Ya son 24 los muertos
Los incendios que azotan a Los Ángeles desde hace una semana ya dejaron 24 muertos, 150 mil evacuados y 12 mil estructuras destruidas, y se teme que la cifra de víctimas fatales y lugares dañados pueda ser aún mucho mayor, ya que hay varios focos ígneos que aún no han sido contenidos, y a su vez, los fuertes vientos tienden a diseminar las brasas hacia nuevas regiones, y con ellas la estela de destrucción.
En medio de este escenario dramático, crecen a cada momento los cuestionamientos ante la respuesta deficiente de las autoridades locales y del estado de California, que están ambas en manos del Partido Demócrata. Por su parte, el presidente electo Donald Trump se valió de esta circunstancia para lanzar algunas fake news y un ataque oportunista al gobernador californiano, Gavin Newson, acusándolo de incompetente.
Los motivos
Hasta el momento, no están del todo claras y son motivo de investigación las razones del origen de los seis focos de incendio que golpean la periferia de Los Ángeles desde el martes pasado, incluyendo a las colinas de Hollywood y las mansiones de numerosos artistas de renombre. En términos generales, puede decirse que los últimos ocho meses de sequía, en zonas con gran cantidad de árboles, habían creado las condiciones para que cualquier incidente desatara la desgracia. Y que los fuertes vientos hicieron el resto. California tiene habitualmente temporadas de incendios, aunque pocas veces de esta envergadura.
En términos particulares, se estima que uno de los focos (el de Hurst) podría haber sido causado por la caída de una línea eléctrica y la falla de una torre de la compañía Southern California Edision. A su vez, el Washington Post informó que el de Palisades podría ser la reactivación de un incendio previo, debido al uso de pirotecnia durante las fiestas de fin de año. Pero tampoco se descartan incendios de carácter intencional.
Las respuestas
Lo que sí resulta más claro son las falencias en la respuesta de las autoridades frente a este fenómeno. El propio gobernador Newson debió anunciar una investigación para dilucidar los problemas en el sistema de distribución de aguas, que privó a los bomberos de un recurso vital. Y, lo que es aún más contundente, la jefa de bomberos de Los Ángeles, Kristin Krowley, denunció que un recorte presupuestario de 17 millones de dólares en su área afectó las actuales tareas de emergencia, con más de 100 aparatos fuera de servicio y recorte de personal (El País, 10/1). Los socorristas, a su vez, están sometidos a un trabajo extenuante, según voceros del sindicato, con jornadas de entre 24 y 48 horas consecutivas, y su envío a las zonas en desgracia después de cumplir jornadas igualmente extensas (ídem).
La escasez de agua y de personal especializado contribuyó a agravar el desastre. Y la administración de California, en este contexto de recortes, recurre para las mismas tareas a más de 800 detenidos (ídem), aprovechando una norma (la 13° enmienda de la Constitución) que permite el trabajo forzado de los reos. Aunque estos reciben una paga, se los empuja a tareas de alto riesgo para las que no están calificados. Esto en la nación que presume ser la vanguardia del mundo libre.
El otro aspecto realmente escandaloso de la crisis es que las compañías de seguro se dedicaron a cancelar pólizas en las vísperas de los incendios. “State Farm, el asegurador inmobiliario más grande de California, revocó 72.000 antes del verano, 30.000 de las cuales correspondían a viviendas. En Pacific Palisades, una de las áreas más afectadas, esta empresa sola canceló 1.626 pólizas” (La Nación, 14/1).
Los incendios de Los Ángeles, en definitiva, repiten un patrón habitual de estos tiempos: desastres naturales que se potencian debido al cambio climático, unidos a una gestión estatal negligente y un juego de rapiña de las corporaciones capitalistas.
Gustavo Montenegro
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