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sábado, marzo 30, 2019
La Internacional Comunista un siglo más tarde
De momento no parece que el centenario de la Internacional Comunista (IC) o III Internacional, vaya a da a dar a lugar al torrente de artículos, libros y debates suscitado alrededor de los 100 del Octubre de 1917…La idea de cambiar el nombre ya estaba presente entre los bolcheviques y otros, en rechazo por la claudicación de la socialdemocracia histórica ante la ola patriotera y las contradicciones inter-imperialista que dieron lugar al desastre sin paliativos que significó la “Gran Guerra”. De hecho, desde entonces algunos de los principales portavoces de la corriente internacionalista que defendía “la guerra a la guerra”, se hablaba de crear una nueva Internacional, una promesa que se hizo necesidad desde el momento que la revolución de Octubre se justificó como “la ruptura del primer eslabón de la cadena imperialista”. Se trataba de la extrema necesidad de ampliar la revolución sobre todo desde Alemania donde a finales de 1918 estalló la “revolución espartaquista” y una de las propuestas en la que insistía Lenin, era que la dirección de la nueva Internacional se estableciera en Berlín.
La extensión de la revolución era pues una necesidad, y todo indicaba que esta era enteramente posible. No en vano hubo llegó la de la República soviética de Hungría bajo la dirección de Bela Kun con Georgy von Lukács como ministro de Cultura (como lo sería después en el octubre de 1956, pero esta vez contra los tanques rusos), Fue también el tiempo de la República soviética de Baviera que unió a comunistas, socialistas de izquierdas y anarquistas, del Movimiento del 4 de mayo en China, de la huelga general italiana con consejos obreros en 1922, la huelga general de agosto de 1917 y el “bienio bolchevista” en España. Todo ello suponía el inicio para la revolución proletaria mundial a corto plazo, pero con la consolidación del poder soviético y los retrocesos y derrocamientos de las repúblicas y formas de estado obreras, esto se vio afectado, pues afectaba positivamente a la revolución en Rusia, de un proyecto que, tal como se veía, requería un grado mayor de desarrollo de un movimiento revolucionario que se estaba dando un poco por todas partes, por ejemplo con una durísima huelga general en Sudáfrica…que las autoridades cargaron sobre las espaldas de los trabajadores nativos. Una barbaridad sobre la que el SDCP tuvo que realizó una potente autocrítica y un giro estratégico central
Inmerso en un entusiasmo sectario, los partidarios de la llamada “línea de ofensiva” desarrollan en el II Congreso de la IC (1920) las 21 condiciones de adhesión al IC redactada por Amadeo Bordiga, sobre todo en relación a los socialistas y los sindicatos reformistas a los que se ven como un obstáculo a la revolución t como instrumentos sometidos a serias contradicciones como sí veía Rosa Luxemburg, tan como comprometida como Karl Liebknecht y Leo Jogiches en el proyecto. En realidad fueron expuestas para una estrategia revolucionaria a corto plazo en Moscú, pero en Occidente se tomó en el contexto de estrategia defensiva a medio-largo plazo que se vislumbró como un fracaso dado que, ante todo, la reacción se había preparado a conciencia y creado sus instrumentos preventivos, el más importante de todos fue el fascismo. Esto se vio influenciado por la derrota del Ejército Rojo en Varsovia, pues paró la ofensiva expansionista de la revolución, después de la I Guerra Mundial. Solo en Rusia hay victoria de la lucha ofensiva, pues en el resto el proletariado es derrotado. La victoria del Ejército rojo además acaba dejando al país en el abismo económico, y con el sacrificio de la élite obrera revolucionaria que se había impuesto en mar campesino, en un país impregnado de una profunda tradición de incultura, de burocracia y oscurantismo.
Para hacer frente al Colonialismo, la III Internacional debería apoyar los levantamientos coloniales, según lo que se expuso en las 21 condiciones, se convoca una Congreso de los pueblos de Oriente en Bakú, en 1920, pues según ellos, las colonias tenían derecho a la revuelta y a la separación de la metrópoli que los lectores podrán rememorar por las escenas ofrecidas en la película “Reds” (Warren Beatty, 1980), aunque en esta no se apreciaban en absoluto sus enormes consecuencias en la creación de partidos en lo que se vino a llamar “Tercer Mundo”.
