos algún filántropo multimillonario, la Agencia Nacional de Inteligencia o el ala izquierda de alguna iglesia.
Las organizaciones que conviven en la Federación tienen raíz marxista revolucionaria, mediambientalista, indigenista, clasista, trotskista, mirista, rodriguista, mapucista, comunista, de activistas de punta de DDHH. Sobre todo es mestiza ideológicamente, y está llena de gentes de buena voluntad y mucha indignación, de sindicalistas de pelea, de pobladores en lucha, de estudiantes lúcidos, de mujeres de armas tomar. No hay cabros chicos, eso sí.
Hasta donde vamos, se han organizado los equipos internos de movilización, formación, finanzas y comunicaciones. Hay emepetistas en el sur, centro y norte de Chile, y cada empeño obra con altos niveles de autonomía, sin perder de vista, claro está, la plataforma de acuerdos mínimos. En Santiago, para variar, se concentra el contingente mayoritario del MPT, y es donde se están explorando iniciativas combinadas. Los chicos de Tambillos, Coquimbo, La Serena y Rancagua no se quedan atrás; ni los de Valdivia y Temuco, y otros sitios en construcción.
DESAFÍOS
Tácticamente, el MPT, con las dificultades que caracterizan el período (la alienación reinante, la fortaleza del bloque en el poder –en cualquiera de sus expresiones-, el conformismo, la resignación, el miedo, las crisis de paradigmas y proyectos históricos, la nostalgia paralizante, la escasez de imaginación, la flojera, las deudas, la miopía política, el egoísmo y sus disfraces, el conservadurismo vestido de tradición, y la tradición revelada en derrota), persigue la construcción de fuerzas sociales anticapitalistas a escala local, regional y nacional, además de explorar iniciales contactos internacionales. Sus tareas actuales están vinculadas a la territorialización y la denominada “basificación” de la Federación , con el fin de que la reunión desde abajo de sus partes logre congregar pueblo sin o con militancia para potenciar luchas desde el denominado “movimiento real”. El MPT quiere colaborar concientemente en la recomposición del movimiento popular, desde su prólogo hasta sus maneras más extendidas, masivas y profundas. ¿Cuánto tiempo toma ello? El tiempo que determine la dinámica concreta de la lucha de clases y la construcción, contemporáneamente, del instrumento político emancipador. Suena grande y general, pero explicar semejante culebrón tomaría muchas páginas y acuerdos aún no asumidos en conjunto.
¿Qué el MPT es una “bolsa de gatos”? Es posible. Es de esperar que la bolsa vaya, racionalmente, adquiriendo forma de esperanza y alternativa, de sudor y futuro, y que se blinde contra tormentas y enemigos. Y los gatos, en general, tienen intenciones bien seriotas y humanas y alegres y estratégicas. Más allá de las distancias que hay que destruir. De hecho, ya existen varias iniciativas de mestizaje político impensables hace 6 meses.
Junto con la territorialización del MPT, urge agigantar la familia tan ancho como lo fijan los principios convenidos, y tan profundo como pueda el talento de la Federación. De lo contrario, ¿Cómo es posible aspirar a la hegemonía? La convicción de mayorías se mantiene a años luz de las sectas, del fetiche de los banderines, del vuelo bajito. Tiene mucho más de generosidad, estatura poliética, mollera atenta, corazones dispuestos y sin precio.
Para los lectores que dudan y luego existen, el MPT no es electoralista ni está contra las elecciones. Cuando sus acuerdos pilares hablan del empleo de todas las formas de lucha –según el período, el estado de las fuerzas, y los dictados del análisis concreto de la realidad concreta- se resuelve democráticamente sobre el ámbito y ya. Si las fuerzas crecen y se organizan desde el pie, la participación en las elecciones burguesas corresponde a un camino auxiliar para los objetivos estratégicos convenidos. De lo contrario, de la dialéctica se pasa al dogma inmóvil, esclerotizado, idealista en el peor de sus sentidos, fundamentalista, incomprensible. La flexibilidad táctica no equivale a hipotecar los objetivos finales. Siempre cautelando la independencia de los intereses de la clase mayoritaria y haciendo oídos sordos al oportunismo y la desesperación. Por ejemplo, en el último ampliado del MPT ganó la opción de “anular con contenido” frente al próximo proceso electoral. Ello no niega que agrupaciones que pertenecen y han hecho enormes aportes a la Federación , por su parte y sin comprometer al conjunto del MPT, se la jueguen por algún candidato al parlamento que no represente los intereses de la minoría que manda. Al respecto, el MPT es un continente político unitario de largo plazo cuya composición y crecimiento no debe verse comprometido por coyunturas de un día. Todavía no estamos al borde de nada, y el MPT no es un partido monolítico super estructurado. La lucha larga y trabajosa por la construcción de la hegemonía de los intereses históricos de los trabajadores y los pueblos es una labor que trasciende las elecciones, todavía más en el actual contexto de correlaciones de fuerza. La paciencia del que cultiva no se desvive por un aguacero.
Finalmente, lo más valioso del MPT, es que ha probado en la práctica que puede destruirse la atomización y la debilidad de las iniciativas basadas en el “cada cual por su cuenta”. Que la unidad política –inicial, a tropezones, no terminada, con disgustos y aciertos- no es propiedad sólo de la burguesía. Y que la unidad política resulta imprescindible para la emancipación de la humanidad, incluso en las peores condiciones de lucha ante una organización de la vida fundada en los privilegios de unos cuantos, la desigualdad abismante, la democracia y la libertad ficticias, las relaciones de dominación y de poder más perfeccionadas y oprobiosas. ¿Qué sentido tendrían las cosas y su curso sino se apuesta todo a cambiar la vida radicalmente?
Andrés Figueroa Cornejo
Septiembre de 2009
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