La llamada ´minería de riesgo´, en minas abandonadas, es practicada por miles de desempleados que pasan meses bajo tierra buscando sustento. Se calcula que el 32 % de la población sudafricana está desempleada y un 63 % de ella vive en la pobreza. Esto es lo que empuja a sectores cada vez más amplios a aceptar trabajar de manera “autónoma” en las minas abandonadas, muchas veces regentadas por bandas criminales que se llevan el grueso de la ganancia. Según el propio gobierno, la minería ilegal representa un negocio de aproximadamente 3 mil millones de dólares al año. Se calcula que en el país existen más de 6.000 minas abandonadas.
El gobierno sudafricano, presidido por Cyril Ramaphosa del Congreso Nacional Africano (ANC), ha defendido el accionar policial. Sin embargo, debe responder por las 87 muertes. La mina, de 2,5 km de extensión, es un verdadero laberinto. La actividad de rescate fue catalogada como muy peligrosa, pero ningún agente del gobierno quiso bajar a la mina. Todo el operativo, conducido por dos voluntarios, fue un esfuerzo titánico, usando solo una jaula con capacidad para no más de 10 personas, para salvar a todos los sobrevivientes que fuera posible.
Joaquín Antúnez
18/01/2025
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