En el III Congreso de la IC (1921) se reconoce que el contexto para la revolución proletaria es desfavorable, por lo que deciden que hay algunas cosas que cambiar, como la estructura de los Partidos Comunistas, la relación de estos con otros partidos no comunistas. Es el momento en el que Lenin redacta su libro sobre el infantilismo y la impaciencia revolucionaria, y Trotsky codifica la política de frente único que supone el aporte más elaborado de la estrategia de la Internacional. Aparece la idea del “Frente Único Proletario”, una masa de obreros, de cualquier ideología, incluso de las anteriores Internacionales, que deben estar disponibles para cuando se presente la lucha contra el capitalismo. Esto se vio reflejado en la Conferencia de Berlín de 1922, donde estuvieron presentes delegados de la II Internacional, de la II Internacional 1/2 y de la III Internacional.
En el IV Congreso de la IC (1922) se iba a precisar la táctica del frente único, pero no quiere unirse a los socialistas, y se crea una suerte de “instituto” de elaboración teórica y estratégica que se planificaba como una manera de reforzamiento de las diversas secciones. En Alemania, los acontecimientos de 1923 fueron intentos de insurrección comunista en varios puntos de Europa, los cuales fracasan, pues da pie a los extremistas de derecha e izquierda a la tentativa de tomar el poder, a través de la manifestación de la unidad internacional del proletariado contra el sistema de Versalles. Esto termina con la represión y prohibición de varios partidos comunistas europeos, pues el frente único se había convertido en un arma, en vez de ser una resistencia proletaria a la contraofensiva burguesa que en la Alemania de la República de Weimar comienzan a cobrar unos rasgos perturbadores. Como diría Clara Zetkin, será la ausencia de revolución la que reforzará la opción fascista en numerosos países. Finalmente, el Congreso de fundación de la Internacional Socialista de 1923 en Hamburgo, en él se une la II Internacional (reconstituida) con la Unión de Partidos Socialistas para la Acción Internacional (II Internacional 1/2), supone la consolidación del cisma entre socialismo y comunismo, pues proponen soluciones distintas a los problemas internacionales. Mientras los primeros miran hacia los EEUU, los segundo lo hacen hacia Moscú defendido por movimientos internacionales que hacen que el imperialismo desista (1929) de cualquier proyecto de ocupación del territorio soviética, proyecto que acabará haciendo suyo el nazismo triunfante.
Todo cambia
Con el V Congreso de la IC (1924), se pone en marcha la llamada bolchevización de la IC, para adoptar el modelo de organización del Partido Comunista Soviético. Pero el socialismo critica el régimen político interno de la República de los Soviets, la mala relación de los socialistas con los comunistas en Rusia donde son perseguidos, y no están dispuestos a esperar una guerra para llevar a cabo sus ideales. Aunque si está de acuerdo con las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, para el beneficio del pueblo (se crean las “asociaciones” de “los Amigos de la URSS”), aunque tras “el último combate de
I. Lenin, en enero de 1924, Stalin que había sentido como la tierra temblaba bajo sus pies, se consolida como el persone mejor situado en una lucha por la sucesión, que en un principio se establece mediante una alianza entre éste (al que casi nadie conoce) con Zinóviev, Kamémev, y desde fuera por Bujarin, todos ellos autoproclamados “leninistas” en contra de Trotsky que asume el liderazgo de la Oposición de Izquierdas bajo la bandera del restablecimiento de las libertades del internacionalismo. Esto supuso problemas en el seno del Komintern, con el triunvirato, pues se elimino a los de izquierda y a los de derecha, pues solo buscaban la oposición trotskista, pero el fracaso del triunvirato entre 1925-1926, supuso la separación de Zinóviev de Stalin, y se unió a Stalin, por lo que ahora solo buscaban la oposición a ambos.
