En decenas de ciudades, millones de personas festejaron el Carnaval al tiempo que cantaron y gritaron en repudio al presidente ultraderechista y racista.
Cientos de videos circularon en las redes sociales con grabaciones de comparsas de calle en todo el país donde la gente se expresaba contra el gobierno de Bolsonaro, concentrados en Brasilia, San Pablo, Teresina, Recife, Salvador, Belo Horizonte, Goiânia Manaus, Fortaleza, Rio de Janeiro y Belém de Pará.
En el mítico desfile de Rio de Janeiro, la "escola do samba" Mangueira contó, con sus colores verde y rosa, la historia de Brasil con el grito de los que dieron su sangre y sudor. Recordaron la revuelta de los "Malês", un levantamiento de esclavos en Salvador de Bahía en la noche de enero de 1935. Recuperó la figura de Luísa Mahin, una esclava de origen africano que participó de revueltas y levantamientos en la Bahía a principios del siglo XIX. Mangueira recordó también a Marielle Franco, la concejala de izquierda asesinada en Rio de Janeiro poco después de que el entonces presidente golpista Michel Temer le entregara el control de la ciudad al Ejército.
Ya el año pasado, la escola Tuiuti realizó un histórico desfile que asoció la esclavitud del pasado y del presente. Esto muestra que el Carnaval de Brasil vuelve a tener fuerte presencia política.
Las letras, el vestuario y todo el rescate histórico de Mangueira emocionó a los que estaban en la Avenida Marques de Sapucaí, donde se realiza el desfile en Rio de Janeiro. Los gritos de repudio al gobierno de Bolsonaro entusiasmó a los que estaban en las calles o que lo seguían por las redes sociales. En un momento en el que Bolsonaro promete terminar con las jubilaciones, el Carnaval brasileño muestra que hay mucha energía y repudio calentando los corazones del pueblo negro, de las mujeres, de los trabajadores y de la juventud.
El estado de pasividad que predomina entre las masas trabajadoras y populares durante estos primeros meses del gobierno de Bolsonaro no se debe malinterpretar: la ya enorme politización sigue creciendo y el descontento con los planes del gobierno tenderán a destaparse en la medida que intente poner en práctica su programa reaccionario de quita de más derechos y conquistas de los trabajadores y del pueblo pobre.
Estos gritos de repudio directo de las calles en el Carnaval no son por nada: muestran que “por primera vez en la historia del país un presidente en los comienzos de su mandato es abucheado en el carnaval”, según expresó el analista político brasileño Alberto Carlos Almeida en su cuenta de Twitter.
El gobierno de Bolsonaro es continuidad del golpe institucional allanado por el propio PT a través de su histórico proyecto de conciliar con los sectores capitalistas más sucios del régimen instaurado después de la dictadura. Con tantos ataques a los trabajadores brasileños, ¿cuánta energía, cuánto ánimo y disposición de lucha se destaparían si las centrales sindicales saliesen de su profunda parálisis y llamasen a los trabajadores a organizarse a través de un plan de lucha concreto contra la reforma previsional?
La fuerza del pueblo negro se haría sentir por todos los poros del país, en lugar de esta pasividad impuesta por la burocracia sindical, y sería un impulso para la unidad de las filas obreras, para la lucha del conjunto de los trabajadores contra el gobierno y contra los que dan la espalda a sus intereses.
El Carnaval es la expresión de los deseos del pueblo. Es expresión de la resistencia cultural de las masas. En una situación de enorme ofensiva contra los trabajadores y el pueblo pobre, no podría ser distinto. La calle es donde pulsan las aspiraciones y el repudio de los trabajadores. Una vez más, ahora en pleno Carnaval, el papel principal fue para un importante sector de las masas oprimidas y explotadas que aprovechó la oportunidad para repudiar a este gobierno entreguista, reaccionario, racista y abiertamente anti obrero.
Redacción Esquerda Diário
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