Después de que Trotsky acusara por primera de “utilizar “su” Komintern para maniobrar en la huelga general británica de 1926-1927 (la única en la historia del país, con creación de comité cobreros…Ocurre el golpe de Estado militar de Chang Kai-chek en Shanghai en 1927 se puso fin a la política colaboracionista entre el nacionalismo y el comunismo, pues esto llevó a la ruptura definitiva en el Partido Comunista Ruso, entre Stalin y Trotsky. El primero apoyaba la idea del socialismo en un solo país, junto con la burocracia del partido y del Estado soviético; mientras que el segundo apoyaba la idea de la revolución permanente junto con al proletariado mundial. Pero esta oposición desapreció en 1927, con el exilio de Trotsky, el suicidio de A. A. Joffe (trotskista) y la “solución final” aplicada a los “trotskistas”, un concepto que se aplicó de la manera más arbitraria,…
En el VI Congreso de la IC (1928) se pone de manifiesto la grave crisis económica, que creen que será favorable para la revolución proletaria, pero también aparece la amenaza imperialista en la Republica de los Soviets. En este congreso se definen las obligaciones del proletariado respecto a esa coyuntura. Se pone de manifiesto la división del mundo en dos, la primera es el mundo capitalista, la segunda la URSS y el proletariado internacional y las colonias oprimidas. Ellos consideran tres tipos posibles de guerra, entre Estados imperialistas, contrarrevolución imperialista contra estados proletarios y guerras nacionales-revolucionarias en las colonias contra las metrópolis. La IC se decanta por el mantenimiento de la paz y por la expansión de la revolución proletaria. En este contexto aparece la idea de la lucha de clase contra clase, que se proponía la confrontación entre obreros socialdemócratas contras los líderes socialdemócratas, es una doctrina de izquierdas, que buscaba tácticas drásticas en los partidos comunistas, para llevar a cabo la confrontación social. Esto se dio en Francia con las elecciones de 1928 y en Alemania con las huelgas debidas las consecuencias de la crisis de Wall Street de 1929, esto la llevó a la polarización política, pues se aumento el nazismo y el comunismo.
Esto condujo a tres conclusiones tomadas en el Partido Comunista Alemán y la IC:
-La grave crisis económica de 1929 que abrió las puertas a nuevas crisis sociales, y a una revalorización de la URSS como un sistema estable, una idealización “necesaria” que no se correspondía con la verdad de una burocracia torpe y arbitraria que Stalin domina mediante el “gran terror”.
-Luchar por instaurar una presenta “dictadura del proletariado”, teniendo en cuenta que el bloque contrario era ya considerado como fascistas, es cuando en 1931 la República es recibida con un “!Abajo la República burguesa¡”, y un “!Viva a los soviets¡”, una política responsable de la trágica derrota del proletariado alemán y del ascenso del nazismo..
Después de un desconcierto inicial, de la seducción de los métodos htlerianos para liquidar su propia oposición (Romm), se opera un giro de 180º en base al cual el peligro del fascismo pueden unirse a cualquier precio a las potencias imperialistas liberales y a la izquierda liberal en oposición a cualquier tentativa revolucionaria. Se trata de la adecuación de las premisas teóricas del VII Congreso de la IC (1935) a la política de frentes populares, que se encaja en la política de “apaciguamiento”. En este contexto aparecen los movimientos llamados trotskistas como el POUM que rechazaban la política de los frentes populares, pues veían la posibilidad de la revolución mundial, pero los opositores al trotskismo reconocían totalmente los Congresos de la IC. En este VII Congreso se pone de manifiesto los pacto de no agresión firmados por la Unión Soviética con otros países cercanos. Cuando la II Guerra Mundial comienza, la IC vuelve a su estrategia anterior, pues los frentes populares han fracasado incluso en su política de cointención.
La III Internacional o IC no puede hacer frente a los problemas mencionados con anterioridad, y decide disolverse el 15 de mayo de 1943, dando así la dirección del movimiento obrero a las diferentes secciones de la IC. Esto se publico en una declaración que fue anunciada por los diferente Partidos Comunistas Europeos. En resumen, el Komintern nacido para poner al día la revolución internacional acabará como un componente molesto para los planes de Stalin tras la victoria de Stalingrado, y el vuelco que esto significa en el curso de una guerra mundial que deja a la primera como una mera introducción. Un desastre que opone a los malos contra los peores, y que concluye inicialmente con el “empate” de las conquistas del llamado “Estado del Beinestar.
Una historia compleja sobre la que resulta tan importante debatir como lo fue sobre el destino de Octubre en un tiempo en el que la izquierda militante comienza de nuevo a cobrar pulso.
Pepe Gutiérrez-Álvarez
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